(Punto de vista de Derek)

Llegué a Ravenswood por un favor de un amigo. Específicamente, un amigo muy poderoso y rico. Estaba abriendo un nuevo gimnasio, y él creía que mientras más celebridades vinieran al gimnasio para los pre-eventos y la gran inauguración, sería mejor.

Me encanta el dinero, el poder y la fama, y este amigo no era alguien a quien pudieras decirle que "no" sin una excusa válida, así que, por supuesto, acepté asistir.

Pero ahora que lo pienso, ojalá me hubiera contagiado la gripe. O de varicela. O de migraña. Los hombres lobo adultos no suelen tener ninguna de esas cosas, pero ojalá hubiera dicho que tenía una de ellas. Mi amigo no sabe que soy un hombre lobo, y fingir una enfermedad me habría ahorrado la pena de todo lo que me había pasado cuando llegué.

Mis problemas empezaron cuando entré al Salón de la Luna Azul en mi primera noche en Ravenswood. De inmediato me llegó un olor intenso a galletas azucaradas y chocolate, que no suelen ser olores comunes en un