Álvaro también escuchó la voz, y luego de abrazar a Alicia con celeridad, se dio la vuelta y escaló el árbol de algarrobo hasta la pared y saltó hacia afuera. —¡Alicia! — La voz de Noelia se escuchaba cada vez más cerca. Fingió como si nada hubiera sucedido, se dio la vuelta sorprendida y trotó hacia ella. —¿Por qué te levantaste tan temprano? Noelia la miró con desdén, dijo arrastrando las palabras. — Me pareció haber visto a alguien más aquí, más temprano. Alicia extendió las manos de manera inocente en respuesta. — Aquí no hay nadie más. Debes saber alucinado, solo me desperté temprano y no quise despertarte, Así que decidí levantarme de la cama y dar un paseo para tomar un poco de aire fresco. La expresión de Noelia era seria, dejaba muy en claro que no le creía. No obstante, justo cuando estaba a punto de decir algo más, un monje con túnica verde se acercó y le susurró unas palabras al oído. Su expresión cambió un poco y miró a Alicia de manera conflictiva.
—En realidad, no es muy apropiado mencionar este asunto hoy día, pero soy la clase de persona a la que no le gusta demorar nada, incluso el matrimonio — declaró Daniel, sosteniendo la mano de Belén. Sorprendido, Santiago repitió las palabras, con los ojos bien abiertos. —¿Incluso el matrimonio? ¿A qué se refiere con esto? — Señor García, me gustaría casarme con Belén. Así que vine hasta aquí con ella para obtener la libreta de familia — respondió Daniel, mirando a Belén. Santiago, enseguida, quedó estupefacto. De forma igual, los sirvientes que estaban a un costado y lo escucharon también quedaron boquiabiertos. Sin esperar a que Santiago recobrara los sentidos, Daniel continuó: — Estoy planeando, registrarme matrimonio con Bely hoy. La boda se celebrará más adelante cuando los dos tengamos tiempo. Después de todo, se necesitan los preparativos para la boda y quiero darle a Bely una gran celebración. Me pregunto si aceptaría casarnos, señor García. Mientras Santiago todavía est
El sirviente sintió un escalofrío en la espalda mientras Alicia lo miraba. — Lo siento, señora García. Pude haber visto mal. Debería entrar y verlo por sí misma — sucumbió enseguida. Tras el comentario, el sirviente se apresuró. Como Santiago había dado a conocer la noticia de la muerte de Ana, muchos invitados se habían ido a mostrar su respeto al patio, donde estaba ubicado el cajón. Todos los que trabajaban en la residencia estaban ocupados sirviendo a los invitados y no tenían tiempo de hablar con Alicia. Alicia se quedó mirando la espalda del sirviente de forma siniestra y memorizó los rasgos antes de entrar a la mansión. Donde había un ambiente muy triste. Alicia suspiró. «He estado casada durante años, y solía amarlo. Si bien me alegro de que esté muerto; aun así, me siento mal. La vida es corta, Así que debo vivirla. Mmm, pero ¿dónde está el cajón? ¿El cuerpo todavía está en la morgue del hospital?». Confundida, Alicia detuvo a una sirvienta que salía. —¿Dónde está
Antes de que Santiago pudiera consolarla, la escuchó gritar: — Santi, ¿cómo pudiste dejarme sola? Santiago se tambaleó por el asombro. «¿Qué acaba de decir esta zorra? ¿Escuché mal?». — Eres el jefe de la familia. Y ahora estás muerto, ¿Qué sucederá con nosotros? ¡Bastardo! Prometiste que me ibas a cuidar para siempre cuando nos casamos. ¿Por qué me dejaste tan pronto? — continuó gritando Alicia. Sus palabras dejaron a Santiago y a toda estupefactos. En especial a Noelia, quien quedó aquí abierta por el asombro. «¿Alicia ha perdido la cabeza? En vez de estar de luto por su hija, ¿por qué está amaneciendo a Santi?». De repente, Noelia se dio cuenta. «¡Se debe haber equivocado!». ¡Cómo la situación le pareció tanto graciosa como vergonzosa! «Después de todo, el nacimiento de Ana fue un error. Alicia la consentía mucho, Así es que es bueno que esté muerta. Al menos, no va a humillar más a la familia García». Antes de que alguien pudiera verla, Noelia se fue de lugar. Santiag
—«Santiago, debes estar bromeando. Tal vez está enojado y se quiere vengar de mí». Horacio ya había tenido suficiente de sus excentricidades. Era su familiar, y no quería ver a Santiago humillado en público. — Alicia, Ana está muerta. Sé que es difícil aceptar, pero es la verdad. Mis condolencias —replicó. De hecho, Horacio se sentía agotado. Después de meterse en problema, su hija había hecho un gran alboroto y se había rehusado a ir al ayuntamiento para casarse. Antes de dejar la casa ese día, le había dicho a la sirvienta que la atara antes de llevarla hasta ahí a la fuerza. «Me pregunto cómo estará ahora». Mientras tanto, Alicia todavía se rehusaba a aceptar la verdad. Después de todo, parte del motivo por el que habías conspirado y trabajado tanto era para beneficio de su hija. Simplemente, no había forma de que aceptara con facilidad la muerte de Ana. —No. – Dio unos pasos hacia atrás y sacudió la cabeza—. Imposible. Santiago perdió toda la paciencia. —¿¡Puedes verlo p
Santiago suspiró frustrado. «No debía haber traído de vuelta a esta zorra loca, sus tonterías me han avergonzado por completo». El patio trasero una vez más se volvió tranquilo después de que habían acompañado a Alicia de nuevo a la casa. — Disculpen, todos. —comentó Santiago—. Alicia está consternada para pensar con Claridad esta noche, ha hecho el ridículo delante de todos ustedes. La multitud intercambió miradas antes de denegar su disculpa al agitar las manos. — No se preocupe, es totalmente comprensible. — Asegúrese de que la señora García se cuide. Siempre puede intentar tener otro hijo, no serviría de nada que se enfermara. — Usted también debe cuidarse y ser fuerte durante todo este Calvario. Con las palabras de Consuelo que los invitados expresaron, Santiago se sintió m
Hugo apretó los dientes y no pudo responderle de forma diplomática. Se habían pasado las noches soñando con casarse con Paola y deseaba anunciarlo al mundo entero. Tras un repetido y cruel el rechazo de ella en aceptar su mano, él finalmente llegó a la conclusión de que aquella anoche fue un malentendido, a Paola nunca le había gustado él. El sorprendente giro de los acontecimientos, el matrimonio que iba a celebrar, lo entusiasmaba y frustraba al mismo tiempo. La fuerza de los sentimientos en su interior lo puso nervioso durante los últimos días, Así que respiró profundo y bramó: —¿¡Eso no es asunto tuyo! —¡Es verdad! — dijo Belén de forma abrupta cuando un pensamiento se le atravesó—. El señor Ponce mencionó que ustedes también están aquí para obtener su acta de matrimonio. ¡Perdónenme por mi mala memoria, felicitaciones a ambos! Paola se enfureció aún más por el Sarcasmo. —¡Zorra! ¿Esto es u
Cuando Daniel subió al maybach, el chofer se percató de su seño fruncido y bajó con discreción las persianas que separaban al conductor de los pasajeros. Belén sintió que el aire del auto se comprimía porque Daniel era de contextura grande y el oxígeno se agotaba. Junto con el repentino cambio de presión atmosférico dentro del vehículo y el hecho de que el chofer había bajado las persianas, ella se sintió muy incómoda. Él, en cambio, parecía tan despreocupado como siempre. Belén se lamentó por haberse asustado tan fácilmente. «Solo es un matrimonio por conveniencia, ¿por qué tengo que estar nerviosa como una novia de verdad?». Se frustró en su interior cuando Daniel le entregó de repente un documento que parecía un acuerdo. —¿Qué es esto? Preguntó sorprendida. —Las reglas básicas que has establecido — contestó él con despreocupación—. Me he tomado la libertad de redacta