Miro a mi alrededor mientras siento como el ambiente se torna pesado y todos nos observan. La vergüenza me invade y quiero terminar el espectáculo donde yo soy protagonista sin que me hayan avisado previamente. — Entonces, ha venido a saber de mí porque yo no me había comunicado y la señora Gabriela estaba preocupada. Bien, ya me vio y estoy bien. Puede irse, señor Delacroix y si vuelve a suceder esto, debe mantenerse calmado.>> Seguramente, estoy ocupada trabajando y no noto que me llaman al teléfono. Pero eso no quiere decir que este en peligro o algo malo haya pasado. Agradezco su preocupación y pido disculpas por haber sido tan descuidada. Ahora, que ya ha notado que estoy bien, vaya a su casa a descansar. Yo seguiré en mi trabajo. — digo soltándome de su agarre. — Bien, ¿por qué no nos vamos todos a casa? — interviene mi jefe — ya es tarde y necesitan despejar su mente y descansar su cuerpo, para que las cosas salgan bien. Solo descansando, las respuestas que no veíamos aparece
Haber subido al auto de mi jefe, había sido una decisión arriesgada que, por fortuna, no me dejó con las bragas perdidas o rotas como mi dignidad. Pero eso no impidió que pasara un momento vergonzoso como este, donde creen que me acosté con mi exjefe, teoría que se confirma al llevar a su hijo en mi vientre.Sabiendo que no puedo quedarme más tiempo y que nunca debí venir, busco la salida para marcharme de este loco lugar. Pero, cuando llego a la gran puerta que seguramente me lleva a la salida, la puerta no cede. — Señorita Morgan, espero un momento — escucho decir a Alessandro y yo me siento atrapada en una gran sala con una puerta que no quiere ceder. Ahora sé que sienten los perros cuando quieren salir, pero su dueño no les abre la puerta que han visto ser abiertas miles de veces. Yo sé cómo abrir una puerta, pero justamente me tope con una que me impide salir y por ello, soy prisionera de una moderna y amplia cárcel. — Señorita Morgan, espere un momento — dice Alessandro camina
Narrador Omnipresente ‘Sabía que debía dejar las cosas claras. Ella puede ser la madre de mi hijo y asegurarme que no va a apuñalarme por la espalda, pero solo puedo creer en lo que tengo bajo mi control y ella se vuelve mi control, en mi casa. Donde debe estar hasta que pueda darme a mi hijo.’ Dice Alessandro mentalmente‘¿Estás seguro de que es buena idea? En una parte leí que las emociones de la madre, afectan gravemente al bebé y por ello, es necesario evitar una depresión en la madre. Misma que podía experimentar al estar encerrada’ le explica su mente y Alessandro maldice avanzando por su casa.— ¿Para donde piensas ir? El balcón estaba a tu derecha y la ignoraste — dice Roxana sobre su hombro y yo él se detiene intentando volver al balcón. Confirmando lo que le dice Roxana, se regresa y entra al balcón donde la baja rompiendo su falda corta y haciéndola girar para que su trasero quede a la disposición de Alessandro. Sin caricias ni preámbulo, se adentra en ella mientras su cab
Kim sabía que debía huir y rápido, por eso, tomó un taxi rumbo a la casa de los Delacroix, implorando que le dejaron entrar y le ayudarán a pagar el taxi, antes que su loco hijo realmente la dejara prisionera en su casa.Roxana, le había ayudado a salir del edificio, pero ya fuera del mismo, cada una siguió su camino para evitar retrasarse ante un posible ataque de Alessandro. Mientras Kim se dirigía a la gran casa de los Delacroix, Gabriela bebía té mientras veía las grabaciones del bufet donde Kim se encontraba haciendo las prácticas. Ella, desde la comodidad de su casa, había visto todo el espectáculo que su hijo había hecho cuando se enteró de la tardanza de Kim.Gabriela era una mujer muy estratega y como los hombres de la familia, nada se le escapaba, y cuando quería algo, trabajaba duro en hacerlo realidad. A ella, siempre le agradó Kim. Era una chica que había trabajado para su esposo desde muy niña y sabía de sus extensas habilidades. Mismas que su hijo necesitaba para ser m
El enojo era evidente en Alessandro Delacroix. Estaba tan molesto que envió gente al hospital de fertilidad Sloan para tener vigilada a Lucía Parker. Y cuando se dice vigilar, era tenerla en un consultorio, sentada mientras todos miran atentamente el teléfono de ella. Él, tenía la esperanza de que ella se comunicara con su mejor amiga y por ello, la tenía vigilada para saber que pensaba la madre de su hijo realmente, mientras manejaba camino a la casa de sus padres. Seguramente, su padre ya estaba en la empresa y por esto que estaba sucediendo, llegaría tarde. Pero, necesitaba dejar las cosas claras con Kim y eso, debía hacerse ahora antes que su madre, complicará las cosas. Más de lo que ya estaban.Alessandro, llegó a la casa y le pareció sorprendente que todos estuvieran tan preocupados y corriendo de un lado al otro en el interior de la mansión. Pero, decidió no prestarle atención e ir directamente a la habitación que su madre le había asignado a Kim. Fue allí cuando descubrió q
Narra KimUna semana después ¿Quién podía pensar que aceptar recibir la comida y ser custodiada era algo agotador? Al parecer, incluso lo más simple, se vuelve molesto con Alessandro. Ya que, siempre se va a los extremos. — Aquí tiene su merienda, señorita Morgan — me dice Sienna, una francesa que se encarga de preparar todo lo que mi nutricionista envió para que comiera. ¿El problema? Son en total, seis comidas en el día. Tres de ellas son desayuno, almuerzo y cena y las tres restantes, son meriendas. Que van desde una papaya y yogur griego con hojuelas a carne a la plancha. Porque todo debe ser saludable: sin grasa, salsas, carnes grasosas, alimentos con elevados niveles de grasas saturadas, ni azucares. Adiós a las gaseosas o jugos siquiera con una pizca de azúcar. Nada de café porque es tan tóxico como un cigarrillo o cualquier droga legal o no. Nada de golosinas y mucho menos, nada de actividades sedentarias por más de dos horas. Por lo que, si debo estar en el escritorio, es
Alessandro comprendió mis intensiones y de inmediato, intento comer más. Por lo que, tomó la cuchara para seguir comiendo. Estaba muy interesada en que continuará, pero por más que se mostraba determinación en su rostro, su mano no levantaba la cuchara.— Debe estar muy rico el arroz sin sal ni aceite. Además, es saludable — continuo. — Sí, debe ser muy saludable. — Entonces, adelante. — lo invito y él suspira profundo levantando la cuchara y llevando todo a su boca, masticando con rapidez para después tratar.Era demasiado divertido verlo comer. Era como si estuviera comiendo la medicina más amarga que no podía tragar de un solo movimiento, porque debía masticar. Era chistoso lo que veía. Sus gestos de desagrado eran tan entretenidos que solo lo quedaba mirando fijamente mientras él trataba comer, tomaba agua e intentaba lavar su boca con la misma.— ¿Estas bueno? — pregunto sonriente— S-sí…— Qué bueno, porque ahora solo comeré después que tú comas lo mismo que me dan y como me lo
Todo pasaba demasiado rápido. Parecía una escena de una película de acción, donde el personaje principal, rescata a la protagonista femenina y la carga en sus brazos para alejarla del mal.Yo era esa dama en apuro y está era justamente la escena cliché que detestaba. Sin embargo, estaba muy nerviosa y solo pude respirar con normalidad, cuando Alessandro me subió a su auto y juntos, nos marchamos mientras su gente intentaba controlar el caos que habían causado los paparazis.El nerviosismo me rodeo por completo y todo pedazo de comida que había consumido con tantas ganas y no había terminado, terminó en el suelo del auto, mientras Alessandro acariciaba mi espalda. Quería dejar de vomitar. Pero nada me ayudaba a retenerlo. Estaba mal y no sabía si era por el miedo que la prensa me generaba, si fue comer demasiado rápido o que condujera Alessandro veloz, lo que me hizo devolver toda la comida que me había generado placer degustar.— Detén en auto donde puedas — ordena Alessandro mientras