—No responde, Antonio —enojado y angustiado, así era cómo se sentía Alejandro, al ver que estaba perdiendo terreno con Dannia.—Juro que no planeé nada, Alejandro, no fue mi intención, yo no pensé que tu madre se aparecería así de pronto y mucho menos con esa mujer.—Eso ahora no me interesa, necesito saber de mi madre o de Linda, me interesa Dannia, ella me interesa —enfatizó con su mano, mientras caminaba por su oficina.—Debe estar donde su padre, ve y búscala allí, Alejandro —sugirió Antonio, aun culpable de lo que sucedió en el bar.Sin pensarlo, salió de la clínica a por su auto, necesitaba encontrar a Dannia y hablar con ella, para solucionar este altercado.Conducía por la ruta principal mirando a ambos lados, tratando de dar con ella, y cómo si fuera el destino o un golpe de suerte, logró visualizarla sentada en un parque.Buscó dónde estacionarse y bajó de prisa, con cautela se acercó a ella y se sentó a su lado. Dannia permanecía con su mirada firme en la pequeña cascada qu
—¿Dónde estabas? —cuestionó Alejandro preocupado y alterado por no tener noticias de ella durante el día.—Buscando empleo, ¿qué más? —respondió yendo directo a su habitación,—Tienes un empleo, Dannia, puedes ejercerlo desde la casa si quieres, intento meterte en mi mundo, pero te resistes.—En que no quiero entrar a tu mundo Alejandro, no quiero nada que venga de ti, ¿es que acaso no lo comprendes? —le gritó con furia —deja de molestarme Alejandro.—No, no lo comprendo, ¿cómo puedes tener un cambio así?—Piense señor Millares, ah, gracias por dejarme sin trabajo, que grande es tu apellido —se acercó a él despacio de forma intimidante, causando nada en Alejandro.—¿De qué hablas Dannia? no comprendo —contestó sin inmutarse—¿De qué hablo? ¿lo dices en serio? Fui por toda la ciudad buscando trabajo y ¿sabes qué dijeron? Lo siento, el señor Millares nos ha dado malas referencias de ti, ¿lo entiendes ahora?Se giró sin darle tiempo a decir nada, su paciencia duraba poco y su enojo dura
—Solo por hoy sé la Dannia que le gustaba saltar y reír por todo, por favor, Dannia, no quiero discutir, no quiero enojarme, solo quiero estar en paz contigo y disfrutar del día, ¿puedes hacerlo? te lo ruego Dannia, por favor.—Está bien Alejandro, está bien —dijo dejando de su orgullo —¿Por qué quisiste estudiar medicina?Una escasa sonrisa se formó en la boca de Alejandro, con su mano tomando la de Dannia y las entrelazó, fueron por un helado y en las banquetas se sentaron a disgustarlo.—Enfermé una vez —comentó él —mi abuelo me llevó al médico y estando allí, conocí a un niño con una enfermedad la cual no tenía cura, sus padres eran muy pobres y lloraban por no poder pagar el costo del hospital y sus medicinas, decidí que estudiaría para tener mis propios centros médicos y ayudar a las personas, y es lo que he hecho desde entonces.Esa respuesta hizo que a Dannia se le estremeciera el corazón, sabía que en la clínica se atendía casos de personas con problemas económicos no importa
Tenían dos días sin tener contacto alguno, Alejandro salía por la mañana y Dannia esperaba escucharlo marchar, para salir de su habitación; al tercer día, Alejandro obstinado por la actitud de Dannia, decidió quedarse en casa, a la espera que ella apareciera, así, aunque tuviese que esperar por horas.Alejandro estaba comiendo sus cereales, cuando Dannia apreció bajando las escaleras, al verlo hizo una mueca de desagrado al creer que él se había marchado.—¿No vas a comer? —preguntó Alejandro muy divertido al escuchar el estómago de Dannia rugir.Se tragó su orgullo y se sentó a comer los cereales que Alejandro le preparó, no podía creer que su estomago la traicionara de esa forma y más le molestaba ver la sonrisa de satisfacción que tenía en su hermosa cara.De pronto su sonrisa cambió cuando miró el labio golpeado de Dannia, se levantó de prisa y la haló hacía él, tocó su boca con suavidad mientras fruncía su ceño.—¿Qué te sucedió? —preguntó de manera brusca, deseando saber la resp
—¿Dannia que es todo esto? ¿quién publicó todo esto?Alejandro se acercó corriendo con su celular en las manos a donde Dannia estaba sentada, era una cuantiosa lista de las múltiples infidelidades de Clara y Jorge, siendo más impresionante la lista de Jorge, donde figuraba el nombre de una mujer a la que Dannia ignoró, su madre.—Esto, ¿fuiste tú? ¿tú fuiste la de esto? —preguntó él abatido.Tomó su celular y había un hermoso título que decía “Las infidelidades en casa de los Millares”—¿Qué tiene que ver esto conmigo? —preguntó con sarcasmo.—Nadie sabía de esto, ¿pagaste para que esto saliera a la luz? —cuestionó a la espera que no fuera cierto.—Tal vez, no lo sé.Alejandro pasó sus manos peinando su cabellera, sin poder creer que Dannia hiciera tal cosa.—¡Maldición! ¿qué pasa por tu cabeza? Dannia, me hablaste de hace pagar a Bruno, no exponerme a mí de esa forma.Comenzó a caminar desesperado por el jardín, pensando en la manera en que podía solucionar lo que Dannia había hecho,
Cuando despertó estaba abrazada a Alejandro, y este dormía como un bebé, recordaba la escena del día anterior, no podía creer que había tenido sexo con él solo por demostrarle qué, era una buena amante, tal vez mejor que Linda o cualquier mujer que a su vida hubiese pasado; lo que era más extraño, era que no sentía feliz de lo que había pasado.Creyó que después de aquel desconocido, no volvería a sentir algo igual, pero Alejandro se había encargado de borrar ese pensamiento, pues, lo que despertó en su cuerpo fue mucho mejor. Su cuerpo estaba colapsado ante él, estaba segura que de pedírselo o tan solo tocarle, este hombre volvería a ser suyo y no pondría objeción.Y es que tan solo las caricias y los besos que él dejó en su cuerpo la hacía lubricar en forma excesiva, lo que la hacía preguntar, ¿con las demás fue así?Con esa pregunta, se levantó y tomó un baño, bajó por unos cereales y se sentó allí pensando en cada cosa que había pasado, Alejandro bajo poco después y estaba más son
Alejandro más tranquilo, regresó a casa por la mañana, dio algunas vueltas por la casa en busca del perrito que por la noche le trajo a Dannia para que no estuviera sola. Subió a su habitación y allí se encontró a Dannia con Happy durmiendo, por lo que sonrió y bajó a desayunar.Los lamidos de Happy la despertaron, comenzó a reír por el cosquilleo que sentía, lo detuvo y lo arrebató a besos —vamos a desayunar Happy —bajaron a la cocina y su sorpresa fue ver a Alejandro allí en el desayunador, con total.—Pensé que no vendrías a dormir ¿a qué hora llegaste? —preguntó acercándose a él, mirándolo con su frente fruncida.—Recién llego —respondió él, haciendo un movimiento de cabeza para mirar al perro que estaba a su lado.—Yo... lo encontré en una canasta, posiblemente entró por alguna abertura o no sé, pero quisiera quedármelo, ¿puedo?Alejandro apartó la mirada de Happy y la posó en su tazón de cereales.—Ya está aquí, no es como que pueda decir que no, está bonito, puedes dejártelo.E
Tantas cosas habían pasado que Alejandro no sabía cómo había salido ileso de cada una de ellas, tenía a sus padres pujando para que dejara a Dannia, ahora, gracias a ese beso, estaba Clara desprestigiando la moral de Dannia, moral que ella había perdido hacía muchos años atrás, igual que Jorge e incluso Sofía.—Lo hacemos porque te amamos hijo, deberías estar feliz que te prestemos atención.Alejandro soltó la risa ante la clásica frase de su madre, todo era por amor a él, amor que ponía en duda desde que tenía memoria.—¿Escuchas lo tonto que suena tus palabras madre? ¿Hasta ahora es que me han prestado atención? estás de broma, ¿no? Es que, de verdad que no puedo creer lo que me estás diciendo.—No malinterpretes mis palabras, me preocupo por ti hijo —resaltó, tocándose su corazón como si fuera un mimo.—No es necesario, como ya es sabido, no lo necesito, ya no, el tiempo de preocuparse por su hijo pasó hace mucho tiempo, así que puedes ahorrarte toda esta charla y déjanos tranquilo