Me sentía impotente, quería gritarle cuán malo era por recurrir a estas medidas, pero estoy segura de que lo sabía y disfrutaba que le dijeran ello. Por eso, no iba a recalcar lo obvio e iba a intentar mantenerme calmada. No por hacer más fáciles las cosas para él, sino, por mi bebé. Porque, aunque mi bebé tenga relación con estás personas, no debo llenarlo de emociones y pensamientos sobre cuan malos son ellos. Ni mucho menos, perturbarlo y correr el riesgo de perderlo. Ya he tenido dos riesgos, un tercero es innecesario. ‘Piensa en algo, Kim. Debes persuadirlo de no matarte. Salir de este lugar, será difícil, pero si vives más tiempo, tendrás esperanza.’ Me digo mentalmente— Lo que hace no es justo ni nadie sale beneficiado. Mucho menos, mi bebé. — comento intentando hacerlo entrar en razón.— ¿Por qué lo dices? — No tendrá una madre que lo quiera.— No necesita eso. Yo no necesité a mis padres. Mi abuelo me instruyó y eso me ayudó a ser quien soy, sin puntos de quiebres, ni débi
Un mes después Narrador Omnipresente El tiempo corría aumentando el desespero de todos, Alessandro, seguía persiguiendo a su abuelo, pero no obtenía alguna respuesta. Estaba caminando entre círculos, sin algún avance, al punto de entrar en propiedades de su familia, donde solo está el mayordomo. — Amigo, te estimo mucho, pero las cosas no están dando los resultados que esperamos. A este punto, tendremos a la policía de Irlanda encima y aún seguiremos sin pistas de tu mujer. Sería bueno, que empecemos a actuar, solo cuando tengamos alguna señal de ella — comenta Cuervo sentado en una de las sillas que están en una de las tantas propiedades de los Delacroix en Irlanda — Para cuando tenga alguna señal de ella, estará muerta, Cuervo. Yo no puedo quedarme aquí cuando ella me necesita. Cuando cada segundo que pierdo, es un segundo menos de su vida. — dice Alessandro con desespero. — Entiendo lo que pasa, Fantasma. Pero debemos ser inteligentes. Lo que estamos haciendo, es lanzar piedras
Narra KimEl caos había disminuido gradualmente, aunque mientras más me quedaba aquí, más desesperada estaba. Durante un mes, intento buscar una salida por mi habitación, moviendo mi mano por todo el lugar, con la esperanza de encontrar el sensor que con cada visita de Augustus Delacroix, abría las ventanas o puertas que no conocía. El lugar era extraño, parecía una caja de sorpresa que mostraba muchas cosas. En este tiempo, había descubierto que, al lado de mi cama, había una puerta que conectaba a la habitación de vigilancia de este lugar.Si caminaba al baño, sentía el ruido de otra persona hablando y escuchando música y si me quedaba en la puerta, además de escuchar el idioma extraño de los Irlandeses, también podía escuchar como juegan fútbol en el pasillo. Este tiempo, me había ayudado a saber que los doctores llegan siempre a las diez de la mañana, revisan mi estado físico y depende de ello, envían más medicamento que me traen exactamente en el tiempo estipulado. Nadie que vi
Narrador OmnipresenteLos quejidos de la mujer, comienzan a escuchan más fuertes, mientras ella intenta levantarse y atacar a Kim. Su ira es tan grande, que no le importa estar herida y con pocas posibilidades de matarla. Con solo poder recordar que ya está allí, es suficiente para no desaprovechar esa oportunidad. — M*****a, no vas a deshacerte de mí tan fácilmente. — dice ella enojada, mientras se lanza hacia Kim.En ese momento, el ruido alerta a los vigilantes, que hablaban entre sí del fútbol. Ellos, que hasta el momento habían tenido un trabajo tranquilo, escuchan el golpe en la puerta, cuando la mujer, se lanza sobre Kim y ella la empuja hacia la misma. De inmediato, abren las puertas, observando a las dos mujeres heridas. El frío llegó a su sangre y se expandió por todo su cuerpo, al ver a Kim herida y de inmediato, dispararon a la mujer que sin importar que ya no estaban solas, se lanzó hacia los hombres que la protegían, dispuesta a matarlos.Dos detonaciones se escucharon,
Al día siguienteKim, fue llevado a una nueva habitación, para su recuperación. La herida, no había comprometido ninguna vena importante, pero debían ser cuidadosos para que no se le infectara. Por eso, la ayudaban a bañarse y solo podía moverse en una silla de ruedas. Haciendo que su estadía, fuera más deprimente, de lo que ya era. Si antes parecía prisionera, ahora era una prisionera lisiada. A la que, para tomar incluso agua, recibía ayuda. Ya que, desde el altercado, no se atrevían a dejarla sola.Por eso, tuvo que esforzarse en esconder el instrumento, al punto de guardarlo algunas veces en sus pechos y otras veces, bajo la cama. Sabía que había cámaras y que todo lo movían dos veces al día. Así que, esconder la pieza quirúrgica, era todo un reto que debía ganar diariamente hasta que pudiera usarlo. ‘Ya está el arma. Ahora, solo necesito conocer el lugar y eso, no podré hacerlo encerrada. Debo buscar la manera de salir de aquí. Así sea en silla de ruedas, pero que lo hagan.’ dic
Las cosas no se mostraban bien. Alessandro había dejado de derribar todas las propiedades de los Delacroix en Irlanda y estaba buscando el rastro de su abuelo y primo. Pero no conseguían alguna pista y ello, le estaba desesperado.Dejar de enfrentarse a la gente de su abuelo, había ayudado en la idea de su madre, de hacerle creer que su padre había dejado de apoyarlo, porque quería estar de su lado. Pero ni ese plan, estaba dando frutos.— Alessandro, debemos hablar — dice Lucía con preocupación.— Ahora no, Lucía. — Necesitamos hacer algo más. Las cosas no están dando los frutos y de acuerdo con las fechas, si ella lleva su embarazo a término, tenemos menos de dos meses para encontrarla. Ya no podemos esperar. Ella ya no tiene tiempo — dice Kim con nerviosismo.— Lo sé. Debo buscar una nueva manera de encontrarla. En eso, estoy pensando. Pero no es fácil. No puedo matar sin seguir teniendo alguna señal de donde ese encuentra y el intento de cercanía de mi padre con mi abuelo, está co
Narra KimSabía que debía soportar. Aunque me desagrade la tranquilidad de ese hombre. Debía soportar todo lo que dijera con tal de recorrer el lugar. Solo sabiendo donde estoy, podré idear un plan para marcharme. Caminando con cuidado, avanzó por el largo pasillo del castillo, donde me encuentro viviendo en contra de mi voluntad. El hombre que es mi enemigo, se detiene en el inicio de las escaleras y me extiende la mano para que baje con él. Molesta por siquiera tocarlo, me aferro a las barandas de las escaleras donde bajo lentamente.— Eres bastante terca. No sé cómo Alessandro pudo tenerte paciencia — murmuro Augustus y yo lo ignoro.— Deberías ir a preguntarle. Así, sales de dudas — susurro mientras bajo.— No, gracias. Él sabe que estoy contigo, si voy a verlo, sería como ir por mi propia cuenta a mi muerte. Me detengo ante su declaración y ello hace que él se coloque frente a mí, con preocupación.— ¿Estas bien? ¿Te duele algo? — pregunta él preocupado y tan cerca de mí que pod
Narra KimQuería hacer tantas cosas. Pero no podía. Enfrentarme yo sola a todos, estando embarazada y sin saber de pelea, me había hecho entender cuán acabada estaba. Este era mi fin. Aunque no podía ser pesimista, porque cuando hay esperanza, todo es mejor. Debo ser realista, nunca saldré de aquí.— ¿Qué puedo hacer? — pregunto decepcionada.— Ya superaste la semana número treinta. El tiempo corre en tu contra y me imagino que con lo que viste, puedes comprender que intentar escapar, no es una solución. Las cosas no son sencillas para ti y alimentar falsas esperanzas, solo va a causar que te lastimes. — comenta Augustus — ¿Y eso te importa? — pregunto incrédula, mientras comienzan a traer el almuerzo. — Aunque te parezca increíble, si me importa.— Claro, por el bebé. — comento comprendiendo porque podría importarle si me lastimo.— Eso y porque no mereces sufrir más. Si hablamos de que los seres humanos tenemos un rango de dolor que debemos experimentar en la vida, tú llenas ese ra