El fuerte viento y el frío de la mañana era lo que más me molestaba en el carruaje; la ventana estaba empañada de neblina y el sonido de los caballos galopando era lo más audible en el silencioso carruaje, William iba a mi lado con las piernas cruzadas dormido profundamente.
- Esto es incómodo ¿No? Llevamos ya dos semanas de casados y ni siquiera tenemos una buena comunicación. - dije preguntándomelo a mi misma.
El hombre abrió sus ojos rápidamente y los clavó en los míos haciendo que me respingara.
- Entonces si es así, dime Elizabeth ¿Qué hacías tan cerca de Lucas en el jardín?
- Y usted su alteza? ¿Cuál es la excusa por espiarme? - dije retadora
- Yo? Pasaba por ahí ya que iba a buscar a mi esposa para la reunión ¿Acaso eso está incorrecto a sus ojos?
Como siempre se salía con la suya. Miré para otra parte enojada sin saber que decir y exclamé defendiéndome.
- Era una simple conve
Entre líneas se podía leer lo que mostraba un verdadero fundamento, una verdadera profecía. Mientras mis ojos iban recorriendo las lineas del destino los otros simplemente me miraban con confusión.- ¿Puedes leerlas? Tienen un lenguaje distinto.- Claro que sí - dije de inmediato sin tomarle mucha atención a lo que pasaba a mi alrededor. Pero entre las líneas sólo podía leer cosas incoherentes sin sentido alguno.- Esto no dice nada. No tiene sentido o relación con los otros pergaminos habla sobre un lugar en específico pero nada más.. no tiene sentido.- ¿Como?- Dijo Simón- ¿Un lugar?- Sí, un lugar pero no especifica que hay ahi.- Eso es todo lo que hay.!?- Dijo la señora un poco decepcionada- Si, Pero tengo una suposición.... creo que hay otro pergamino que nadie a encontrado aún. Porque este solo parece una continuación, ya que al comienzo sólo sigue una oración. Es lo que pienso.- Entonces hay que
Cuando Elizabeth tenia 15 años conoció al príncipe del Oeste: Elios , un joven elegante, carismático, alegre, caballeroso, era perfecto según Elizabeth. Entre los fugaces sentimientos de una joven enamorada pensó en declarar su amor escondido. Pensó en una pequeña carta escrita por sus más grandes sentimientos ayudada de su abuelo quien era rey del Este en esos tiempos. - Si lo quieres, puedo conseguir que te cases con él.- Dijo su abuelo acariciando su hermoso cabello. La muchacha enamorada con los alientos de su abuelo tuvo más iniciativa a mostrar sus sentimientos al perfecto príncipe de 21 años. Cuando envío su carta el príncipe corrió a ver a su princesa, al encontrarla la besó y correspondió a sus sentimientos diciendo que de igual forma la había amado desde la primera vez que la vió, la niña muy feliz volvió a su cuarto y mirando a la luna enamorada se encontró con su amado príncipe con otra mujer. Sus lágrimas se habían caído y sus ilusiones se habían dest
William entre miradas confusas se dedicaba a observar a su amada, ella sonreía, reía ella estaba tan viva, era ella tan perfecta y diferente que con sólo mirarla sentía el ardor de su pecho volver a crecer. El había sufrido, todos en el reino lo sabían, pero aquel instante, los tantos instantes que sus ojos buscaban sus momentos le resultaban tan.... vivos.Escondido mirando hacia el horizonte, mirando lo que anhelaba con toda su vida, algunas risas se le escapaban de sus labios al ver las escenas de su amada... El... el estaba vivo al mirarla....- ¿No crees que es raro?- Dijo William mirándose al espejo- ¿Que?- dije yo sin mirarlo.- Que una mujer cualquiera diga que es tu mamá..- Dijo el mirando hacia otro lado.- No.. para nada, yo se que ella es mi madre ¿Por qué me engañaria?- dije mirándolo con el señor fruncido ¿Cómo se atreve? Duda de mi madre...- tranquila... - dijo riéndose- s
Desperté de mi sueño, me levanté de la cama, vi hacia la ventana y dije- ¿Estará enojado por decirle estúpido?- dije al instante con un poco de picardía.Entró Diane, mi cuidadora personal nombrada por mi, mi consejera, la que compartía mis chismes. Mi mejor amiga, y la primera que tenía.- Mi reina ¿Qué tal este? - dijo mostrandome un hermoso vestido color rosita.- Muy rosa, pero esta bien- me lo coloqué con su ayuda y ya estaba en la gran mesa junto a William. Mis invitados especiales ya se habían ido porque tenían algunos asuntos que resolver así que me encontraba sola con el tipo a quien grite estúpido y lloré por el la noche anterior por que había perdido a sus padres.. Genial.Me miraba de reojo un poco avergonzado hasta que alfin se le ocurrió hablar.- ¿Soy tu familia Eli? - Dijo con una tonta sonrisa de medio lado.- Cállate y come- dije apu
- Reportes mi señor- Dijo el hombre inclinandose a su rey- El plan va a la perfección según Olivia, seguramente ella vendrá muy pronto.- Bien, puedes retirarte - Dijo el rey en su silla - Papá... Pronto recuperaremos lo que es nuestro....- Elios! - dijo aquella muchacha mirando una mariposa.- Si? Oh! Es muy bonita- la miró - se parece a ti Elizabeth.- ¿Por qué?- Dijo la muchacha mirándolo con amor- Porque es bella como tú - Dijo él con una sonrisita mientras la abrazaba por la espalda- te quiero mucho Elizabeth..- Dijo el besando su cabecita- Te quiero mucho Elios- Dijo ella...- Mi reina!!- Dijo Diane- ya es hora del desayuno va a llegar tarde.Di un brinco en mi cama, me levanté y comencé a vestirme lo más rápido posible.- Rayos.. rayos!! Porque duermo hasta tan tarde.- dije.- Se-señora..- Dijo ella mirándome aso
- Bienvenido..al reino del Centro.- Dijo William quien estaba a mi lado cojiendo mi mano fuertemente, un dato extraño ya que electrificaba todo mi cuerpo por su nueva acción imprevista.- Muy buenas tardes mi rey- Dijo dando un saludo inclinandose hacia nosotros- Es un honor conocerlo, aunque lamentablemente mi rey no pudo venir y manda unas sinceras disculpas hacia ustedes... él... el tenía algunos problemas- Dijo el bajando su mirada y jugando con sus dedos- Pero por esa razón vengo en su honor.- sonrio incómodo a lo que William simplemente lo miro analizando sus acciones algo típico de el al conocer nuevas personas.- Lamentamos que tenga algunos... problemas- dije mirándolo de pies a cabeza- aunque no se nos a avisado de ninguno en las reuniones del concejo.- Ah... si emm esque mi rey no quiere darles problemas, seguramente están muy ocupados por las desvordaciones causantes por las corrientes marinas.- Ah si... es un poco riesgoso pero... l
- Que ridícula...- dije de nuevo mirándola. Era bonita, amable, tenía buenos modales. Se podía notar la feminidad y la nobleza que ella representaba; no debería molestarme supongo así que gire mi cara hacia otro lado para no verla sonreír mientras jugaba en mi patio. Esto es absurdo ¿Por qué el puede tener concubinas y yo no? En el reino del centro no se acostumbra a tener un harén de mujeres. Pero si un rey de otra región regala una de estas mujeres finas se puede aceptar fielmente, yo... yo no quisiera que fuera así pero.. pero no tengo ningún derecho sobre él de todas formas.Pronto de la nada salió William de la puerta para entrar a los jardines su mirada estaba buscando algo.- E- pronunció antes que aquella chica se le avalanzara a su lado para llenarlo de caricias.- Mi rey, estaba esperándolo... ¿Qué estaba haciendo?- dijo ella desesperada por su atención. Que fácil dije para mis adentros.- Te dije que no me gusta que hagas eso. - Di
Mientras tomábamos el almuerzo en el hermoso comedor, con las flores reposando en sus floreros, tapices y estatuas las cuales daban un toque más elegante de lo avisual. La habitación tenía la forma de un rectángulo y en cada dos metros una columna azul acompañada de una ventana alargada que dejaba entrar el frío viento de la madrugada. Me levanté de aquel asiento al terminar por la misma razón de que tenía algunos trabajos ese día pero ademas... yo no soportaba estar ahí. William con su elegante traje azul que combinaba perfectamente con sus atributos, un elegante corbatin en la parte inferior del cuello. Con sus finas telas y yo. Yo estaba con un bonito vestido simple manga larga hasta debajo de la rodilla con botones en el pecho para asegurarlo... pero.... aquella mujer ¡Aquella mujer adúltera estaba con un semejante vestido con las mejores telas posibles, joyas, accesorios! Tantas cosas que me hacían sentir miserable por no llevarlas, por la razón de que ya no había pedido más...