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Capitulo 2. Mi mate

— Basta! Nadie va a matar a nadie y menos por eso— grito cansado.

El silencio reina en estos instantes, al fin he conseguido que se calmen.

— George, déjales el contrato que lo lean y lo firmen, si aún así no se ponen de acuerdo. Me quedaré las gallinas yo—

Salgo de mi despacho y me encamino hacia la calle, la Manada está tranquila hoy, me acerco a mi Jeep y lo arranco necesito ir al pueblo a por algunas cosas, espero no hacer un viaje en vano.

En la Manada tenemos casi todo lo que podemos necesitar, pero evidentemente no todo. Vivimos aislados de los humanos pero lo suficientemente cerca para poder abastecernos en caso de emergencia.

Llegó hasta el pueblo, me acerco hasta la farmacia y entrego las recetas que la doctora de la Manada me entrego esta mañana. Nosotros los hombres lobo apenas enfermamos pero si lo hacemos necesitamos medicinas también.

— Es mucho antibiótico señor Wolf, no cree...—

Veo como esa estúpida humana me mira, bajo mis gafas de sol y me dirijo a ella.

— Señorita Andrews...— digo mirando la plaquita de su bata. — Se ve usted muy bonita hoy, de verdad que necesito todo lo marcado— le hablo con voz seductora.

Ella se da prisa y me empaqueta todos los medicamentos. Le pago y le guiño un ojo, ella está excitada y mucho lo puedo oler. Pero no me gusta estar con humanas, ellas son débiles...

Salgo hasta el coche, dejo todo en el asiento trasero y me dirijo hasta el asiento del conductor. Un aroma llega hasta mi.

** Mate, mate... Buscala está cerca, la puedo oler**

Me habla mi lobo Hayden a través del link. Busco el aroma pero la lluvia lo complica todo, cambio rápido.

Algo me hace parar, algo o alguien ha chocado contra mi. Agachó mi cabeza y la veo a ella, está a punto de desplomarse.

— Mía— digo al reconocer ese aroma.

M****a, está mal herida y lo peor de todo, ella es humana.

** Salvala, ella es mía. No la dejes morir**

** Es humana**

** La hemos encontrado, al fin **

Mi lobo está loco de emoción, yo no tanto. Es casi una niña y está muy mal herida. Además su ropa es la de una...

La acerco más a mi pecho y veo cómo está llena de morados, cortes... Rápidamente la subo al coche y me dirijo hacia el hospital de la Manada.

— Caroline, atiendela... creo que está muy mal—

— Pero Jhon, ella es humana—

— No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando— respondo levantando mi voz.

— Está bien Alfa—

Han pasado dos horas desde que la pasaron dentro, lo último que se es que la tenían que operar de urgencia, tenía el bazo roto, además de múltiples fracturas.

Eso me hace enloquecer, quién es el desgraciado que se ha atrevido a hacerle eso? Pero lo que más me preocupa es que el vínculo está empezando a volverse insoportable.

Nunca en toda mi vida habría pensado que mi alma gemela no pudiese ser otra cosa más que una loba, hace ya demasiados años que dejé de buscarla. Pensé que la diosa se había olvidado de mí, pero lo que nunca pude llegar a imaginar es que ella me pudiese enlazar con una humana.

— Alfa...— dice el doctor caminando hacia mi.

— Ella...— las palabras se atoran en mi garganta.

— La señorita está estable, la ha traído justo a tiempo unos minutos más y no podríamos haber hecho nada por su vida.—

— Dónde está, puedo verla?—

El doctor me acompaña hasta una pequeña habitación, esto en vez de una habitación parece un armario. Solo hay una pequeña cama, no hay ningún sofá y menos una ventana.

— Me puedes explicar que hace ella aquí! — hablo dirigiéndome al doctor y no de la mejor manera.

— Lo siento, señor yo no me encargó de las habitaciones eso es cosa de Caroline—

— Este hospital es mío, no creo que deba recordarlo. Si está estable quiero llevarmela a mi casa—

El doctor no parece estar seguro aún así lo prepara todo para el traslado. Antes de marcharme llamo a la casa y pido que preparen mi habitación.

— Jhon qué estás haciendo? Ella es una simple humana, por qué la llevas a tu casa. Tú y yo...— dice Caroline alterada

— Tú y yo? nunca ha existido un tu y yo. Solo nos hacíamos compañía mutua, creo que siempre fui claro contigo. Si te vuelves a dirigir a ella con desprecio me veré obligado a desterrarte, te ha quedado claro!—

Ella asiente con la cabeza y se queda parada en la puerta del hospital. En quince minutos aproximadamente llevan a mi humana hasta mi casa, ni siquiera se su nombre, ni su edad, no sé nada de ella.

—Aún no ha despertado señor, váyase a descansar y coma algo, yo me ocupo de la Luna— dice mi Nana sentándose junto a la cama.

— Cómo lo has sabido?—

— Niño, te he criado como si de un hijo se tratase. Hay pocas cosas que se le puedan escapar a tu Nana—

Bajo hasta la cocina e intento comer pero mi cuerpo no está para eso en estos momentos, subo hasta el baño y tomo una ducha. Salgo y veo como Nana se ha quedado dormida.

Observó la figura que hay en la cama, está muy delgada, su rostro está amoratado e hinchado. Aprieto mis puños con fuerza, me acerco a ella y acarició su rostro. Me pierdo en su dulce aroma huele a caramelo y a lluvia.

Me despiertan unos golpes en la puerta, abro los ojos y veo que Nana se ha marchado. Cambio la mirada y veo como mi humana sigue inmersa en su sueño.

Me levanto de la silla, y me dirijo hasta la puerta.

— Jhon, qué ha pasado? Caroline me llamo a noche alterada—

Se asoma al dormitorio y mira con curiosidad el pequeño bulto que hay en la cama.

— No me digas qué es ella! Al fin la has encontrado— dice George mi beta y mano derecha abrazándome.

Pasa al dormitorio antes de que pueda detenerlo.

— Jhon ella es...—

— Humana, lo sé—

— Eso también, además es muy linda, seguro que cuando baje la inflación de su cuerpo tendrás que sacarle los ojos a más de uno— dice sonriendo.

Mi lobo gruñe ante esas palabras.

— Vete, no quiero que despierte y lo primero que vea sea tu cara — respondo y le abro la puerta para que se marche.

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