Capítulo 299
—Tú... —Las palabras estaban a punto de salir de la boca de Eduardo.

Mariana sonrió tan dulce y suave: —Lo siento, señor Pérez, pero como es arriba es abajo, ¿no es así?

Él la humilló con dos millones. Ella no tardaría en devolvérselo.

—No me sorprende que seas así —gruñó Eduardo fríamente.

Mariana ironizó: —Tómalo, señor Pérez, considera que te lo estoy regalando.

Eduardo miró la tarjeta bancaria sobre la mesa, sintiéndose molesto.

Nunca había sido tratado así antes.

Parecía que él y su madre se habían apresurado con este asunto.

—Mariana, te pido disculpas —Eduardo se puso de pie.

—No es necesario— respondió Mariana, levantándose inmediatamente.

Dejó doscientos bajo la taza de café y luego miró elegantemente a Eduardo: —El café está invitado por mí.

—Señor Pérez, los asuntos de tu hermana no tienen nada que ver conmigo. Por favor, no me culpes en el futuro —dijo Mariana antes de marcharse sin mirar atrás.

¿Quién quería que se disculpara?

Ella no necesitaba esto.

Las disculpas eran lo
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