4. El tirano Alphonse

---PUNTO DE VISTA [Mirai]---

Mis padres. ¿Mis padres querían esto para mí? ¿Qué es lo que Debo hacer? Cierto, no puedo hacer nada porque ya he firmado el dichoso contrato.

— Mira, hoy te vas a casar con mi hijo —La señora Elric me tomo de Los hombros al ver que me había quedado callada— Te vamos a pagar todos los cuidados, solo estamos buscando una imagen para él. Si todo el mundo ve que está casado, no desconfiarán en qué sigue siendo tan inteligente para los negocios como siempre.

— Yo no sé mucho de enfermería, señora Elric.

— Tendrás más personas que te ayuden, pero eso es lo que has firmado. No hay manera de deshacer el contrato, Mira. Lo lamento mucho, supongo que fue culpa del abogado por no explicarte, pero esto sigue siendo un trabajo.

— Es que…

— Alphonse es un hombre que se ha ganado una cama un poco mala, así que corre riesgo de perderlo, por favor ayúdanos de esta forma. Alphonse prometió no ser tan grosero contigo, debemos limpiar un poco su nombre para que no siga perdiendo más dinero, su mala gana sumado a esto, le está pasando factura ahora.

No hay forma que pueda decir que no. Haga lo que haga, yo firmé ese contrato hace semana, ahora solo me queda cumplir o pagar una indemnización con dinero que no tengo.

— Está bien —acepté— ¿El joven Elric se va a recuperar?

— Esperemos que con la rehabilitación lo haga —me responde su padre— cuando el esté recuperado, podemos volver a hablar de un divorcio. Pero eso hasta que el este bien

— Cuando eso pase, tú puedes seguir trabajando con nosotros o te ayudamos a poner algún negocio, con la educación privada que te daremos, seguro puedes armar algo. Tus padres siempre nos dijeron que a pesar de todo siempre has sido inteligente.

Lo siguiente qué pasó fue que la señora Elric, me hizo ponerme otro vestido que ella ha elegido personalmente para mí, básicamente me ha cambiado todo.

— Por favor, no le hagas caso a mi Alphonse. Entre menos hables con él, será más fácil para ti.

Esa es una tarea demasiado difícil para mi, porque seré su esposa y enfermera.

— Conozco a su hijo, señ… Amanda. Se que casi nunca tiene un humor… tolerable.

— Sabía que eras la adecuada para ayudarlo. Mi hijo es odiado por muchas personas, a veces siento que ha sido mi culpa, por darle todo con manos abiertas, pero muchas de las cosas que tiene, las consiguió el solo con los negocios. Se le da muy bien la comercialización, la casa donde vivirán es de él.

Casi me ahogo con mi propia saliva cuando me dice eso.

— ¿La… casa donde… viviremos? ¿No vamos a vivir aquí?

La señora Elric comienza a reírse en voz alta, como si hubiese dicho un chiste, uno muy bueno.

— ¿No te has dado cuenta? Alphonse no vive aquí desde que cumplió los dieciocho.

— No, no me di cuenta. Pensaba que el joven Elric seguía viviendo aquí.

Platiqué demasiado con la señora mientras era preparada para el gran evento. La señora me informó sobre pequeñas cosas que le molestan a Alphonse, también me dijo que en realidad ya estamos casados, lo de hoy solo son fotografías para compartir la gran noticia.

Cuando estuve lista, me sentí nerviosa de salir al jardín. Más cuando la señora me había dicho que ya todo estaba listo, solo faltaba yo.

Así que, con un paso lento y seguro, abrí la puerta corrediza que daba al jardín, levanté la vista y lo vi. Alphonse Elric, un hombre que siempre parece estar enojado, que, aunque Dios le dio una belleza, el hombre parece siempre ser infeliz.

Me acerqué al hombre, a mi esposo, a mi jefe, a Alphonse. Él apenas me dedicó una mirada, supongo que debe sentirse horrorizado al saber que se casará con una sirvienta.

Aunque estaba en una gran silla de ruedas, se sigue viendo como siempre. Su presencia sigue siendo pesada, su mirada sigue siendo como dos cubos de hielo.

— Hola, joven Elric —saludé como de costumbre, aunque él es mayor que yo.

— Ponte a mi lado y coloca la sonrisa más decente que puedas, Mirai —ordenó apenas viéndome un segundo

Los padres de Alphonse me dedicaron una sonrisa de vergüenza. No pude evitar pensar que si deben tener mucha vergüenza, ese hombre necesita más educación, es un sangrón.

Me coloqué a su lado, pero guardando cierta distancia. Me siento intimidada con el tan cerca de mí.

— Acércate más, coloca tu mano en mi hombro, haz que tu amor parezca real en la foto, esfuérzate en tu trabajo —susurró de mala gana Alphonse— Tócame

Me acerque lo más que pude a él, puse mi mano en su hombro, puse una sonrisa, me daba miedo que algo saliera mal porque me dieron ganas de vomitar, por los nervios. Jamás pensé que yo acabaría casada con el hijo de los jefes de mis padres.

— Bésame ahora —susurró cuando tomaron unas cuántas fotos

Abrí los ojos con sorpresa, eso es una muy mala idea. Mi estómago, los nervios de estar tan cerca de él me quieren hacer vomitar, me da miedo tan solo acercar mi cara y besarlo, ni pensar.

— Hazlo, ahora —siguió ordenándome.

Me acerqué por su lado derecho, me puse a su altura y ya sentía mi corazón latir con rapidez, los nervios empezaron a comerme viva.

Solo rozamos nuestros labios, solo pude aguantar diez segundos en esa posición, cuando tuve que quitarme con prisa para no vomitarle encima.

Su madre me ayudó con un vaso de agua, estoy roja de la vergüenza. Entonces fue que miré a Alphonse de frente, el me miraba enojado, bastante enojado.

— Si tanto asco te doy, no debiste firmar ese contrato que te envié, Mirai —aunque lo dijo en voz baja, parecía estar rugiendo en furia.

Estoy oficialmente casada con un tirano. Estoy oficialmente casada con un hombre que es odiado en Austria.

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