Han pasado más de una semana desde que me secuestraron. Brad está en la cárcel y eso me da un poco de paz, pero no puedo evitar sentirme intranquila. Gabriel ha estado actuando de manera extraña últimamente. Se ha acercado mucho a Liam, y eso me preocupa enormemente. En este momento me encuentro con mi tío Diego. Estamos en su pequeño despacho, donde pasé gran parte de mi infancia. Le he estado preguntando sobre Brad, tratando de obtener alguna noticia que me dé esperanzas. —Tío Diego, ¿has sabido algo nuevo sobre Brad? ¿Cómo está? —pregunté, mi voz temblorosa por la ansiedad que me invadía. Diego suspiró pesadamente, su expresión sombría mientras se recostaba en su silla. —Lamento decirte esto, Alba, pero las cosas no van bien para Brad en la cárcel. Parece que ha sido atacado por otros reclusos. Está en el hospital bajo custodia policial —respondió con voz grave, evitando mi mirada directa. Mi corazón se detuvo por un momento, un nudo se formó en mi garganta. No podía cr
No podía creer que mi madre estuviera viva. Era demasiado para procesar. Los doctores la llevaron rápidamente para revisarla mientras a mí me llevaron a otra sala de la clínica porque me sentía muy mal. Me realizaron algunos análisis de sangre, pero lo último en lo que podía concentrarme era en mi propia salud. Mi mente estaba abrumada por la confusión y el shock. Había un cuerpo en el cementerio, el cuerpo de mi madre y mi padre. . ¿Cómo podía ser posible que mi madre estuviera viva después de todo este tiempo? Mis pensamientos se agolpaban mientras esperaba ansiosamente noticias sobre el estado de Diana. ¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Qué le había sucedido todo este tiempo? Las preguntas sin respuesta llenaban mi mente, mientras intentaba asimilar la realidad que se desarrollaba ante mí. Finalmente, un médico se acercó con una expresión seria en el rostro. Miré hacia él con expectación, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. —¿Cómo está mi madre? ¿Qué está pasando?
Alexis Santillan Estaba parado frente a la tumba de Diana, sintiendo una mezcla de incredulidad y esperanza abrumadora. Había visto su cuerpo sin vida con mis propios ojos, pero ahora, aquí estaba, viva y frente a mí. La escena era surrealista, como si estuviera atrapado en un sueño del que no quería despertar. Observaba a Diana con cautela mientras los investigadores hacían pruebas en los cuerpos que yacían en su tumba. Era obvio que algo extraordinario había ocurrido. Alba Miller también había sido declarada muerta años atrás, pero al parecer, estaba en la misma situación que Diana. Cuando Diana finalmente despertó, decidí acercarme, necesitando respuestas más que nunca. —Diana, — murmuré, sintiendo cómo las palabras luchaban por salir de mi garganta. —Necesito saber qué pasó. Por favor, dime. Ella me miró con ojos llenos de emociones insondables, como si cargar con el peso de un secreto profundo. —No quiero recordar, Alex, — respondió con voz entrecortada, su mira
Me siento completamente enfadada. No puedo creer que Alex esté del lado de Diana. Esa mujer, mi madre, estoy segura de que me abandonó durante años. Ella jamás me amó a mí ni a mi padre. Únicamente buscaba deshacerse de nosotras. La furia y la tristeza se mezclan en mi interior, haciendo que mi pecho se sienta como una caldera a punto de estallar. Ni siquiera fui capaz de decirle a Alex que estoy embarazada, que espero un hijo suyo. Tengo muchísimo miedo de que él, nuevamente, se enamore de mi madre. Y no quiero que se sienta atado a mí solo por nuestro hijo. En este momento, me encuentro con mi tío Diego, quien ha venido a mi casa a buscarme. En cuanto abrió la puerta y me vio, me dio un fuerte abrazo, un gesto que me hizo sentir un poco más segura en medio del caos. —Tío Diego, ¿qué ha pasado? —pregunto con la voz temblorosa, tratando de mantener la compostura. Él me sostiene por los hombros, mirándome con preocupación en los ojos. —Necesito que te calmes, Alba. Ya exhumar
Alba Miller Salía de la clínica cuando me encontré con Liam Santillán, quien venía acompañado de Gabriel. Al verlos, toda la tensión acumulada y la confusión explotaron dentro de mí. Antes de que pudiera decir una palabra, Liam me envolvió en sus brazos. Sentir su abrazo, aunque de un hombre al que consideraba un desgraciado, me brindó un inesperado consuelo. Me aferré a él y comencé a sollozar. —Alba, tranquila, estoy aquí —murmuró Liam con una voz sorprendentemente suave. A pesar de su reputación, en ese momento no me importaba. Necesitaba a alguien, a cualquiera, que me sostuviera. Gabriel se acercó, su rostro reflejando preocupación. —Alba, ¿qué ha pasado? ¿Por qué estás así? —preguntó, su tono lleno de cuidado. Tomé una profunda respiración, intentando controlar los sollozos, y me aparté un poco de Liam para poder mirarlos a ambos. —Todo está... todo está mal —dije, mi voz quebrándose—. Alex podría ser mi padre. Toda mi vida ha sido una mentira, y no sé qué hacer.
Alexis Santillán Había pasado más de un mes desde la última vez que vi a Alba. Me dediqué a cuidar a Diana y a mis hijas, así como a la investigación. Descubrimos que la mujer y la niña que creíamos que eran Alba y Diana eran, en realidad, una madre y una hija que habían desaparecido hace años. También ya enterraron a Brad y el caso está a punto de cerrarse porque él confesó ser el asesino antes de morir y Diana lo acusó. Sin embargo, su hermano Esteban y Sara están intentando demostrar que es inocente. Ahora vivo en la mansión con mi padre, mis hijas y Diana, ya que Irene se ha marchado a vivir a otra casa con Gabriel. Esta noche, estoy cenando con Diana y las niñas. Sin embargo, Vera está muy molesta. No tolera a Diana. Ninguna de mis hijas la quiere, a pesar de que ella se esfuerza. Es evidente que prefieren a Alba. La tensión en el comedor era palpable. Vera apenas tocaba su comida, lanzando miradas resentidas a Diana. Decidí intervenir, tratando de suavizar el ambiente. —V
Alba Miller Había pasado más de un mes desde la última vez que vi a Alex, y el dolor seguía presente. Actualmente, estaba viviendo en un pequeño departamento con mis ahorros. Trataba de mantenerme ocupada para no pensar en todo lo que había pasado, pero era difícil. No quería ver a nadie, sin embargo, Liam me encontró en mi nuevo trabajo como mesera y descubrió que estaba embarazada. Me amenazó con decirle a Alex si no aceptaba sus visitas. No tenía más opción que acceder, aunque me sentía incómoda con la situación. Para ser justo, jamás ha intentado nada conmigo. Únicamente me cuida, me compra comida y le ha comprado algunos regalos al bebé. A veces me pregunto por qué lo hace, pero nunca le pregunto directamente. Es increíble cómo ha crecido mi estómago. Ya tengo cuatro meses de embarazo y el estómago me ha crecido enormemente. El doctor explicó que es normal este crecimiento abrupto porque durante los primeros meses casi no presenté síntomas; a algunas mujeres les ocurre.
Había decidido buscar a Esteban. Él estaba decidido a descubrir la verdad sobre Brad, su hermano mayor. Aunque sabía que Brad era un monstruo, no lo creía capaz de los crímenes que se le atribuían, y sinceramente, yo tampoco. Así que comenzamos a buscar entre sus pertenencias alguna pista, algo que pudiera arrojar luz sobre lo sucedido. Por supuesto, frente a Esteban oculté mi estómago, disimulando mi embarazo bajo ropa suelta. Nos encontramos en la antigua casa de Brad, un lugar que siempre me había dado escalofríos. Esteban me recibió con una expresión mezcla de preocupación y determinación. —Gracias por venir, Alba. Sé que esto no es fácil para ti —dijo Esteban, guiándome hacia la sala donde había esparcido varios documentos y cajas. —No te preocupes, Esteban. Quiero saber la verdad tanto como tú —respondí, mirando alrededor y tratando de ignorar la opresión que sentía en el pecho. Empezamos a revisar papeles, fotografías y objetos personales de Brad, buscando cualquier cos