Capítulo 382
Entonces, me di cuenta de lo que no podía ver antes cuando me había estado ahogando bajo mis propios sentimientos. Nicolás casi me había perdido. Estuve a punto de morir. Si hubiera llegado un segundo más tarde, si Jane hubiera sido más rápida con el cuchillo… Había tantas posibilidades.

Estar cerca de Nicolás fue una afirmación para mí, pero para él, fue lo mismo. Cuando me abrazó, ambos pudimos confirmar que estaba viva.

“Está bien”, dije y puse mi mano sobre su cabeza. Curiosamente, el constante golpe de su pecho parecía seguir el mismo ritmo que el mío, como si nuestros corazones latieran al unísono.

Era un pensamiento tonto, pero reconfortante al mismo tiempo.

Cerré los ojos y conté los latidos de nuestro corazón hasta que llegamos al borde del bosque. Allí, suavemente, Nicolás cumplió su palabra y me puso de pie.

“¿Noche?”, llamé. “¿Silver?”.

Las sombras se movían dentro del bosque. Retrocedí medio paso, lista para defenderme, pero solo eran los dos lobos que se
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