Narra KimAlessandro coloca su mano en mi espalda y yo gimo. Después de las quemaduras, esa parte es demasiado sensible ante cualquier toque. Pero, como están las cosas, no puedo pedir que no me toque. La lluvia torrencial ya nos golpea con fuerzas y yo temo por la vida de los míos. — Cariño, cuando saltemos, coloca tus piernas sobre mis caderas. Necesito que protejamos a Asher de cualquier impacto que podamos tener. — me explica Alessandro y yo asiento. — Está bien, hagamos eso. — murmuro.Menos lista para hacerlo, pero, sabiendo que no hay opción, acato las órdenes de Alessandro y saltamos, intentando ignorar el vacío que siento cuando caemos. La lluvia golpea mi cabeza y ambos nos esforzamos en proteger al niño que tenemos en medio. Intento mirar hacia arriba o cualquier lado, pero, la lluvia es tan fuerte que no hay algo que se vea. Bajamos rápido y por las gruesas gotas de lluvia, cuestionó sobre si será posible abrir los paracaídas. Por lo que, imploro que podamos sobrevivir a
Alessandro comienza a nadar con maestría y yo sonrió al ver que casi todo lo que llevábamos está allí. De inmediato, tomó a Asher en mis brazos y cuando Alessandro arrastra las cosas hasta la orilla, yo las llevo más a la tierra. Después de dejar a Asher jugando con la primera maleta, corro a buscar las bolsas que Alessandro arrastra. Por último, Aless viene con un botiquín del helicóptero y los dos, nos sentamos en el suelo, agitados. Asher, nos observa y como si fuera un juego, respira agitados como nosotros, para después reír. Los dos miramos al pequeño que se divierte con cualquier cosa y sonreímos al ver que está con tan buen ánimo. — Bueno, por lo menos alguien la está pasando bien. — murmura Alessandro— No necesitó tener una fiesta grande en una isla de la familia, para disfrutar su primer año. — Oh, cierto, ¿cómo pude olvidar algo tan importante? — pregunta Alessandro angustiado. — Ya lo recordaste.— Debí saberlo y felicitar a mi pequeño hace rato — dice él preocupado, p
Soy consciente de cuando soy depredador y cuando soy la presa. Por lo que, sé perfectamente, que en estos momentos, soy la presa con un depredador más peligroso que un león o un tiburón. Porque este, no suelta hasta saciarse y es allí donde radica el problema, nunca se siente saciado.— Aquí no. Asher está despierto y en está agua se ve todo. Sin mencionar que vamos a beber de ella.— Sí, pero, podemos tomar agua de la cascada y el problema estaría resuelto.— No voy a tener sexo con Asher despierto. No quiero perturbarlo, cuando sé cuán salvaje es su padre. — Asher, es hora de dormir. — dice Alessandro y yo lo golpeó con la mano, cuando intenta quitarme a Asher. Por nada del mundo, puedo dejar que me quite el escudo.— ¿Por qué no estás en lo del refugio? — Me asusté cuando no los vi. — Bueno, ya sabes dónde estamos, regresa a construir el refugio. Si llueve hoy, necesitamos estar seguros.— De acuerdo. — murmura Alessandro a regañadientes. — Te iremos a ayudar. Por si necesitas a
Niego ante las palabras de mi esposo y avergonzada de mirar al pequeño lleno de barro, me limpio y lo limpio después a él, para llevarlo hacia el lugar donde está su padre. Allí, observó al hombre que ha construido una plataforma, donde se esfuerza por amarrar la madera con algo que parece lo que tarzán usaba para columpiarse.— ¿Sabes lo que haces?— No sabemos que animales hay y la mayoría, cazan lo que está a su alcance. Por lo que, es mejor que tengamos una casa alta. Para el techo, voy a usar bastantes hojas de las palmeras. Ya están los muros, solo necesito perfeccionar el techo para que la lluvia no lo dañé.— Entiendo, te ayudo a subir la madera.— Pero, Asher…— Está jugando con las decoraciones de la fiesta. Estará bien. Sin embargo, podemos vigilarlos los dos.— Entiendo, hagamos eso — murmura él y juntos trabajamos.Entre más pasa el tiempo, veo más un refugio, que aunque solo tiene unas maderas deformes y palmeras, nos protegen de una posible lluvia. Complacidos por lo que
Narrador OmnipresenteLa sola mención de la actividad, causaba un hormigueo lento por el cuerpo de Kim, quien no todo el tiempo, pensaba en sexo. Pero, para Alessandro, el deseo seguía constante allí y más, cuando no habría interrupciones. Aunque, poco le importaba esas al lujurioso Alessandro Delacroix.— No creo que sea buena idea. Aquí, podríamos despertar a Asher.— Podemos bajar.— ¿Y dejar a Asher solo? Me daría miedo y más aun estando en está oscura noche sin luna iluminando mucho el lugar. — Bajemos. Bajo el refugio, podremos entretenernos y saber si Asher se despierta. — dice Alessandro y Kim sonríe por las ocurrencias de su esposo.Ese hombre que la brisa fría de la isla, revuelve su cabello y pega su camisa a su pecho. Ese que tanto ama ver sin ropa. — Siempre encuentras soluciones para tener sexo.— Me gusta hacer el amor con mi esposa y sé que a ella le gusta. Solo quiere mostrarse serena y racional, porque sabe que dos personas lujuriosas en una relación, es bomba atómi
Toda la tensión y preocupaciones que habían tenido por trabajo y la seguridad de su propia vida, había disminuido de tal forma que, en la isla, durante una noche lluviosa, liberaron la tensión que hacía años no habían liberado así de salvajemente.Con Alessandro sobre la arena y Kim acostada encima de su pecho, disfrutaron del cansancio posterior a una noche de sexo desenfrenado, esos que lo habían dejado extasiados a dos seres tan amantes de buenos orgasmos.— ¿Qué calificación me das, esposa mía? ¿Sí estoy a la altura? — bromea Alessandro. — Aless.— Necesito saber si fui bueno — Siempre eres bueno. La asignatura de educación sexual, debe ser tu favorita y en la que mejor te desenvuelves. — No es así, solo me esfuerzo porque el nuevo tratamiento de frutos. — murmura Alessandro y Kim rueda los ojos ante su excusa tan barata. — Voy a subir. — murmura Kim y cuando intenta levantarse, su espalda cruje y ella se queja ante el dolor.— ¿Estas bien? — preguntó Alessandro preocupado.— A
Alessandro sonríe y respira profundo, dejando caer un poco del peso que él mismo se había colocado al culparse por tantas cosas. Las palabras de su esposa, le habían hecho curar un poco el dolor en su pecho, causado por la culpa. — Me alegra que hayas sentido que mi familia, es la tuya.— Mucho antes que tus padres me dijeran que los llamara padres, cuando estábamos en Argentina, los sentí así. Bill Delacroix, fue más que un padre para mí. Él, me conoció como mesera en un café sin renombre y vio en mí el potencial que otros no veían o poco les importaba patrocinar. >> El hombre de negocios, confío en una chica menor de edad y le pago unos cursos para que pudiera ser una buena secretaria. También, recibí la inducción de su anterior secretaria y arriesgándose a todo por mí, me llevó a un puesto tan alto, siendo menor de edad. Sin importarle meterse en problemas.— Papá fue muy bueno. Siempre depositó su confianza en ti, mucho más que en mí.— Él veía algo. Por eso, siguió apoyándome cu
La preocupación invadía a Gabriela Delacroix y Lucía Parker. Llevaban más de una semana sin saber de Alessandro y de esa, más de cinco días sin poder ir a buscarlos por la lluvia que estaba en casi todo el continente. La lluvia que en partes del continente era con viento violento y en otras con tormentas eléctricas, era un peligro que había causado ya mucho daño en varias ciudades de dos continentes. El huracán en algunos lados, había causado tantos daños a viviendas, que no permitían que salieran a escuelas o a trabajar. Ya que, el huracán, se llevaba hasta buses parqueados y ya había dejado varios desaparecidos.En la isla, donde Gabriela y Lucía se encontraban. Los daños habían sido tan fuertes que las paredes de vidrio, habían sido reforzadas creando una casa tan sólida como el edifico donde habían empezado a vivir. — Señora, ya todo está listo. No habrá algún inconveniente por más que llueva y haga brisa. Todo ha sido reforzado. — informa el mayordomo de la casa.— Para serte s