Los asistentes del Ceo

Dereck la miró con una frialdad que la hizo estremecer.

—No puedes tener eso. Ya no tengo corazón. Te lo dije una vez: fui traicionado por la mujer que más amaba.

Paola apretó los puños, luchando por contener sus emociones, pero su voz salió llena de determinación.

—Yo también fui traicionada, Dereck. Lucas fue el amor de mi vida, mi primer amor. Lo amaba con cada fibra de mi ser, y él me destrozó. Durante seis años, no tuve el valor de pensar en el amor, mucho menos en amar a alguien. Me rompió en mil pedazos, y todavía estoy intentando recogerlos. Tú y yo... ambos somos almas rotas. Tal vez, si lo intentamos, podamos ayudarnos mutuamente.

Por primera vez, Dereck pareció dejar caer su fachada de dureza. Sus palabras llegaron, cargadas de un dolor que no había expresado en mucho tiempo:

—Lamento haberte percibido mal en el pasado. Lo que ocurrió hace seis años... está claro ahora que no eras una mujer promiscua. Hiciste lo que hiciste porque estabas desconsolada. De hecho, esa misma n
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