Alessandro comprendió mis intensiones y de inmediato, intento comer más. Por lo que, tomó la cuchara para seguir comiendo. Estaba muy interesada en que continuará, pero por más que se mostraba determinación en su rostro, su mano no levantaba la cuchara.— Debe estar muy rico el arroz sin sal ni aceite. Además, es saludable — continuo. — Sí, debe ser muy saludable. — Entonces, adelante. — lo invito y él suspira profundo levantando la cuchara y llevando todo a su boca, masticando con rapidez para después tratar.Era demasiado divertido verlo comer. Era como si estuviera comiendo la medicina más amarga que no podía tragar de un solo movimiento, porque debía masticar. Era chistoso lo que veía. Sus gestos de desagrado eran tan entretenidos que solo lo quedaba mirando fijamente mientras él trataba comer, tomaba agua e intentaba lavar su boca con la misma.— ¿Estas bueno? — pregunto sonriente— S-sí…— Qué bueno, porque ahora solo comeré después que tú comas lo mismo que me dan y como me lo
Todo pasaba demasiado rápido. Parecía una escena de una película de acción, donde el personaje principal, rescata a la protagonista femenina y la carga en sus brazos para alejarla del mal.Yo era esa dama en apuro y está era justamente la escena cliché que detestaba. Sin embargo, estaba muy nerviosa y solo pude respirar con normalidad, cuando Alessandro me subió a su auto y juntos, nos marchamos mientras su gente intentaba controlar el caos que habían causado los paparazis.El nerviosismo me rodeo por completo y todo pedazo de comida que había consumido con tantas ganas y no había terminado, terminó en el suelo del auto, mientras Alessandro acariciaba mi espalda. Quería dejar de vomitar. Pero nada me ayudaba a retenerlo. Estaba mal y no sabía si era por el miedo que la prensa me generaba, si fue comer demasiado rápido o que condujera Alessandro veloz, lo que me hizo devolver toda la comida que me había generado placer degustar.— Detén en auto donde puedas — ordena Alessandro mientras
Me sentía feliz. Afortunadamente, se me había pasado las ganas de vomitar y el susto que tuve con los paparazis, ya era parte del olvido. Ahora, estaba experimentando una tranquilidad y felicidad por saber que, al fin, había escogido un hombre que amara a los niños, tanto como yo. Era algo que me daba seguridad. Porque me ayudaba a pensar que no quería al bebé solamente por tener un heredero y ya.— Creo que ya es momento en que cada uno vaya a su trabajo — murmuro después que ha pasado una hora desde que vomité.En toda está hora. Alessandro, se ha quedado en la habitación, al punto que tuve que cambiarme en el baño, porque él tenía miedo de que yo volviera a sufrir de vómitos y por ello, estaba trabajando desde el computador, porque no quería dejarme sola. ‘Realmente se pasa en cuidarme.’ me quejo mentalmente.— No es necesario, ya avisé a nuestros trabajos que no estaremos porque estás indispuesta — responde Alessandro sin despegar su mirada del computador.— ¿Cada vez que sufra u
Sabía que no debía fraternizar con alguien como él. Alessandro Delacroix, es un hombre que siempre va a creerse el centro del universo, aunque no lo sea. Por ello, debo actuar con cautela antes que él crea que soy como una de sus chicas de una noche y por ello, el respeto se pierda. Por eso, debía irme. Estar tan cerca de él, iba a complicar las cosas entre nosotros y por ello, tomaba mis cosas húmedas para colocármelas e irme. Ya que, salir usando solo su camisa, no era una idea sabia. Desesperada por salir del lugar, ignoro a mi alrededor y me quito la camisa para vestirme. — Señorita Mor…. — dice él detrás de mí y mi cerebro hace corto circuito al punto que giro mi cuerpo cuando me llaman.Su mirada se posa en mi cuerpo y yo cubro mi intimidad y pechos con mis brazos como puedo, mientras me horrorizó al ser vista desnuda y específicamente por él.— ¡Aléjate de aquí! — gritó desesperada.— C-claro. Yo… me iré para no hacer las cosas más incómodas. — dice Alessandro marchándose ráp
Estaba loca. Si algo definía quien es Kim Morgan, es la palabra “locura”. Porque solo eso explicaría porque estaba en una discoteca viendo bailar a muchos mientras tomaba mi segunda copa de vino sin alcohol.Sabía que era una locura estar allí. Anteriormente, no había asistido a este tipo de lugares y ser esta, una primera vez, hace que la experiencia sea más sorprendente e incómoda. — Buenas noches, bella dama. ¿Es posible que este simple mortal le haga compañía? — pregunta un hombre rubio de sonrisa encantadora. — Claro, puedes sentarte. — murmuro y de inmediato, el chico se sienta a mi lado colocando su brazo detrás la espalda de mi silla.— Me llamo Piero, un gusto. — saluda el chico extendiendo su mano y yo la recibo.— Kim — me limito a decir.— Kim — dice Piero saboreando mi nombre — es un lindo nombre. — Gracias — murmuro con timidez.— ¿Eres de aquí? — pregunta el chico y yo sonrió recordando las palabras de Lu camino aquí.‘Juega. Aquí no se ven sentimientos, sino, requisi
Me hervía la sangre del enojo. Estaba indignada por siempre ser maltratada por un hombre que trato con respeto. Estaba molesta porque siempre él pensaba mal de mí, me había encerrado, insultado y ahora ha manifestado delante de mi jefe que soy su propiedad o peor, que soy como las mujeres que acostumbra a frecuentar.Una que, al parecer, no se comporta bien. Porque andaba buscando en la calle algo que tengo prohibido, cuando debo tener un collar que se une a una cadena esposada a la pared del patio de su casa. ‘Maldito animal’ me quejo mientras camino en busca de un taxi que me lleve a la casa de mi desleal amiga.El frío cala en mis huesos por mi reveladora vestimenta y yo intento mantener la calma al no encontrar trasporte. Creyendo que mi noche no puede ser peor, un auto se estaciona con tanta violencia que las llantas rechinan y yo no necesito ser psíquica para saber de quien se trata; Alessandro Delacroix. El hombre que quiero golpear un poco más, baja del auto hirviendo de la f
¿Qué tanto puedes detenerte cuando el alcohol te ayuda a desaparecer los límites racionales que has colocado? ¿Qué tanto puedes hacer, cuando la liberación que tanto anhelas, ahora se está mostrando con demanda para ser liberada? ¿Cuánto puedes soportar cuando frente a ti, tan cerca de ti, hay un hombre con el que puedes liberarte, pero no debes? Sabía que no debía besarlo. Sabía que debía detenerme. Pero cuando quise reaccionar, ya estaba besándolo con tanta demanda que me era imposible alejarme. Sus labios suaves y con un leve sabor a coñac, era el aperitivo que necesitaba está noche. Era la mezcla suave y ruda que necesitaba para excitarme un poco más. Ello y la fuerza de sus labios siguiendo mi beso, me encendían como horno a punto de lanzar llamas al exterior. Sentía que me quemaba y por ello, me removía sobre él causando que él gimiera. ‘Rayos, escuchar a una mujer gemir, era bueno. Pero, escuchar a un hombre gemir, era la pura gloria. Una que estaba feliz por causar y disfru
Narrador Omnipresente Para ambos, relacionarse así, no era buena idea. Sabían que esto podía complicar las cosas. Pero, el deseo sexual causaba que esa fuera su última preocupación. La primera, era satisfacerse y eso era lo que iban a trabajar para obtener. Alessandro, quien se había propuesto tener una noche de sexo sin compromiso, se había retractado de su propuesta cuando recordó el efecto que le causó verla desnuda. Para él, fue como una persona con dieta rígida, viendo su comida más grasosa y favorita. Casi pecó y por eso, huyó del apartamento.Verla desnuda lo había dejado sin palabras y con muchas ganas, al punto de llamar mujeres que le ayudarán a liberarse. Pero no se sentía bien y por ello, había estado de mal humor hasta que sus amigos, lo habían llevado a ese club donde había visto la causante de sus frustraciones sexuales. Ella que había aumentado tanto su deseo sexual en las últimas horas, que ya no podía esperar más y por ello, ya se había quitado la camisa mientras c