Jimena escuchó esto y sacudió la cabeza de inmediato: —No, mamá, ¡solo quiero casarme con Walter!

En su vida, aparte de Walter, no se casaría con nadie más.

Ella necesitaba que Walter la amara y se casara con ella, ¡a toda costa!

—Como quieras —Hadya resopló y tomó su bolso—. Tengo cosas que hacer hoy, así que me voy a ocupar.

—Si quieres algo de comer, dile a la criada de la casa que te lo prepare y te lo traiga.

Luego Hadya se fue.

Jimena miró la figura de Hadya alejándose, sintiendo cómo su corazón se hundía.

Aunque la familia López la trataba bien, muchas veces no sentía el tipo de amor sincero que anhelaba.

Como en este momento.

Después de recibir tantos golpes, Hadya la consoló con solo dos frases antes de marcharse.

¿Es esto lo que llaman afecto en una familia acomodada?

¿Las demás familias también eran así?

Hadya salió de la habitación del hospital, suspirando profundamente. Realmente no sabía qué hacer con Jimena.

Si ella estuviera interesada en alguien de una familia más comú