"¡Maldita sea!"

Tang Ruochu maldijo en su corazón. Descubrió que la puerta estaba cerrada desde afuera y solo pudo oír unos pasos apresurados.

"¿Quién está afuera? ¿Qué quieres hacer? ¡Déjame salir!"

"Bang, Bang, Bang—"

Tang Ruochu tocó a la puerta con frustración y miedo.

Su uso de fuerza hizo que su cabeza girara y se sintiera aún más mareada.

Obviamente, lavarse la cara no la ayudó a recuperarse. Sin embargo, el poder del vino parecía más fuerte. Además, debido a su uso de la fuerza, su fuerza se estaba disipando lentamente.

Sin embargo, nadie de afuera respondió a sus gritos.

Tang Ruochu continuó golpeando la puerta, sin estar dispuesta a darse por vencida. "¡Déjame ir! ¿Quién eres? ¿Qué quieres hacer?"

"¡Será mejor que te quedes allí obedientemente!"

Entonces, una voz fría sonó sobre su cabeza.

Tang Ruochu levantó la cabeza con cautela cuando un balde de agua fría fue derramado encima de ella.

"¡¡¡Agh!!!"

Tang Ruochu gritó en voz alta. Todo su cuerpo estaba empapado,