Rachel no despertó con el alba, sino por la alarma que había colocado en su teléfono para no quedarse dormida y aún así se dio cuenta de que estuvo sonando sin parar y la ignoró por completo. Quería hacer algo diferente ese sábado por eso había planificado alzarse antes de que saliera el sol y aprovechar al máximo el día. Tenía pensado ocuparse del jardín, pero antes avisarle a su esposo que compraría algunas plantitas para decorar el mismo. —¿Plantas? Rachel es algo de lo que yo me puedo encargar, significa quieras o no, levantarte peso y no puedes hacerlo, además será una tarea agotadora y no divertida estar demasiado tiempo en el exterior —declaró a la chica, bastante seria, a lo que ella sacó su labio inferior. —Bien, no tiene que ser exactamente ocuparme del jardín, podría comprar algunas plantas pequeñas para ponerlas en la sala. En serio quiero hacer algo —juntó sus palmas. —¿Se trata de eso? Aprovecha más bien todos estos meses, podrías pensar en lo que quieres hacer en el
Lorena seguía encerrada en su habitación sin querer ver a nadie, ni siquiera Max había sido capaz de que saliera. No quería absolutamente nada. Estaba cansada de lo mismo, de que empezara a molestarla. —¿En serio no vas a comer lo que preparé para el almuerzo? Me esmeré bastante para hacer algo delicioso y tú lo vas a despreciar. ¿No es eso un gesto desagradecido de tu parte? Deberías pensar más en...—¡Vete a la mierda, Max! El hombre se dio por vencido y terminó retirándose de allí no queriendo lidiar con su ira, suficiente había sido por ese día, ella cada vez se ponía peor. De verdad que haberse obsesionado literalmente con su exmarido, le estaba quitando la poca cordura que le quedaba, estaba peor, ella se avecinaba al constante desatino todos los días. Estaba mal de la cabeza, se encontraba perdida. Más allá de lo que Max pensaba Lorena seguía atrapada en ese despecho, nunca había querido firmar los papeles del divorcio pero conociendo a su ex esposo era consciente de que
Lorena se reunió con el tipo que contrató. —¿Tienes otra cosa que contarme que sea interesante sobre esos dos? —Sí, de hecho le puedo confirmar que ya se ha mudado a la zona que le comenté, el otro día se han establecido allí. —¿Así que es cierto que se ha mudado a una casa alejada de la ciudad? —se llevó un dedo a la barbilla. No sabía que su exesposo tenía intenciones de vivir en el nuevo lugar apartado de la urbe. Por eso se sorprendía. —Sí, estuve viendo la zona y es bastante tranquila, quizás quiso alejarse de lo abrumador que resulta vivir en la ciudad. —¿En serio? Más bien creo que esa ha sido una petición de esa chica, no creo que se halla mudado allí porque quiso —resopló. El hombre que solo hacía lo que le pedía se movió lleno de incomodidad en su asiento, no queriendo que ella se molestara. Aunque eso es lo que pasaría. —Es lo que conjeturo. —No me mires así, sabes perfectamente qué no me enfada tu investigación. Haces un buen trabajo, es solo que... —resopló —. A
Marie moría por conocer a la madre de Rachel. Por eso, después de hablarlo con su esposo, decidieron organizar una cena para que la madre de ambos pudieran conocerse y entablar una amena conversación; la primera en llegar había sido Paty, encantada por conocer al fin el hogar de su hija junto a su marido, Alardeaba al CEO por adquirir una propiedad bonita. La finura de cada cosa allí, daba de qué hablar. Le gustaba mucho. —Puede venir y quedarse cuando usted quiera —pronunció amable y le tendió un vaso de jugo. —Gracias —desde el sofá cómodo de la sala, seguía observando todo con ojo agudo, le fascinaba en realidad. Quería llorar, su hija ha de ser muy feliz. Marie se estaba poniendo perfume. Su marido indiferente leía un libro. —¿En serio piensas seguir cayendo tan bajo al mezclarte con esa gente? Me fustiga el interior saber que lo harás. En verdad que no puedo creerlo —rugió. —¿Se supone que deba quedarme aquí contigo, señor despectivo? Soy una mujer adulta que no separa a
Esperando en la sala de espera, sentía que se asfixiaba, no tener noticias de ella lo calcinaba. Volvía a sentirse aprisionado y adolorido. Quería que ella estuviera bien. Aunque las autoridades ya estaban investigando y revisando cámaras de seguridad del sitio, esperaba que Rachel pudiera arrojar luz sobre la situación tan extraña. Alguien atentó contra su vida, no le cabía la menor idea de que esa persona tenía una sórdida de intención arraigada en su interior. El hecho de que estuviera en una terraza lo hacía pensar que un maligno ser incluso pudo arrojarla, desde esa altura la muerte estaba asegurada. —Señor Boseman, le traigo buenas noticias sobre su esposa. Ella está estable, puede quedarse tranquilo, solo necesita descansar, la herida sanará con lentitud, debe vigilarse. Ha tenido suerte, la trajo justo a tiempo —agregó —. Por otra parte me gustaría hablar con usted en mi consultorio sobre las medicinas que debe tomar para el dolor y el reposo que deberá guardar. La pláti
Fue una larga noche para Rachel, quien no dejaba de sentir como todo lo malo concurría a su cabeza. La habitaba en el mal sueño y miedo de que esa mujer se apareciera de pronto y se metiera a la habitación. Temiendo que pudiera hacerle algo. Pero siempre que estuviera con Silvain no debía temer. Siempre la salvaba del peligro, lograba apartarla de lo malo. Solo se durmió aferrada a su mano, Silvain sacrificó su descanso esa noche, con tal de lograr que ella pudiera dormir un poco. Al despertar, cómo era de esperarse comenzó a sentir dolor en el cuello y en sus extremidades, pero le alivió encontrarse a Rachel más tranquila. —Lo siento, dormiste mal, lo sé...—Estaré bien. ¿Lograste dormir? —Gracias a ti. —Bien, eso es lo importante. ...Silvain no se separó ni un momento de ella al llegar a casa y conducirla a su habitación, lo atento que estaba siendo, más de lo habitual, estaba agradecida porque así no se sentía sola. Con mucha más razón se veía obligada a decirle lo que re
Silvain comenzó a despojarla de su ropa, si hubiera estado dormida durante todo ese día, entonces su madre se hubiera ocupado de ayudarle a tomar un baño, pero ahora solo eran ellos dos, y el único que le podía tender la mano, era Silvain. El fuego en sus mejillas se intensificó al punto de quemarla, ya no tenía la camisa consigo y no llevaba brasier. Intentó cubrirse, pero fue ridículo. —Silvain... —No es la primera vez que veo a una mujer desnuda pero de seguro es la primera vez que tú te expones a alguien así, relájate, ¿no ves que eres hermosa? —le guiñó un ojo. —Conservaré las bragas —titubeó. —Está bien, vayamos por ese baño. La sostuvo en sus brazos y la dejó en la bañera espumosa. Se hizo cargo de lavar su cabello, incluso masajeó su cuero cabelludo, relajándose tanto, al punto de querer quedarse dormida, estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no dormirse por lo relajada que se ponía. Él la observó, era como una pequeña. Nada que ver con la chica que semanas atrás
Días después...—¿No es gracioso? —¿De qué hablas? —se giró a ella y asestó un golpe en su cara. —¡Que no pueda confiar en ti, porque eres incapaz de hacer un buen trabajo! Madelaine se llevó una mano a la mejilla, y tembló bajo la mirada desafiante de Lorena. —Intento lo que puedo, s-solamente tengo una semana de haber empezado a trabajar, debería darme más tiempo. Le prometo que conseguiré lo que me pide. Lorena, qué no había tardado en recuperarse del aborto, días atrás, empezaba a llevar a cabo la siguiente fase de su plan. Si no había funcionado hacerle daño a esa buena para nada, iría por algo más seguroSu exesposo de seguro no lo recordaba, pero un día le había dicho la verdad detrás de "Interaction" vagamente le había declarado y sin cuidado. Cosa que guardó bajo la manga. Pero el momento de usarlo llegó. Los tiempos de Dios eran perfectos, no había duda de eso. El investigador le reveló que Rachel tenía conexión con quién alguna vez desarrolló la app; era probable que