"No me importa. Ya que él nos lo prometió en ese entonces, tiene que ser él quien convenza a Tang Ruochu. Realmente no puedo esperar a que este asunto se resuelva. Si quieres seguir viviendo una vida cómoda después de esto, tienes que ayudarme. Si no, cuando estés vieja, prepárate para vivir bajo el capricho de Tang Ruochu".

Las palabras de Gu Ruoruo no fueron contundentes ni duras. Sin embargo, la expresión de Zhao Xiaowan cambió mientras las escuchaba.

No había sido amable con Tang Ruochu todos esos años. Naturalmente, no esperaba que ella la tratara bien en el futuro.

Zhao Xiaowan sintió miedo ante la idea de no tener apoyo a una edad mayor, y aún más ante la idea de enfrentarse a esa pequeña perra. Por esa razón, accedió apresuradamente, "Mamá lo entiende. El aniversario de la muerte de la madre de esa perra es en dos días. Ella volverá y le pediré a tu padre que firme el contrato de transferencia de acciones".

El silencio de Gu Ruoruo sorprendió a Tang Ruochu.

Sintió que esa