Capítulo 130
Mariana revisó el refrigerador y encontró muchos ingredientes frescos. —¿Estos días estabas viviendo aquí?

—Sí.

La respuesta no le sorprendía a ella.

Esas cosas debían haber sido preparadas por Simón para él.

Pero ese tipo parecía olvidar que su jefe no sabía nada de cocinar.

Mariana no dijo más y se puso manos a la obra. Puso a hervir agua, coció los fideos y preparó los condimentos, todo en un solo movimiento. Cuando los fideos estuvieron listos, los enjuagó cuidadosamente con agua fría, luego los colocó en el caldo preparado y añadió un huevo pochado.

Al ir a agarrar el plato, el vapor caliente la hizo retroceder de un salto, llevándose las manos a las orejas instintivamente.

Walter, observándola, no pudo evitar sonreír para sus adentros. Se acercó y, sin decir nada, tomó el plato y se acercó a la mesa para sentarse.

Mariana lo miró con sentimientos encontrados.

Walter siempre era tan atento, pero lamentablemente, esa gentileza nunca fue para ella. Al pensar en eso, volvió a sentir
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