Capítulo11
Al escuchar las déspotas palabras de Sergio, Sofía bajó rápidamente la cabeza, y se colocó junto a él, aparentando ser una pequeña y asustada conejita.

Viendo la mirada indiferente de Sergio, similar a la que recordaba de su vida pasada, Marina sintió un fuerte peso en el corazón. Originalmente quería expresar su gratitud, pero ahora parecía que a Sergio simplemente eso no le importaba.

—Estoy muy cansada, hagan lo que quieran —dijo mientras subía con cuidado las escaleras.

Ahora su mente estaba enfocada por completo en otra cosa. Si Héctor pudo atacarla tan fácilmente anoche, otros también podrían hacerlo. No podía depender de Sergio para siempre sin tener ningún poder de autodefensa.

Al día siguiente, Marina se preparó muy temprano para salir. Al bajar las escaleras, se encontró justo con la anciana señora Blanco sentada en la sala de estar, mientras Sofía estaba muy nerviosa de pie a un lado, con aspecto de haber llorado recientemente.

—Señora Blanco —frunció el ceño Marina. La
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