Capítulo 881
Walter se detuvo en la puerta sin entrar. Mariana tampoco la llamó. En cambio, siguió a la directora hacia la habitación.

Jimena estaba despierta, con los ojos rojos e hinchados, y lágrimas aún colgaban de su rostro. Su boca estaba incluso cubierta, lo que le impedía gritar.

Al ver a Mariana, su cerebro pareció recibir un estímulo, y sus ojos se abrieron de par en par, como si quisiera matar a Mariana.

Sus manos y pies comenzaron a moverse frenéticamente, pero no podía liberarse de las ataduras que la mantenían sujeta. Sus muñecas estaban sangrando, y al mirar a Mariana, sentía un hormigueo en el cuero cabelludo.

Ella sentía odio. Sentía dolor. Pero en ese momento, no podía controlar nada, ni siquiera sus lágrimas. No quería llorar, pero no podía detenerse.

Mariana se acercó a la cama, observando a Jimena, y una ola de emociones la invadió.

Jimena ya no era hermosa; su cuerpo estaba lleno de moretones y su rostro tenía marcas de rasguños. Su cabello, que antes tanto le enorgullecía, ha
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