Capítulo 349
—¡Tú, tú estabas en el coche antes! ¡Ah! —Hadya estaba aterrorizada, ni siquiera se atrevía a abrir los ojos para mirar abajo.

Al asomarse y ver, rápidamente cerró los ojos y murmuró: —¿No dijiste que no forzarías a nadie? ¿Cómo es que no cumples lo que dices...? ¡Ay!

—¡Ay, Mariana! ¡Tengo problemas de corazón, por favor, no me hagas esto!

Hadya mostraba una actitud más dócil, claramente suplicando clemencia.

Mariana la observaba en silencio, atenta a cada uno de sus movimientos, como si estuviera viendo su propio reflejo despierto.

¿Sabía ella cómo se sentía ser atada y colgada en el aire cuando despertó?

¿La vida de ella era valiosa, pero la de los demás no?

Cuando ella tenía miedo, ¿no consideró que Mariana también había sentido miedo alguna vez?

Mariana no sentía ninguna compasión por Hadya ni pensaba que lo que estaba haciendo estaba mal.

Ella quería ser la villana, ser como Hadya.

Prefiere enloquecer a los demás en lugar de desgastarse a sí misma.

—¡Mariana, tengo miedo, realment
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