Colin Slatham ¡Maldita sea!No tengo duda alguna de que me ha oído lo que dije.¡Joder!No estoy acostumbrado a tener personas pululando por mi casa y eso es un inconveniente ahora mismo para mí. Martha es una víbora detrás de mi dinero, y el poder que le daría en la sucursal que mi abuelo puso en sus manos para gerenciar, si logra quedarse con una tajada de la herencia.Mi padre luchó muchísimo porque eso no pasara y sí, es cierto que en ocasiones nos acostamos. Que puedo decir...soy un tío como todos los demás y a veces mi cabeza no piensa y la otra toma el mando de la situación. Sobre todo, si es con una ardiente rubia que se arrodilla entre mis piernas como ninfómana.Pero ahora...ahora que he tenido el matiz de sentir verdadero éxtasis al hacer el amor con una mujer como Alhana, mi percepción del placer y del deseo ha cambiado para siempre y todo lo que deseo es a ella. Muchas más veces de las que debería.—Si esa chica oyó lo que hablamos estará molesta y se pueden estropear l
Empuja mi cuerpo con el suyo y nos clava el uno en el otro.A pesar de que le empujo, aprieto mis puños en su camisa y arrugo la tela de la misma intentando que me deje, termino soltando un gemido luego de que me restriegue su erección en el vientre y le recibo del todo con mi boca, relajándome en la suya.—¡Colin, detente! — una falsa súplica escapa de mí y luego le entrego mi boca otra vez.Subo mis manos por sus bíceps y me aferro a ellos cuando siento que me soba los pechos por encima de la ropa y la sensación que me produce es irremediablemente demencial. Le deseo con fuerza y sé que a él le pasa lo mismo muy a pesar de lo que ha dicho antes.—Esto es la mejor prueba de que mi deseo por tí es inmedible, Alhana —intenta controlar su respiración contra mi boca —. Todo lo que rodea mi vida es un juego de poder y me toca mantener a salvo el legado de mi padre. ¡Créeme, por favor!Nos quedamos así. Simplemente juntos, sin hacer nada más que mirándonos jadeantes.Sus manos pegadas a m
—No puedes besarme siempre que quieras, Colin —mascullo para él y es casi un regaño para mí misma. Deseo sus besos todos el tiempo. —¿Vas a decirme también donde guardo las ganas que tengo de hacerlo? ¿Cómo evitar tu boca?...¿Puedes decirme como hago para no desear lo que deseo hacer contigo? ¿Con tu piel, tus labios, tu cuerpo, toda tú y tus ganas de que te lo haga?...¿Puedes decirme, por amor de Dios? —me castiga con sus reclamos y lo hace apretando la tela de mi ropa con sus manos —. Pero cuando lo hagas dime también cómo lo haces tú. —Dios, no hables así —me lamento y le aparto disimulando que busco la foto de la que le hablé. Resopla detrás de mí y se deja llevar hasta la cajuela y entonces busco la imagen y confirma con ella entre sus dedos...—Es mi madre, sí. —¡Joder, que fuerte! —Maldigo sin poder evitarlo y luego me apoyo contra la mesa —Perdona la expresión, es que ya todo es como demasiado. ¿Vamos a parar de descubririr cosas, algún día?No contesta nada y sigue buscan
Intento procesar lo que sucede pero no me entero de nada. Solo siento la mano de Colin custodiando mi espalda y veo como Boris bordea la piscina para llegar hasta Megan. —Supongo que no tengo competencia, ya.Me llega el susurro de mi hermano postizo en el oído y los demás seguimos observando la escena aparentemente de celos de mi amigo.—No hay ningún hombre en mi vida, Colin —explico bajito —. Tú solo te has empeñado en discutir con mi amigo por un absurdo.—Primero que nada —me gira hacia él para dilucidar —, se puso territorial contigo y dijo que eras su chica, eso me puso frenético —levanta el pulgar y ahora el índice para enumerar sus frases —. Segundo, te quería apartar de mí y tercero —se acerca para mascullar entre dientes —..., sí hay un hombre en tu vida y ese hombre soy yo.Uno los labios en un gesto por contener una sonrisa tímida por lo que ha dicho y los gritos detrás de mí me impiden contestarle.—¡Disculpa un segundo...!Le dejo solo para ir a intentar mediar entre m
El ambiente es casi satánico. No sé, quizás sea yo pero lo veo todo satánico siniestro que siento que estoy a punto de oír sonar las cornetas del infierno.Igual es que a veces me pongo tremendista. El tío y los primos de Colin están sentados del lado opuesto al nuestro. Ellos en un sofá de tres plazas de cuero oscuro y nosotros en un sillón cada uno, justo a la derecha del albacea que encabeza la sala sentado detrás del escritorio. —He venido a esta hora y en este momento —comienza a explicar el señor —, porque el señor Slatham dejó estipuladas tantas cosas que las tenemos que ir leyendo por partes.Me siento justamente lo que soy: una extraña en medio de una jauría de perros asesinos a punto de saltar unos sobre otros.Sí, es cierto que decidí posicionarme del lado de Colin por diversos motivos, pero eso no quita que me de cuenta de que también se empeña en quedarse con todo.—Antes de que digas nada me gustaría que estuviera presente mi representante legal —solicito y me gano las
—Tienes que parar, Colin —jadeo apoyando mi frente en la suya cuando noto que me falta el aire y sus manos empiezan a quitarme la ropa.—Quisiera que el tiempo pasara volando y que nada de esto estuviera pasando para dedicarme a seducirte. A adorar tu cuerpo como tanto deseo.Nos quedamos quietos observando al otro y sonreímos juntos cómplices de las mismas ganas y hasta maldades que compartimos. Cada segundo que tiene y puede se lanza sobre mi y me siento tan perdida en lo que me hace sentir que me entrego sin oponer resistencia alguna.Lo que sentimos el uno por el otro es tremendamente visceral y no podemos controlarlo. Tampoco queremos hacerlo. Queda claro en todo lo que hacemos.—Lo bueno de todo esto es que podremos estar más tiempo juntos en la empresa. —Colin, yo no quiero nada más que lo que ya sabes de tí —explico y me aparta de él para caminar hasta su cómoda y recostarse allí. Aprovecho para mirar en derredor y memorizar la pulcritud de su habitación. El gusto y la clas
Han pasado dos semanas desde que se leyó aquel principio de testamento ( por decirlo de alguna manera), y las cosas han cambiado muchísimo.El tío y el primo de Colin se fueron de la mansión, aunque Martha sigue allí, e incluso en la vida de él como si fuera una lapa que no se le despega.De la noche a la mañana dejó de hablarme, de ser cariñoso conmigo y de buscarme como hacía los primeros días y por mucho que intento entender y preguntar qué le pasa, no obtengo más que evasivas por su parte.La prensa ha regresado a su vida y cada día cuando salimos de trabajar están allí, afuera de la oficina esperando para vernos ir y venir como si fuéramos unos hermanitos muy bien llevados.El tiempo que pasamos dentro de ese auto es el único instante del día en que estamos cerca uno del otro aunque sea callados, pero compartiendo espacio y oxígeno.—Esta noche hay fiesta en el local de mi novio —musita Monica, la chica del catering de la empresa y que de tantos cafés que le pido, nos hemos hecho
—¡Madre mía, como está esto!¡Hoy follo!Me sorprende que sea la segunda vez que oigo a Monica decir la misma frase y no entiendo si tiene novio porqué lo dice.—Pero, ¿es que acaso tu chico no te atiende en ese sentido? —cuestiono mirando como Colin no me quita ojo mientras avanzamos hacia el centro.—Nena, Marcos y yo somos swingers, y nos van los tríos pero hace más de un mes que no conseguimos a nadie. —Explica y yo flipo.En ese mismo momento un hombre alto, afroamericano y con los músculos más impresionantes que jamás he visto en mi vida se nos acerca, la levanta en medio de la pista y le planta un beso en los labios tan candente que Lina, la rubia despampanante a mi lado silba y se queda con la boca abierta al verlos.—¡Joder, yo quiero hacer ese trío!—¡Lina! —salto enseguida.—¿Tú has visto como está ese hombre? —explica y tiro de ella para ir a la barra. Necesito beber.—He visto lo mismo que tú y no me quiero tirar encima del novio de Monica. —Yo tampoco quiero nada más que