CAPÍTULO LII. MADDOCKS
Gael
No comprendía qué era lo que estaba pasando. Jamás había visto a esas personas, no tenía la menor idea de quiénes eran, pero la mujer los proclamaba como una de las familias más poderosas del Reino.
Aunque mi recelo no se debía únicamente a ello. No. Había algo en ellos dos, algo que no lograba identificar.
Pero sentía que no era bueno.
—No entiendo a qué se refiere —Le respondí a la mujer, manteniendo mis reservas—. No los he visto antes por aquí.
La pelinegra ladeó una sonrisa, mientras asentía muy apenas. Entonces, fue el hombre a su lado quien habló.
—Disculpe a mi esposa, Alteza —pronunció, mientras hac
CAPÍTULO LIII. ANTICIPACIÓNAnissaRealmente, me sentía mejor con respecto a la cena. Si bien al principio fue intimidante, luego comencé a estar mucho más confiada de mí misma y no tenía temor alguno de expresar cuáles eran mis pensamientos, sin importar que algunas verdades pudiesen incomodar a ciertos invitados. Pero eran solo eso: Verdades. No había dicho nada que no fuera cierto y ellos lo sabían, pero a algunas personas no les gustaba escuchar qué tan egoísta podía llegar a ser el mundo.Sin embargo, no por esa razón me iba a quedar callada. Por el contrario, ahora, más que nunca, me esmeraría por cambiar lo que estaba mal.Y me sentía bastante ansiosa por hablarlo con Gael, pero cuando me despedí del matrimonio que
CAPÍTULO LIV. ALASAnissaLas palabras que Gael me dijo aquella noche me dejaron bastante intranquila. A pesar de que sabía que lo que él menos quería era asustarme, por supuesto que era un hecho el peligro que todos corríamos en el Reino. Pero ese era el punto del trato que hicimos inicialmente, por esa razón acepté en un principio y, por esa misma razón, me había pasado los siguientes días metida en la biblioteca, leyendo y aprendiendo todo lo que podía sobre el mundo de los Hijos de la Oscuridad y las Noctelarus.Eran muchísimos libros, muchísima información. Y, estaba cansada. Era muy poco lo que dormía. Algunas prácticas eran más complejas que otras, pero ponía empeño en todas y cada una de ellas. Tenía que lograrlo. Yo era la única h
CAPÍTULO LV. TEMORGaelMe encontraba fuera del Palacio cuando escuché las fuertes pisadas de un caballo acercándose a toda velocidad. Neil se había ido hacía poco al castillo de los Poyner y yo planeaba visitar el pueblo, para dar una vuelta por los alrededores del caserío. Pero esos planes cambiaron cuando vi a Silver correr directo hacia donde yo estaba, cerca de las caballerizas.De inmediato, supe que algo no iba bien. Anissa se había ido un par de horas antes a la pradera para practicar su magia y, por supuesto, fue con Silver. Ahora la yegua regresaba sola y estaba sumamente alterada.Me alejé de la entrada de las caballerizas apenas la vi, sintiendo cómo el ritmo de mi pulso aumentaba gradualmente, mientras mis cejas se juntaban. Silver se apresuró hacia mí, inqu
CAPÍTULO LVI. SOLO NOSOTROS Anissa Al despertar, lo primero que sentí fue confusión. Todo era muy vago dentro de mi mente, por lo que no tenía ningún recuerdo claro acerca de lo que había pasado. Simplemente, todo estaba en blanco. Parpadeé varias veces, lentamente, mientras juntaba las cejas por instinto. Cuando enfoqué mi visión en el dormitorio, noté que era de noche. La luz de la luna se filtraba por las cortinas y hacía una suave brisa. También me percaté que estaba acostada boca abajo, con la mejilla reposando en la almohada y la espalda descubierta. Confundida, me levanté de a poco y vi que sí tenía puesto un camisón, solo que no abotonado en la espalda, por lo cual esta quedaba expuesta. Cuando me pregunté por qué, fue cundo los recuerdos llegaron a mi mente; el inmenso dolor que sentí en la espalda, como si mis huesos se rompieran
CAPÍTULO LVII. LA PRIMERA ÚLTIMA CARTAAnissaMientras peinaba mi cabello, frente al espejo, observé por el reflejo a Gael sentarse en el borde de la cama y tomar la hoja de papel que estaba doblada sobre el pequeño cajón de madera. Sentí mis mejillas sonrojarse, precisamente por el contenido que tenía dicho papel.Dejé el cepillo sobre la mesa y me di la vuelta hacia él. Sus ojos pasaban por las líneas escritas en él con curiosidad. Verdaderamente, estaba atento a lo que allí decía.—No sabía de esto —murmuró, no como un reclamo; sino con cierta sorpresa.Tomé un largo suspiro y caminé hacia él, para sentarme a su lado. Ahora, sus ojos grises me miraban con atención.—Estuve escribie
CAPÍTULO LVIII. MUERTOS VIVIENTESNeilCuando desperté, lo primero que sentí fue el fuerte dolor de cabeza. Pulsaba en mi nuca y se expandía por todo mi cráneo. Estaba desorientado, no sabía qué era lo que pasaba, ni dónde me encontraba.Entonces, comencé a recordar. A mi mente llegó el momento en el que fui golpeado a las afueras del castillo. Recordé haber caído al suelo y después ser rodeado por un apestoso humo rojo, antes de que todo se sumiera en la oscuridad.Ahora me encontraba en un lugar oscuro, en donde también había un olor desagradable, mientras que mis muñecas estaban presas por las argollas de las cadenas, las cuales mantenían mis brazos suspendidos en una posición incóm
CAPÍTULO LIX. SOBREVIVIRAnissaNo podía creer lo que mis ojos veían, aun cuando había presenciado escenarios verdaderamente increíbles en el último tiempo.Esto era completamente diferente.Los aspectos de aquellas personas eran terroríficos. Guturales gruñidos escapaban de sus bocas, mientras que sus ropas estaban desgarradas y sucias. Parecían haber pasado una gran cantidad de tiempo encerrados. Ahora que veían la luz del día, estaban sedientos de sangre.Y esa sed se expresó en el salvajismo con el que comenzaron a correr hacia nosotros, guiados por Moira.Lo primero que llegó a mi mente fue que habíamos dejado atrás a los caballos, así que corrí con todas mis fuerzas hacia ellos.
CAPÍTULO LX. ESCENARIO DE SANGRE Y FUROR Anissa Probablemente, jamás en mi vida mi corazón había latido tan fuerte, como lo hacía en ese momento. Sentía que mi pecho iba a estallar en cualquier instante, producto de las emociones que recorrían mis venas. Sabía que aquel día era crucial. De nuestro éxito o fracaso, dependía todo el Reino. Pero yo no estaba dispuesta a fallar. Cuando Silver y yo nos abrimos paso fuera del bosque y llegamos al Palacio, me encontré con aquello que tanto temía: Los muertos vivientes infectados por los Ereseos ya estaban atacando. No vi rastros de Declan en ese momento, pero el lugar sí estaba minado de todas esas criaturas repulsivas que atacaban a los guardias, quienes, provistos con sus armaduras metálicas y sus espadas, se defendían tanto como podían. Aquel era un escenario de sangre y furor.