Narra Andrés: Olivia me mira sin decir media palabra tras escuchar todo lo que le he dicho, mientras el mar nos vaya a los dos. El cielo se ha nublado un poco, lo que agradezco, porque el sol puede ser implacable. Sin embargo, su mutismo me preocupa, porque necesito escuchar de su boca que me perdona y que las cosas están bien entre nosotros, pero no dice nada. Se limita a jugar con el agua y su mirada oculta detrás de sus lentes de sol, hace que sea aún más difícil saber qué piensa.Le echo un vistazo a Elizabeth, quien todavía juega en la arena. Todavía no se ha percatado que estoy aquí, y prefiero que sea así, en caso de que Olivia decida que me baña. Nervioso y sin esperar ya más, rompo el silencio.—¿Y bien? ¿Vas a decir algo o nos quedaremos así todo el día?—¿Qué quieres que te diga, Andrés? —pregunta, enarcando una ceja.—Que me perdonas. Que estamos bien. Que entiendes que esto ha sido una treta de Fátima para cumplir su objetivo, pero que no le daremos ese gusto.—Quizás sí
Narra Olivia: Elizabeth ronca suavemente desde su cama cuando me acerco a darle un beso de buenas noches. Está rosadita por todo el sol que tomó en la playa y el juego con las olas y las trasnochadas la han dejado totalmente exhausta. Con una sonrisa, salgo de la habitación sin hacer ruido para no despertarla. En la sala, Andrés me espera con una sonrisa.Son las nueve, pero me siento con mucha energía y por lo visto él también, porque se levanta de la cama y me tiende la mano, con una mirada pícara.—¿A dónde vamos? —pregunto sorprendida, porque creí que nos quedaríamos aquí, haciendo de las nuestras.—A un lugar especial.—¿Pero y Eli? —vuelvo a preguntar angustiada.—He contratado a una niñera del hotel, está afuera en el pasillo, andando.Tira de mi mano y solo me da tiempo a tomar mi bolso de mano, que estoy segura que tiene las llaves adentro. Afuera, una chica joven, de algunos veinte o menos, nos espera y Andrés, que es quien tiene la voz cantante, la invita a pasar, avisándo
Narra Olivia: Son las tres y cinco de la tarde cuando llamo al timbre de la casa de Kari y Elizabeth ya está saltando de alegría por volver a ver a Arturo, el pequeño galán asiático hijo de mi mejor amiga, de quien se ha hecho amiga desde que se conocieron. Kari y yo casi no nos hemos visto en las últimas semanas porque con mi ascenso y la llegada de mi sobrina a mi vida, más lo demandante de Andrés, me he ocupado drásticamente, aunque siempre hablamos por teléfono y nos mantenemos en contacto a pesar de todo.Hoy es la fiesta del cumpleaños número cinco de Arturito y ella, aprovechando que era día feriado, le ha realizado un pequeño festejo al que nos han invitado a Eli y a mí. Al abrir la puerta, mi sobrina salta a mi lado, más contenta que una liebre.—¡Hola, tía Kari! —saluda y se manda corriendo al interior de la casa, para llegar al patio donde está el castillo inflable y los otros niños.—¡Elizabeth Báez! —le reprocho, pero ella no me escucha, ya demasiado entretenida con los
Narra Olivia: El regreso a las labores comunes transcurre sin ton ni son. Tras un fin de semana de playa y seguido del cumpleaños, el martes tanto Eli como yo, volvemos a nuestra rutina habitual de trabajo y escuela. Para mi buena suerte, tengo un montón de trabajo que debo realizar, lo que me mantendrá ocupada todo el día y eso evitará que tenga que lidiar con los empleados de la oficina quienes, al enterarse por boca de Julio que soy la novia de Andrés, ahora me miran con otros ojos. No quiero ni imaginarme lo que dirán al enterarse que voy a casarme con él, por eso, antes de bajarme del auto en el estacionamiento del edificio de OffShore, me aseguro de meter el anillo de compromiso en un bolsillo de mi pantalón. Todavía no estoy lista para ser enfrentada por todos, así que lo mejor es mantenerlo en privado, mientras pueda.Es temprano cuando llego y como de costumbre, Andrés ha salido antes de casa porque suele encontrarse con los promotores a inicios de la semana para tener un de
Narra Olivia: Su sonrisa desaparece rápidamente al darse cuenta de que no estoy de ánimos para bromas, por lo que baja los pies de mi escritorio de inmediato y se levanta para plantarme cara. Dejo la taza sobre la mesa, ya sin el más mínimo interés en el café. Me quito la chaqueta, muy molesta, y estoy que me pinchan y no sangro. De verdad que el atrevimiento de Fátima no conoce límites y, aunque no puedo culparlo a él por la conducta de ella, no puedo disimular el enfado. —¿Qué sucede, cariño? Estás muy alterada —dice, sorprendido por mi actitud y yo procedo a desahogarme.—Pasa que, tu ex se ha plantado aquí hace un minuto con la intención de venir a confirmar si eran ciertos o no los rumores de que me habías pedido matrimonio —suelto la sopa y él me mira como si me hubiera salido una segunda cabeza.—¿Fátima, aquí?—Como lo oyes. Y no sólo eso… Para colmo ahora es novia de tu amiguito Julio, ese que tiene mucho por aclarar de acuerdo a lo que dicen los libros de Costa Bella.Su
Narra Andrés:Alguien dijo una vez que lo peor de la traición es que siempre viene de un amigo y hoy no deja de sorprenderme lo triste que se siente saber que la persona en quien más confiaba, ha sido la misma que me ha enterrado el cuchillo en la espalda y ahora es esa a quien tengo que despedir. Con el expediente en la mano, releo una y otra vez los apuntes que Olivia amablemente anotó, y que, en cada uno deja en evidencia lo tramposo que fue Julio y las violaciones que cometió durante su gestión.Me pregunto en qué estaba pensando cuando lo hizo y, peor que eso, la razón para hacerla. Él y yo fuimos compañeros de dormitorio en el campus. Hicimos juntos la pasantía de administración y mi padre, por amor a nuestra amistad, decidió darle la oportunidad de trabajar en su empresa, sin ningún tipo de experiencia. Fue así como se convirtió en el empresario emprendedor que es hoy, pero la bilis se me revuelve al comprobar que su éxito fue con trampas y que todo lo que tiene lo hizo tras ex
Narra Olivia: Estoy arreglando la compra cuando mi teléfono suena sobre la barra del desayunador y corro a ver de quién se trata, aunque sé que solo hay dos opciones: Karina, o Andrés. Por supuesto, es este último y sonrío antes de contestar.—Hola, guapo. ¿Ya estás en casa?—Hola, preciosa. Aún no llego, estaba en el gimnasio, pero estoy cerca de casa. ¿Sabes que tú y yo tenemos algo pendiente?Me quedo pensando a ver de qué se trata, que yo sepa, lo último que hablamos fue del tema de Julio y según me dijo Ruth, las cosas no terminaron nada bien. Luego de eso, me fui a buscar a Eli y luego pasé a comprar algunos comestibles. En mi mente no hay nada que me diga que él y yo teníamos planes.—¿Ah sí? ¿Y qué pendiente es ese? —pregunto, mientras guardo las frutas en el refri.A lo lejos escucho a Eli jugar en su habitación.—Mi padre se ha enterado de nuestro compromiso y nos ha invitado a cenar esta noche. Dice que quiere disculparse contigo y que le gustaría celebrar con nosotros. M
Narra Olivia: Siempre tuve miedo de enamorarme porque sabía el riesgo que corría al hacerlo. Desde mi juventud, aprendí a crear murallas, porque la gente generalmente, lo único que sabe hacer es herir y lastimar. Cuando se ha perdido tanto, como lo he hecho yo, lo mejor sería mantener bien altas las barreras y no dejar a nadie pasar, porque, una vez dentro, pueden hacer con tu corazón como les venga en gana.—Lo sabías, lo sabías, Olivia, pero no hiciste caso a tu cerebro —me recrimino a mí misma en el espejo, mientras cepillo mi cabello el pelo en un mar de lágrimas que no puedo contener.Sabía que debía no enamorarme, que lo mejor era mantener las cosas casuales y dejar que el agua corriera, pero no. Tuve que caer en sus redes para terminar como estoy ahora: enamorada y con el corazón roto. Todavía las palabras me duelen en lo más profundo de mi alma y aunque quiera, no las puedo olvidar. Andrés, el mismo sujeto que me ha hecho cientos de promesas de amor, no ha dudado ni un segund