Capítulo 292
Mariana se quedó sin palabras por completo: También era ella.

—¿Quién ocupó el similar puesto de Jimena?

Mariana: ...

Ellas dos eran vistas como tontas en cirugía cardíaca, más por su belleza que por su capacidad.

Mariana: —Director Pizarro, mejor no te pongas a razonar.

De lo contrario, él la habría condenado. Todo parecía apuntar hacia ella, esto era muy complicado.

Mariana se apoyó en su mano y suspiró profundamente: —Ni siquiera puedo dormir bien en un fin de semana.

—Entonces, ¿qué tal si tomas unos días de vacaciones? —Liberto preguntó cautelosamente por la opinión de Mariana.

Mariana se sorprendió. ¿Por qué? ¡Eso sería como admitir culpabilidad!

Ella no descansaría. No solo eso, sino que aparecería cada día con gran aplomo frente a todos.

—Sobre esa carta anónima, ¿realmente no la escribiste tú?

Incluso Liberto empezó a dudar.

A Mariana le dolía la cabeza.

—Me voy a la sala de monitoreo. —Mariana sonrió.

Justo cuando lo decía, sonó un golpe en la puerta. Era el encargado de este
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