Después de permanecer en el hospital durante una semana, tan pronto como entró en la casa y vio la decoración y los muebles que le eran conocidos, ella sintió la sensación de familiaridad como si se hubiera ido toda la vida.

Al verla parada en el vestíbulo y sin entrar, Lu Shijin le preguntó suavemente: "¿Qué ocurre?".

Tang Ruochu inclinó la cabeza y le sonrió. "De repente me siento como si no hubiera estado en casa por mucho tiempo".

La mano que sostenía la de ella se movió a su mejilla, y él le dio un suave beso. Lu Shijin la miró intensamente, y sus ojos negros estaban llenos de destellos de luz brillante. "Bienvenida a casa".

La sonrisa en los labios de Tang Ruochu se ensanchó, y sus ojos se llenaron de lágrimas. "Sí, ya estoy en casa".

Lu Shijin se sintió emocionado y la tomó de la mano y la llevó directamente hacia arriba, a su habitación.

Él cerró la puerta. Al instante, él precipitó a Tang Ruochu contra la puerta. Ella miró hacia arriba, y sus ojos estaban llenos de sorpr