Dante estaba desesperado y lleno de dolor, confundido y frustrado ¿Acaso la vida quería que se

volviera loco? Por que estaba haciendo un gran trabajo.

En el despacho de su abuelo el gran Carlos Villanueva, se veían todos los logros que más valoraba

su abuelo, y él estaba por donde volteara, realmente era el ancla que lo mantenía firme, ¿qué

debería hacer ahora?

Lo estaba obligando a tomar las decisiones que él creía correctas, pero desconocía lo principal,

que Emilia no lo quería y él no rompería con ninguna relación.

— Límites, Dante mantén tus límites. — Se recordaba una y otra vez.

Después de servirse un trago y sentarse en el sillón del patriarca, el corazón le palpitaba de

manera acelerada, patriarca ahora él lo era ¿de qué? Si era solo él y nadie más.

— Abuelo, no debiste irte tan pronto.

Miró con incertidumbre el sobre que tenía sobre la mesa, debía empezar lo antes posible con eso,

sin retrasarlo más, abrió la carta decidido a conocer eso que tanto que su abuelo deseaba q