45. ...SI YO CAIGO, TÚ CAES... Esa madrugada, Jonh Evans llega al hotel de mala muerte en el que se oculta, en el mismo que también se oculta la mujer de ojos grises.Jonh, golpea primero la puerta del cuarto de Lina con una serie de toques y ella le abre reconociendo el sonido clave.—¿Lo hiciste? —es lo primero que ella le pregunta.&n
46. ...ME LO DEBES...Marcos, totalmente desconcentrado del trabajo, recoge las carpetas de su escritorio y las guarda; decide que es mejor parar aunque tenga que regresar en otro momento. Ha llamado más veces de lo habitual a casa de su suegra para preguntar cómo están y aún sabiendo que están bien, la ansiedad no se le va.Va hasta la oficina de su jefe a avisarle de su partida, pero la encuentra cerrada. Uno de sus compañeros que está cerca, le informa que el oficial de mayor rango, no ha llegado.Pasa por la oficina de Varela y recuerda hablar con ella, pero tampoco la halla.Se dirige a la de Manson quien está con Deep redactado un informe.—Chicos me iré; no logro concentrarme. Díganle al jefe que después terminaré lo que falta.—Ok, Jones —contestan ambos.—Ah, otra cosa, ¿han visto a Varela?—En su oficina, supongo —responde Michelle.—No, no está, pero bueno, no importa, después hablaré con ella.—Si quieres, yo le doy tu recado cuando aparezca.—No, es recado, es reclamo. Hiz
47. ...ROMPÍ FUENTE.Marcos va conduciendo dispuesto a ir a casa, deseoso de estar con su familia. Pero la sensación de que sus seres amados pudieron estar en peligro por aquel sujeto demente, le sigue causando escalofríos.Queriendo confirmar que, quien está en estado crítico es efectivamente Jonh Evans, se desvía al hospital; necesita saber que no podrá hacerles daño en cualquier caso remoto.Portando su uniforme y placa, además, conociéndose que el moribundo es un prófugo de la justicia, le es sencillo ingresar y pedir la información del paciente, inclusive es conducido por el pasillo donde está la habitación del hombre.—Tiene quemaduras de tercer grado en el 80 porciento del cuerpo; su cara y torso son las zonas más afectadas —le informa una enfermera del área de quemados.Pero eso no le interesa a Marcos. Él solo busca entre los papeles que le dieron, las concordancias físicas con las que prueban que el hombre en la camilla, es el delincuente. La altura, el color de piel y espec
48. YO PUEDO, SOY CAPAZ. —Fue... fuente... Ro... Rompiste fuente —Marcos tartamudea después de quedar unos segundos en shock—. ¡Oh por Dios!... ¿Qué hago? —exclama exaltado, asimilando la notícia. —Primero, cálmate y luego, llama a mi mamá. Marcos asiente repetidamente, salta de la cama y va con rapidez a la puerta del cuarto. —¡Suegra! —grita—. ¡Sarah rompió fuente! —La señora Miller que se encuentra en la cocina preparando café, se apresura a ir hasta donde está su nervioso yerno. —¡Llego el ansiado momento! —exclama Charlotte emocionada, juntando sus manos. Un fuerte quejido desde dentro del cuarto los hace entrar casi corriendo. Sarah está apoyada con una mano en la cama y la otra la tiene en su espalda. —¿Qué? ¿Qué? ¿¡Qué!? —Marcos llega apresurado a su lado. —Una contracción; es fuerte —dice Sarah, apretando los dientes. —¿Qué hago, qué hago? —Toma el bolso de emergencia y lleva a Sarah a la clínica —le dice Charlotte. —Ok, ok... —Marcos corre, busca las llaves del auto
49. ...ME PARECIÓ VER A...Llegando el anochecer, lo dolores de Sarah, van en aumento al igual que la preocupación de Marcos, cada vez que ve a su esposa soportarlos; la distancia entre las contracciones se ha acortado, pero aún no cumplen con el tiempo que dijo la doctora.—No soporto verte así, mi bonita. Vayamos al hospital —vuelve a insistirle el hombre—. Vamos, por favor.Sarah se queda pensativa mirando a su preocupado esposo y luego de unos segundos asiente.—Está bien.•••En el camino, Marcos mira por el retrovisor y frunce el ceño extrañado. Le parece ver el auto de Varela que está detrás, pero por la oscuridad de la noche no alcanza a ver las placas. Astutamente la conductora de dicho auto se desvía, desviando a su vez la atención de Marcos, la cual vuelve a estar solo en su mujer.—Bien, Sarah, vas en 6, es excelente —le avisa la obstetra al revisarla.—¿Cuánto faltará, doctora?—No sabría, señor Jones; todo depende de su organismo.—¿Podemos quedarnos? ¿Hay algo que le ca
50. HOLA, NIÑA; YO SERÉ TU MAMÁ. —Amor —Sarah medio adormecida, le habla a Marcos. —¿Dime, cariño? —Avísale a mamá que ya nació su nieta y que todo salió bien, por favor. Debe estar ansiosa. —Claro, mi vida. Un toque en la puerta los hace voltear en ese momento. —Hola, papitos —una de las enfermeras que estuvo con ellos en el parto, entra a la habitación con una bandeja en manos. —Hola; ¿ya van a traer a la bebé? —pregunta Sarah con ilusión. —Aún no; falta que lleguen y sean revisados los resultados de los exámenes de rutina por la pediatra. Te traje algo de almorzar para que repongas fuerzas. Greta, la jefe de urgencias, me pidió que estuviera atenta a ti. —Tan linda; muchas gracias. —Vine también a preguntarles si quieren que se le perforen las orejas a la niña. —¡Ay, sí! —responde Sarah. —¡No, no, no! —niega Marcos—. Nadie va a chuzar a mi hija innecesariamente. —¡Marcos! Es mejor ahora que después, ella no va a recordarlo. —Pero le va a doler. —No mucho. Más me dolió
51. NUESTRA MADRE.—No es justo; prácticamente no la vi. Deberían permitir que los recién nacidos, se queden un poco más con los padres, antes de llevárselos —le comenta Sarah entristecida, a Greta que está en el cuarto.—Es cierto; pero tranquila, ya pronto la tendrás aquí, solo falta que la pediatra la termine de valorar —le asegura la enfermera de mediana edad. De pronto una sensación invade a Sarah, como si un escalofrío le atravesara el cuerpo—. ¿Qué te pasa? —pregunta la mujer, observando la expresión de Sarah.—No... no sé, solo sentí algo aquí —responde ella, tocándose el pecho...En la sala de neonatos, Lina se siente descubierta por la mujer que está en frente, quien viste también de algún tipo de asistente médico.—¡Oh, por Dios! —vuelve a exclamar la mujer, ahora un poco más emocionada—. ¿Es ella? ¿Es esa la bebé de Sarah?Lina aún nerviosa, relaja su semblante sabiendo que no ha sido descubierta, sin embargo, no retira su mano del arma.Delci acababa de llegar a su turno,
52. TAN BONITA COMO TÚ, MI BONITO. Luego de que su mujer y su hija son dadas de alta en el hospital, Marcos conduce a casa con ellas a bordo. Está contento de que todo haya salido bien para las dos. —Amor, ¿por qué parqueas aquí? —pregunta Sarah, cuando el hombre detiene el carro en frente del garaje de su casa y no en la de Charlotte. Marcos se baja del auto, toma el bolso materno y abre la puerta de atrás donde se encuentran sus mujeres. —Porque este es nuestro hogar. —Pero no está en condicio... —Shhh... Solo ven —Marcos extendiendo sus manos, ayuda a Sarah a salir del auto con la bebé que está en sus brazos. Caminan al porche y, con calma, el hombre va sosteniendo por la espalda a su recién parida esposa para subir los escalones. Llegando al último escalón, la puerta principal se abre y la voz emocionada de Simón, los hace mirar al frente. —¡Sí, abuela, sí son! ¡Llegaron! —grita el pequeño Simón, saliendo emocionado de la casa—. ¡Papi! ¡mami! —¡Hijo! —Marcos recibe a su pe