Aquella pareja muy melosa y Takashiro que hacía un mal tercio, emprendieron el viaje hacia la comunidad de los humanos, que habitaban indefensos en lo más alto de la montaña, el joven insulso lloraba amargamente en su interior mostrando una careta por fuera, que aparentaba no importarle absolutamente nada.
El viento húmedo de una tormenta eléctrica comenzó a avisar que las nubes no habían terminado su trabajo, el clima era demasiado frío que no parecía ser mediodía, el torrente de viento llevaba agua en medio de su brisa anunciando que era tarde para escapar del llamado de la naturaleza.
Los tres comenzaron a caminar mucho más lento, pues debían tener más precaución porque el pantano era peligroso con las fuertes lluvias; el sonido del aliento de los devoradores se escuchó cerca del camino y decidieron esconderse en un pequeño aprisco que estaba cerca de su posición.
Los pasos se escuchaban cada vez más fuerte cerca de aquel lugar, era una marcha suave pero p
Al abrir sus ojos, el bosque estaba totalmente despejado, la lluvia había desaparecido y delante de él, un joven amarrado se encontraba en el suelo, forcejeando contra aquellas ataduras que lo mantenían inmóvil. Takashiro buscaba a Varfiria pero ni ella ni los devoradores se encontraban en aquel lugar, no tenía sentido lo que estaba pasando “¿Acaso el rayo acabó con ellos?”; se decía y asustado comenzó a gritar “¡Varfiria!” repetidas veces mientras se encontraba desprevenido en todo derredor; entonces escuchó la voz del joven que le dijo “¡Oiga! Sujeto extraño, si sigue gritando seremos alimentos de los devoradores ¿Por qué mejor no hace algo más útil y me desata?”. Takashiro volvió en sí y mirándolo se apresuró a desatarlo mientras le preguntaba “¿A dónde se fueron todos?”. El joven terminó de librarse de aquellas ataduras y le respondió “Debemos irnos”, sacudió sus piernas y comenzó a correr hacia dentro del bosque; antes de perderse se detuvo y mirando a Takashiro
El entusiasmo fue mutuo y sin perder tiempo, Van se acercó a él y golpeándolo en su pecho le dijo impetuoso “¡Vamos, atácame!” cambiando su semblante repentinamente; Takashiro dudó con esas palabras tan amenazantes y en un pestañeo, el joven Van saltó sobre él cayendo detrás; al tocar el suelo se impulsó de regreso sobre Takashiro, golpeando su espalda con el pie derecho. El impacto lo lanzó a unos cinco metros de su posición y al darse la vuelta le pidió a Van que esperara un momento, su ahora maestro guardó quietud y tomando su espada le dijo “Dijimos que entrenaríamos fuertemente; desde este momento, solo dormirás cinco horas e incluso, cuando tu cuerpo no soporte más el dolor, deberás ponerte de pie. Te enseñaré las técnicas secretas de los siete guerreros pero antes debes fortalecer tu cuerpo, desde ahora serás esforzado y no habrá tregua”; sacó la espada que portaba en su vaina y lanzándola al aire, la tomó de la hoja sin cortarse y la entregó a Takashiro, quien estaba
Así pasó como un chasquido casi un año de entrenamiento desde que se conocieron Van y Takashiro; la noche estaba en su máxima y era necesario el descanso; Takashiro guardaba la esperanza de encontrarse con los recolectores y deseaba que Varfiria estuviera con vida; pues ahora era más poderoso y sabía que podía defenderla. Van se acercó a Takashiro antes de dormir y le dijo “Mañana emprenderemos un nuevo viaje para encontrar a esa gente de la que me hablaste cuando nos conocimos, espero que realmente sean distintos a los humanos de mi aldea; prometo que daré mi mayor esfuerzo para proteger a los tuyos y sobre todo a esa chica que te hace suspirar tanto”. Las palabras reveladoras de Van demostraban a Takashiro lo predecible que era para el amor, pues aun delante de un joven se había puesto de manifiesto su cándido sentimiento “Espero que siga con vida, si eso sucede, te la presentaré con mucho orgullo pero por favor, no me hagas quedar mal delante de ella” respondió a
Un sueño muy extraño… La silueta de un joven se encuentra peleando contra cinco hombres armados, un carruaje está cerca de ellos y tres personas más completan aquella escena muy extraña. No es posible identificar los rostros de aquellas personas, tampoco es posible entender la razón de aquella pelea, lo cierto es que hay algo que emana desde el fondo de una de las siluetas, es un rojo intenso que abruma el corazón de Takashiro; de pronto, un abrumador viento solano despeja el lugar y una nueva silueta aparece frente a él, tiene un aura rojo oscuro que comienza a crecer conforme camina hacia la batalla; el temor se apodera de Takashiro y una mano lo toma del hombro despertando de inmediato de aquel extraño sueño. Al abrir sus ojos, su madre estaba frente a él y el sonido de muchos pasos, cual marcha militar se escuchaba a lo lejos “¿Madre? ¿Qué ha sucedido?” preguntó inquieto “Guarda silencio” le dijo ella mientras tapaba su boca y miraba hacia arriba muy asu
Entonces el señor Bomel Taharino interrumpió diciendo “Este día hemos sido libertados de un ataque, pero es necesario que cambiemos nuestra morada, pues también hemos sido testigos de un devorador que es capaz de hablar como nosotros y mantener la cordura, por lo que no podemos tomar las cosas con ligereza”. La comunidad comenzó de inmediato con su tradicional travesía, con la diferencia que esta vez no había temor de una persecución, más bien los vientos de libertad se hacían sentir y un canto entre los presentes comenzó a florecer: “En medio de la tempestaaaaad Un guerrero ha nacido Puedes ver su caminaaaaar Su nombre es Takashiro Nadie lo podrá venceeeeer Su fuerza es descomunal Si lo ves apareceeeeeer Es el héroe de la humanidad La esperanza tiene un nombre nuevo, la esperanza de un respiro El día vio la luz de un guerrero, su nombre es Takashiro”. Para el joven guerrer
Así pasaron varias horas hasta que se escuchó el sonido de los atalayas que vigilaban en la fortaleza “¡Ya vienen los recolectores!” y la mayoría de aldeanos esperaban con ansias su regreso, pues eran pocas las municiones que tenían para la comunidad. Takashiro se asomó sobre los muros y observó el regresar de sus compañeros, sin embargo, algo extraño ocurría; su caminar era demasiado lento y parecían no traer nada consigo “¡Prepárense para atacar!” gritó con fuerza Takashiro y todos los guerreros, muy atónitos tomaron sus arcos y sus espadas y se prepararon para la batalla. La mirada de los aldeanos estaba sobre Takashiro, quien pedía al resto de recolectores, que dispusieran sus cinturones porque tendrían que pelear, cuando vio a Varfiria junto a él, le dijo “Quédate atrás con el resto de aldeanos” pero ella lo ignoró por completo y siguió atenta a lo que se avecinaba. Takashiro molesto le pidió de nuevo que se retirara pero Varfiria, en esta ocasión decidi
Takashiro estaba decidido a terminar aquella pelea de una vez por todas y siguió a Fuego hasta llegar a un pequeño pantano en el bosque, entonces el devorador saltó hacia atrás con mucha presteza y se detuvo a unos metros de él diciendo “Será mejor que te detengas o de lo contrario morirás”. Aquellas palabras no parecían importarle a Takashiro quien continuó acercándose hasta que vio que a su alrededor aparecieron casi veinte devoradores; entonces comprendió que era una emboscada y manteniendo la guardia miró hacia todos lados esperando el momento para defenderse de cualquier ataque. Fuego lo miró sonriendo y le dijo “No debes preocuparte que nadie te atacará; hacía tanto que no peleaba de esta manera que estoy dispuesto a dejarte con vida, tal vez en otra ocasión volvamos a pelear”. El gran héroe lo miró con mucho mayor odio y le dijo “No habrá otro día, vengaré a mi novia y llevaré tu cabeza a la aldea como trofeo; si crees que puedes matarme con esas besti
Su corazón estaba emocionado y era como si volvía a la vida poco a poco; tomó el cristal negro y levantó lo más que pudo sus manos, esperando que los relámpagos lo alcanzaran para ser llevado al pasado si su teoría era cierta, aunque cabía la posibilidad que fuera un error y su muerte quedara como resultado de su tan alocada idea. No obstante, la muerte no era más que un camino que debía recorrer Takashiro, pues sin su amada, su vida no tenía sentido y esta era la única probabilidad para ser rescatada su alma del abismo donde se encontraba. La noche estaba a punto de finalizar y con ella la tormenta también decía adiós, la esperanza de Takashiro era muy ferviente, que aquel mal momento no detendría su objetivo; volvió una y otra vez constantemente, siempre que la tormenta se ponía, Takashiro estaba presente y luego de varios días, su fe comenzó a sucumbir, pues no resultaba como lo había planeado. Una tarde muy oscura, cuando su corazón estaba a punto de desf