El baile continuó, como se había planeado, o por lo menos como estaba planeado en el cronograma de la actividad, porque en lo que Alexis concernía sus preocupaciones habían quedado justificadas.
Dos, tres, cinco peleas más fueron disputadas en la arena por las rosas más deseadas, como era natural que pasara. Las demás chicas tras bambalinas solo escuchaban los sonidos provenientes del exterior de la escuela, pero nadie que no había sido llamada veía lo que pasaba, solo podía imaginar que aquellos estruendos eran parte de la ambientación o que había empezado a llover y los truenos se hacían los protagonistas de la noche formando parte de la fastidiosa espera.
Megara caminaba de un lado a otro sacudiendo las manos para olvidarse del agujero doloroso que se creaba en su estómago y aunque todavía estuviera molesta por todo el tema de que nadie le había advertido
La noche caía serena y despreocupada, el viaje en el lujoso auto de Victoria era lo más terrorífico que le había sucedido en toda la vida y no podía controlar su mano temblorosa. Sentía un frio seco, entre las piernas y por primera vez consideró la elección audaz de su vestido contra el frio asiento negro. Victoria le dio una mirada firme desde su sitio, una mirada que podía desarmarla completamente en cuestión de segundos, tenía los ojos rojos al igual que su pelo una combinación demoniaca inclusive para un Umbra tan temible como ella que finalizó con una sonrisa pícara que le produjo un dolor tan grande a Alexis como si hubiera sido una estocada.El camino a la mansión de Victoria era eterno, recorrían el bosque en medio de la noche hacia donde solo se encontraban las casas más antiguas de todo el país. Al paso de los años
No se sentía muy distinto de estar en su propia casa, igual de oscuro y lúgubre, solitaria y silenciosa. Todo el camino fue igual de aburrido, solo habían compartido una sonrisa desde que se conocieron y el clima hasta el momento no prometía ser mejor. El cielo aun oscuro y frio la hizo tiritar desde que sacó la pierna fuera del auto de Mateo. Más que el frio, dentro de ella disimulaba la ansiedad a lo desconocido, había hablado con él un millón de veces desde su primer encuentro ¿pero que podría encontrar? No podía olvidar que él era un Umbra y eso de por si lo hacía digno de su desconfianza.Pisó la grava valiéndose de su experticie en el uso de tacones, remangó la cola de su vestido y caminó como si conociera el camino al portal de la mansión. Solo había unas cuantas luces encendidas a los laterales de la puerta de madera y ninguna se&
El día en la casa de Mateo no era tan diferente a lo que hacía cuando estaba de vacaciones y eso le agradaba. Podía ir y venir sin que él le dijera nada, hacia y decía sin que nadie se opusiera, puesto a que nadie estaba allí más que ella. Mateo pasaba sus días en su trabajo, o perdido entre los cuartos que aún no había tenido tiempo de recorrer.No le molestaba estar sola, pero por algún motivo la soledad le carcomía, había pasado tanto tiempo imaginando lo desgraciado de este suceso que ahora ver que no había cambiado su rutina, se sentía como una clase de estafa barata, siendo preparar sus propias comidas lo único tortuoso. Pasó todo el día en pijamas tirada en la sala de estar, con un libro que intentaba terminar para avanzar en su amplia lista de libros por leer y esperando inconscientemente que Mateo entrara por esa puerta enorme de madera
Era el momento de hablar de las cosas, se había dejado ir demasiado una hora antes y ahora el llorarle que no lo abandonaría, le resultaba vergonzoso y humillante, pero tampoco se culpaba, nunca había sentido tanto miedo en su vida, nunca había sido siquiera asaltada en las calles, la burbuja que rodeo su vida se había reventado y sabia que ya no podía volver al punto de no retorno. Las cosas jamás volverían hacer la misma y presentía con razón que, aunque Demian se lo prometiera, el peligro formaría parte crucial de vida. Y es que todavía en la casa contando con la protección del umbra más fuerte, no había dejado de temblar bajo el chorro del agua caliente, no se había desvanecido el nudo en la boca de su estómago y mucho menos las imágenes de esa noche, la sangre cálida en su piel, los golpes que le propinaron y los cuerpos destrozados.As&iac
A este punto su trabajo había evolucionado de ser una esclava, una doncella deprimida de la que se podía alimentar para seguir adelante, a una simple persona que la escuchaba quejarse, para después convertirse en una secretaria. — ¿Crees que solo consigo rosas para sexo? —le preguntó Victoria una vez, mientras le asignaba su primera tarea.La relación entre ambas estaba bien definida, una hablaba y ordenaba, mientras que la otra fiel y mansa escuchaba y acataba las ordenes, solo que en secreto esta última planeaba el escape, sin embargo, cabe mencionar que aquella idea iba poco a poco ahogándose en su alma. Se quedaba viendo en todo momento el estruendoso bosque, imaginándose una y otra vez que Jack salía y le proponía la huida, arriesgándose a tener por lo menos un solo amanecer abrazados uno del otro, solo que era justo en ese momento cuando despertaba de la fantasía y se
Mientras el mar picado hacía de las suyas en la lluviosa tarde que azotaba a Megara, quien veía indignada la carta sobre la mesa— ¿Qué es eso? —Preguntó con una mano en la cintura, observando aquella carta sobre la mesa de madera.—Una carta Meg ¿No ves? —Respondió haciéndose el gracioso para después tirar del codo de la pelirroja hasta atraparla en un abrazo.—¡Agh! Olvídalo —Rodó los ojos y se sacó al Umbra de encima—Ya no me importa —Mintió.—Entonces la tiraré —Demian dio unos pasos en la dirección del zafacón.— ¡No! —Exclamó, la curiosidad se apoderaba de ella, las invitaciones solían llegar de manera elegante y misteriosa al igual que lo había hecho aquel pedazo de material—Puede ser importante.—O puede ser un
El día por fin había llegado y el cerebro de Alexis lo sabía, tanto que abrió los ojos a las cuatro de la mañana. El evento, aunque tuviera inicio a las 10 de la mañana, las ansias no la habían dejado permanecer en la cama más allá de las seis. Jack la sintió moverse de un lado a otro antes de disponerse a pararse y la abrazó dulcemente—Vuelve a dormir, cariño —Le susurró una súplica.—No puedo —Él rio adormilado, esa chica era un destello—Iré por café ¿Quieres? —Él asintió en respuesta apretando el agarre hacia ella, queriendo pasar mucho más tiempo a su lado. A ese punto no sabía si realmente quería ir aquello, quería estar todo el día pegado a ella, sobre ella, oler su aroma floral, acariciar su suave piel llena de lunares y amarla por todo el tiempo que le quedaba
Los murmullos en la sala eran implacables, con un ambiente tan tenso que podía cortarse con un cuchillo, la última vez que la alta corte se había reunido en una asamblea de ese tamaño el pueblo contaba con por lo menos 200 habitantes humanos y ni eran un punto en el mapa de ninguna clase.Como siempre aquel país encantado tenía un clima perfecto para cada ocasión y esta vez no era la excepción. Llovía a cántaros, con truenos y relámpagos que iluminaban el cielo de una forma cruel— ¡Silencio! —Ordenó una voz de autoridad, dando golpes sobre el estrado, de las sombras un pelo plateado casi blanco hizo su aparición.Demian entró con la mirada hecha polvo, tan seria y ruda como el ambiente se lo permitió, carraspeó para romper el silencio—Sean breves, no quiero perder el tiempo ni preguntas repetidas, así que solo diré lo que