REMORDIMIENTOS

La habitación quedó muy silenciosa y la pregunta quedó suspendida en el aire. El aire en la habitación se sentía tenso y Austin comenzó a sentir que le sudaban las manos.

"Dimitri lo quiere", gritó el líder pícaro en voz alta, rompiendo el silencio en la habitación. Las palabras resonaron en la pequeña oficina. La gravedad de la situación era fácil de sentir y la urgencia de la solicitud hizo que Austin se sintiera asustado. “Lo quiero aquí en mi mesa lo antes posible, usted es plenamente consciente de las consecuencias de retrasarme”. Él ladró.

Austin se levantó de la silla con el corazón apesadumbrado, sus movimientos lentos y derrotados. El peso sofocante de la inquietud y los presentimientos se aferraban a él, lo que hacía difícil deshacerse de la sensación de desastre inminente. Al salir de la oficina, cada paso llevaba el peso de la exigencia del líder rebelde.

Al regresar a las habitaciones que habían sido designadas para él y sus compañeros exiliados, entró en l