42. ¿ANUNCIAS TU LLEGADA, MI BEBÉ?
Marcos adormecido, despega la frente de los pechos de su esposa al escuchar la voz de su hijo. Se estira un poco para desperezarse, pero ve por medio de las cortinas, la claridad de afuera y se percata de que ya es de día.
«¡Mierda! Olvidé poner la alarma», exclama el hombre en su interior, mirando el reloj de la mesa de noche. Sale de la cama, se cubre con la toalla y abre un poco la puerta saliendo del cuarto.
—Buenos días, hijo.
—¡Papi! Estás aquí —exclama con emoción su pequeño.
—Sí, mi amor; llegué en la madrugada y ya estabas dormido —dice el hombre, acuclillándose delante de Simón para abrazarlo y besarlo.
—¿No iré a la escue
43. JONH EVANS Para Jonh Evans, ver cómo el fuego inicia es un deleite indescriptible; una satisfacción que le genera quizás, más placer que cualquier otra cosa. Desde hace años ha estado privado de ese gozo, después de haber sido apresado en una cárcel psiquiátrica, tras degollar a su propia madre y poner su cuerpo a arder como leña en la chimenea. Su madre, esa pobre mujer que se negó a que lo internaran a tiempo, cuando fue evidente que tenía algún tipo trastorno. Esa mujer que no tenía culpa o, quizás sí, porque no lo defendió como debía, del verdadero causante de sus desórdenes mentales, su padre. La mujer solo decidió quedarse callada, pues en un mundo donde las apariencias son más importantes, prefirió eso a ser señalada por la sociedad, aunque de una manera terrible, aprendió que a veces guardar silencio no es lo ideal. Ahora está callada para siempre. De solo recordar al engendro de su padre, a Jonh, le escuecen las cicatrices de quemaduras en su espalda, provocadas como c
44. TANTO, QUE ENTREGARÍA MI VIDA POR USTEDES.—...¿Qué fue lo que pasó en mi casa?—Un cortocircuito que comenzó en uno de los cuartos —le informa el hombre del cuerpo de bomberos.—Oh, m****a.—Pero no se preocupe, el fuego estaba controlado desde antes de que llegáramos —agrega el uniformado...Cuando Jonh Evans vio el fuego ir incrementándose sobre la mesa del tocador y, los objetos inflamables que estaban sobre ella empezaron a entrar en calor, reaccionando en estallidos que aumentaron las llamas, su corazón palpitó con frenesí y sus emociones se dispararon al punto de estar por alcanzar el éxtasis; pero un sonido estruendoso que lastimó sus oídos, lo hizo cubrirse con ambas manos a cada lado y el riego de chorros de agua lo sorprendió bañándolo y extinguiendo el fuego.Alterado por el fuerte ruido, salió por la misma ventana que entró y al poco tiempo, la sirena de los bomberos se escuchó a los lejos acercándose.Lo que no se esperaba la mente maestra de ese sucio plan, es que el
45. ...SI YO CAIGO, TÚ CAES... Esa madrugada, Jonh Evans llega al hotel de mala muerte en el que se oculta, en el mismo que también se oculta la mujer de ojos grises.Jonh, golpea primero la puerta del cuarto de Lina con una serie de toques y ella le abre reconociendo el sonido clave.—¿Lo hiciste? —es lo primero que ella le pregunta.&n
46. ...ME LO DEBES...Marcos, totalmente desconcentrado del trabajo, recoge las carpetas de su escritorio y las guarda; decide que es mejor parar aunque tenga que regresar en otro momento. Ha llamado más veces de lo habitual a casa de su suegra para preguntar cómo están y aún sabiendo que están bien, la ansiedad no se le va.Va hasta la oficina de su jefe a avisarle de su partida, pero la encuentra cerrada. Uno de sus compañeros que está cerca, le informa que el oficial de mayor rango, no ha llegado.Pasa por la oficina de Varela y recuerda hablar con ella, pero tampoco la halla.Se dirige a la de Manson quien está con Deep redactado un informe.—Chicos me iré; no logro concentrarme. Díganle al jefe que después terminaré lo que falta.—Ok, Jones —contestan ambos.—Ah, otra cosa, ¿han visto a Varela?—En su oficina, supongo —responde Michelle.—No, no está, pero bueno, no importa, después hablaré con ella.—Si quieres, yo le doy tu recado cuando aparezca.—No, es recado, es reclamo. Hiz
47. ...ROMPÍ FUENTE.Marcos va conduciendo dispuesto a ir a casa, deseoso de estar con su familia. Pero la sensación de que sus seres amados pudieron estar en peligro por aquel sujeto demente, le sigue causando escalofríos.Queriendo confirmar que, quien está en estado crítico es efectivamente Jonh Evans, se desvía al hospital; necesita saber que no podrá hacerles daño en cualquier caso remoto.Portando su uniforme y placa, además, conociéndose que el moribundo es un prófugo de la justicia, le es sencillo ingresar y pedir la información del paciente, inclusive es conducido por el pasillo donde está la habitación del hombre.—Tiene quemaduras de tercer grado en el 80 porciento del cuerpo; su cara y torso son las zonas más afectadas —le informa una enfermera del área de quemados.Pero eso no le interesa a Marcos. Él solo busca entre los papeles que le dieron, las concordancias físicas con las que prueban que el hombre en la camilla, es el delincuente. La altura, el color de piel y espec
48. YO PUEDO, SOY CAPAZ. —Fue... fuente... Ro... Rompiste fuente —Marcos tartamudea después de quedar unos segundos en shock—. ¡Oh por Dios!... ¿Qué hago? —exclama exaltado, asimilando la notícia. —Primero, cálmate y luego, llama a mi mamá. Marcos asiente repetidamente, salta de la cama y va con rapidez a la puerta del cuarto. —¡Suegra! —grita—. ¡Sarah rompió fuente! —La señora Miller que se encuentra en la cocina preparando café, se apresura a ir hasta donde está su nervioso yerno. —¡Llego el ansiado momento! —exclama Charlotte emocionada, juntando sus manos. Un fuerte quejido desde dentro del cuarto los hace entrar casi corriendo. Sarah está apoyada con una mano en la cama y la otra la tiene en su espalda. —¿Qué? ¿Qué? ¿¡Qué!? —Marcos llega apresurado a su lado. —Una contracción; es fuerte —dice Sarah, apretando los dientes. —¿Qué hago, qué hago? —Toma el bolso de emergencia y lleva a Sarah a la clínica —le dice Charlotte. —Ok, ok... —Marcos corre, busca las llaves del auto
49. ...ME PARECIÓ VER A...Llegando el anochecer, lo dolores de Sarah, van en aumento al igual que la preocupación de Marcos, cada vez que ve a su esposa soportarlos; la distancia entre las contracciones se ha acortado, pero aún no cumplen con el tiempo que dijo la doctora.—No soporto verte así, mi bonita. Vayamos al hospital —vuelve a insistirle el hombre—. Vamos, por favor.Sarah se queda pensativa mirando a su preocupado esposo y luego de unos segundos asiente.—Está bien.•••En el camino, Marcos mira por el retrovisor y frunce el ceño extrañado. Le parece ver el auto de Varela que está detrás, pero por la oscuridad de la noche no alcanza a ver las placas. Astutamente la conductora de dicho auto se desvía, desviando a su vez la atención de Marcos, la cual vuelve a estar solo en su mujer.—Bien, Sarah, vas en 6, es excelente —le avisa la obstetra al revisarla.—¿Cuánto faltará, doctora?—No sabría, señor Jones; todo depende de su organismo.—¿Podemos quedarnos? ¿Hay algo que le ca
50. HOLA, NIÑA; YO SERÉ TU MAMÁ. —Amor —Sarah medio adormecida, le habla a Marcos. —¿Dime, cariño? —Avísale a mamá que ya nació su nieta y que todo salió bien, por favor. Debe estar ansiosa. —Claro, mi vida. Un toque en la puerta los hace voltear en ese momento. —Hola, papitos —una de las enfermeras que estuvo con ellos en el parto, entra a la habitación con una bandeja en manos. —Hola; ¿ya van a traer a la bebé? —pregunta Sarah con ilusión. —Aún no; falta que lleguen y sean revisados los resultados de los exámenes de rutina por la pediatra. Te traje algo de almorzar para que repongas fuerzas. Greta, la jefe de urgencias, me pidió que estuviera atenta a ti. —Tan linda; muchas gracias. —Vine también a preguntarles si quieren que se le perforen las orejas a la niña. —¡Ay, sí! —responde Sarah. —¡No, no, no! —niega Marcos—. Nadie va a chuzar a mi hija innecesariamente. —¡Marcos! Es mejor ahora que después, ella no va a recordarlo. —Pero le va a doler. —No mucho. Más me dolió