Comúnmente soy un hombre pacifista, demasiado diría yo. Jamás le he gritado a alguien cuando se mete en el carril en el que estoy provocando que casi choque. Jamás he hecho una cosa así, ni tampoco me he molido a golpes, al menos no desde hace como siete años. Mi época más descontrolada fue en una universidad y ni en la universidad me sentía así. Estoy lleno de impotencia, lleno de furia y es que lo que mis ojos ven hace que me infle cada vez más de rabia. Desde donde estoy, veo a Maxine hablar y hablar con el tal Leo, y para mi desgracia, no es tan feo como mi cabeza lo había dibujado. Creí que era feo solo para asegurar mi ego y mi autoestima, mi seguridad. Pero sería bastante egoísta de mi parte decir que no podría ser atractivo cuando problema sí lo es. Maxine y él no lo notan, pero ya van dos veces que la mesera que atiende la mesa de alado, mira de vez en cuando la espalda de Leo. O también la señorita que toma algo en la barra con su amiga, ninguno de los dos lo nota, pero Leo
Abro la puerta de la casa de Hannah para que me mejor amigo entre. Trae una pequeña maleta con él, pues cada vez estamos más y más cerca de la fecha en la que se supone que me unire con la señorita Parker. Aún no logro entender como es que eso va a suceder, pero es algo que ya se está cocinando. No importa que pase, creo que... al final me terminaré casando con Hannah. Y lo he pensado, quiero hablar con mis padres y decirles que no puedo hacerlo. No quiero ser un maldito infiel, a pesar de que ella y yo no tenemos nada real, se siente como eso. Como una infidelidad que no puedo detener, no hay forma que yo pueda detener lo que estoy empezando a sentir por Maxine. Es una atracción que me desgasta, que me obliga a querer más y más y no entiendo porque, pero Maxine es hechizante. Ayer fue como una prueba, yo quería quedarme con ella y cuidarla durante toda la noche, pero tuve que obligarme a salir. Ella no lo sabe, piensa que solo estoy jugando con sus sentimientos y con su dignidad, per
Por mis celos, es por lo que regreso hasta donde está mi mejor amigo (que por cierto representa un peligro) presentandose con Maxine. Hago de todo para quedarme a solas con la persona que me gusta, ahora más que nada necesito que sepa que estoy para ella y que Sebastian no es una opción para ella. Y porque sé como se maneja mi amigo, no debo de permitir que se acerque mucho a ella. Si me descuido Bastian estará usando sus trucos y en un dos por tres quizás Maxine caiga en sus redes. No soy inseguro, de hecho pienso que entre los dos, soy mejor por muchas razones. Ofrezco estabilidad, al menos antes de que estuviera comprometido. Sebastian solo es de una noche y quizás una cita más y después te deja. Mi hermano se marcha de la habitación y Sebastian igual, entonces ayudando a Maxine a llegar a su cama, susurro lo más suave que puedo.—¿A qué hora llegaste anoche?— He estado recordando nuestra incómoda plática. Me detengo al pie de la cama, tenerla en mis brazos me gusta, la tengo más
Siguendo a mis padres como un niñi pequeño, llegamos a la cocina. Ya están todos sentados, pero menos Maxine, la verdadera razón por la que estoy aquí y por la que he decidido enfrentar a mis padres. Sebastian también está aquí, sentado frente en lugar que siempre tomo, junto a Hannah. —Hola— la saludo dándole un beso en la mejilla, todos en la mesa nos miran, en especial Mason, pues ahora sabe la verdad. —Hola— responde alegre.— Ya estamos todos, hay que comer.— Comenta Hannah mientras que Jules y otra chica más nos empiezan a servir la entrada. ¿Estamos todos? Yo creo que no, aquí falta alguien y alguien muy importante. A pesar de lo que pienso, no digo nada. No puedo quejarme.—Mañana es navidad —susurra Mason— la primera navidad fuera de casa.—Nosotros no celebramos como tal la navidad —anuncia Juliette. Mis hermanos, Sebastian, mis padres y yo miramos a los Parker como si fueran unos bichos raros.— ¿Qué pasa? ¿Ustedes sí?— miro la casa de esta familia, hay muy pocos adornos n
Recuerdo que después de una discusión, la fricción que se sentía entre mi madre, mi padre y yo me hacía querer vomitar. Los tres comíamos en silencio mientras a veces mis hermanos hacían bromas entre ellos absortos de la situación entre mis padres y yo. Desde que salí de la casa de mis padres, ya hace mucho tiempo por cierto, esas situaciones se acabaron y fueron sustituidas por distanciamiento solamente los días domingos. Cuando obligatoriamente paso a la casa de mis padres a comer y pasar el día con ellos. Así que básicamente, si hay un problema entre alguno de mis hermanos o mis padres simplemente no voy a la casa y listo, problema resulto. He aprendido a evadir y evitar situaciones como esas por años, tantos que ahora que estoy en una situación parecida, simplemente no sé como actuar. Estoy perdido.La idea se Sebastian de traer a Maxine a la mesa fue bastante mala. Para mí todo se tornó difícil y todo gracias a que de repente a mamá se le ha ocurrido a atacar a la pobre por su ac
Me paso la mano por el rostro con ganas de borrarme la idea de una relación entre Maxine y Sebastian. Eso sería una pesadilla, pero no realidad. Eso jamás va a suceder, al menos no mientras yo este vivo. —¿Quieren postre?— Juliette le hace una seña a una chica para que traiga el postre del día. Sinceramente, yo no quiero. Dejo la servilleta en la mesa y le aclaro la garganta antes de decir —Una disculpa a todos, me debo de ir. Tengo una junta en veinte minutos. —Comento poniendome de pie. —¿En serio?— cuestiona Hannah siguiéndome con la mirada. —Sí, en serio, una disculpa para todos— miro a mi padre. —Papá, cuando puedas, ¿podrías verme a solas?— aprovecho para decir.—Claro hijo— responde limpiándose las comisuras de la boca.—Con permiso— me despido y camino hacia las escaleras que llevan a la zona de habitaciones. En el camino, me encuentro con las voces de Sebastian y Maxine, me quedo quieto, no voy a alertarlos de mi presencia porque quiero escucharlos.Los pasos de mi amigo
Se siente tan extraño sentirme así por alguien que apenas y conozco. Recordar como fueron las cosas con Estella me hace poner las cosas en perspectiva. Con ella fueron más de diez citas oara poder siquiera darnos un beso y no es un reproche, yo era el que ponía el límite. Pero... aún y cuando eso sucedió, nunca me sentí de este modo. Incluso cuando por primera vez toqué su cuerpo se sintió bien, pero no como cuando le doy un beso a esta mujer. Cuando la beso, cuando la acaricio siento que me quemo y me consumo en una fogata, la fogata de ella y yo. Y por una razón que desconozco, no quiero que se apague nunca.Ella se mueve inquieta —Max— pronuncia mi nombre como una súplica, como una urgencia desmedida.Hablo igual que ella y susurro su nombre con la misma intensidad que ella a usado conmigo. —Max— aspiro fuerte, su vestido está alzado y parecería que me está llamando. Me invita a tocarla y sigo el impulso. Sin miedo, meto la mano bajo su vestido y acaricio la longitud de sus muslos.
Su pecho sube y baja por la adrenalina, está molesta, mis palabra la ha hecho rabiar —Y dime, ¿perdonarte qué? ¿Por decirme que no logro hacerte sentir nada? ¿O por toda esta mierda?– sisea enfadada, cada palabra que escupe, está llena de rabia, resentimiento y dolor. — ¿O quizás debería de perdonarte por usarme como si fuera un objeto?—Sus palabras me caen como agua fría en pleno trote del día —¿O quizás por dejarte profanar mi cuerpo?— eso ha sonado bastante feo, me ha dolido pues no he hecho eso. Yo... la respeto o al menos eso creo.—Ah, ¿o quizás debería de perdonarte por ser tu otra mujer? —Nunca la he visto de esa forma, nunca— Dime Maximiliam, ¿entonces por qué te perdono? ¿Por cuál de todas esas razones debería de tenerte lástima? Tanta como para perdonar tu forma tan cruel de tratarme.— Miro a Maxine, tiene las manos sobre su rostro. Le tiemblan los brazos y de vez en cuando tiene pequeños hipos y espasmos. Las lagrimas le recorren la piel tersa y bonita que tiene, dejando ra