Incapaz de seguir viendo la escena, Williams perdió la fuerza en sus piernas, su rostro se volvió pálido mientras caía de rodillas junto a Belén.
—No es tu culpa… Es la mía. Los otros me bloquearon el camino de forma deliberada, pero debí haberlo ignorado y haber venido directo. Desde el principio, no debía haber ido a la orilla del mar para atraer a ese hombre… Su muerte es por mi culpa— murmuró William.
No estaba Claro si le hablaba a Belén o murmuraba para él mismo, golpeó el suelo varias veces, lo que hizo que sus nudillos comenzaran a sangrar.
Al ver eso, ella se retiró rápido de su mano y le instó:
—¿estás loco? Si sigo golpeándote así, te vas a quebrar la mano.
—¡Suéltame! Si se quiebra, ¡que así sea! Yo lo maté, Así que tengo que pagarle con mi propia vida.
Belén se negó a soltar su agarre. En ese momento, la mujer que había estado haciendo un escándalo antes se precipitó sobre ella y la abofeteó. La tomó por sorpresa, sintió un ardor en la mejilla por el dolor, ensegui