Admito que el pie me duele un poco, pero ni ese pequeño dolor hará que pueda perder ante este hombre tam complejo, orgulloso y mentiroso, sería una vergüenza para Ed, mi entrenador, perder ante Max. Miro desde mi posición a Hannah, está cordinando el lugar donde se pondrán los obstáculos, ya que sí hay, son con los que practicabamos, pero se quitaron porque estorbaban. No emito ninguna palabra a pesar de que estoy junto de Max, esperando a la señal de la señorita que organiza todo.
—Te te extrañé mucho, Simón —le susurro a mi caballo en la oreja, este se sacude, le he provocado nervios.— Lo siento, guapo.
—Eres muy cariñosa con tu caballo —quisiera reponderle con alguna frase sarcástica llena de altanería o al menos con una grosería, pero decido guardar silencio. No me interesa platicar con él, no somos a
Maximiliam.Querido diario, había dejado de hacer mi arte en ti, por razones que aún no conozco. Pero he decidido que quiero hacerlo, tengo miedo de expresar lo que siento en letras, pues tiendo a ser muy inexpresivo, porque no soy bueno diciendo lo que me molesta, lo que siento o lo que me perturba. Hoy decidí abrirte, porque admito que ni siquiera sé porque estás dentro de mi equipaje, quizás estas aquí porque desde un principio sabía que hoy por fin, después de tanto tiempo tengo motivos para escribir, porque hay alguien que me perturba, alguien que me molesta, que me hace sentir y que se llama Maxine.
Le doy un pequeño golpe con el pie a Simón para que avance, este hace caso a la indicación y emprende el trote, vuelvo a golpear y este galopa con más fuerza. Eso es, pequeño Simón, desgraciadamente, Maximiliam y Dona ya están bastante adelante, pero lo que me soprende es la forma en la que maneja el caballo, corren tan... pareciera que son uno mismo. Es como si max fuera parte de caballo, corren juntos, una conexión que no pensé que tendría con Dona. El primer obstáculo aparece en el camino de Max.—No podrá hacerlo— digo en medio del trote, el aire revolotea mi caballo, haciendi que este se me pegue en la cara. —No podrás saltar.— El obstáculo no es tan bajo, es alto y largo, Dona no está listo para él y si lo estuviera, el que no está listo para poder saltar algo así es Maximiliam. —No podrá...— abro
Corro por las escaleras que me llevan a la casa, abro la puerta sin importar que esta choque contra la pared ni de que esta mismo sea de vidrio. Corro despavorida, necesito ir al baño y eso es lo que busco, paso junto a Robert, pero no me pregunta nada, simplemente me mira y supongo que se dará cuenta de mi mancha en el trasero. Llego al baño de la planta baja y entro, me bajo los pantalones y efectivamente tengo una mancha del tamaño de un plato para postres. Creo que el trote en el caballo afectó mu útero, ya me había pasado antes cuando corrían todo el tiempo. A veces el andar en el caballo me adelantaba la regla. Me siento en el vater y orino, pero al mismo tiempo siento como si descargara algo, ignoro el hecho y suspiro por liberar la vejiga. Me levanto para secarme con papel de baño, al hacerlo el papel de baño se humedece muy rápido, casi en tiempo record.Alzo el papel de baño y le pre
Jules me entrega uno de mis vestidos, una toalla de algodón y mi bolso, fue tan veloz que ha podido subir a mi habitación por estas cosas. Va hacia la cocina y ahí es en donde se tarda demasiado tiempo, no es que no quiera que algo malo pase, es decir, si Dios ha dicho que debo de estar embarazada y debo de estar abortando, entonces es algo del destino, una mera obra de mi futuro y destino el cual debo de recorrer forzosamente. Lo que me preocupa es que alguien pueda encontrarme aquí, desangrada y sin saber que hacer, en realidad, ni quiero que sea Max quien me encuentre porque si eso pasara... tendré que decirle que probablemente estoy embarazada. Eso no solo me puede complicar la vida, sino también su decisión de quedarse con Hannah, yo no quiero que se vea obligado a responderme de alguna forma solo por un bebé que desde un inicio no estana buscando.—¿Max?— esa voz varonil me hace suspirar de
Me he quedado dormida por segunda vez en las últimas horas, me duele la cabeza, no me puedo mover mucho y tengo hambre. Jules no está en la habitación, pero tampoco quiero que esté aquí porque por alguna razón, pienso o presiento que ella le juzga por la decisión que he tomado. Para ella puede que suene fácil, pero para mí... es una decisión que no tiene opciones, no hay opciones para una mujer que apenas y puede pagar el alquiler de su departamento.Tocan la puerta, alzo la vista hacia la entrada y espero a que la persona que está tocando, decida entrar. Frunzo el ceño al ver que no tocan de nuevo ni pasan.—¡Adelante!— grito forzadamente. Hasta gritar me hace sentir una presión en el vientre.—Hola, Maxine— es Bastian y no sé que tan buena idea sea que él esté aquí ahora mismo. Recuerdo que me ma
Si alguien, hace dos meses, me hubiese dicho que li vida sería como lo es ahora mismo, me hubiera reído de esa persona y le hubiera gritado que por supuesto que está loco, que lo que dice es impensable. ¿MAXINE HARPER EMBARAZADA? Maxine siempre usa condón, ¿Maxine embarazada de un hombre prácticamente desconocido? Maxine es cuidadosa, no se va a un hotel con cualquiera. ¿Maxine traicionando a su mejor amiga? Maxine ama mucho a Hannah, ella no podría hacerle daño a la única persona que la ha querido desde siempre. Mi realidad, mi presente es tan extraño, ni yo misma me lo puedo creer y mucho menos que ahora mismo tenga a un hombre alto, guapo, de piel blanca, de ojos bellísimos y de cabello perfecto, enfrente de mí pidiéndome que lo deje mantenerme a mí y a mi bebé. Si yo fuera otra persona, sentiría que esto es una broma, una teatro, una novela, pero no una realidad.No me sale ni una sola palabra de la boca, no sé que diablos responder a una propuesta tan extraña y fuera de lugar. P
Sebastian a dicho que no hay nadie en casa de los Parker, que todos han ido a un día de paseo como la futura familia que son. Ojalá hubiera podido ir, pero mi situación no me deja andar mucho. La misma doctora canosa y tierna que me atendió, me dijo que si realmente quiero preservar a este bebé conmigo, debo de cuidarme mucho. Debo de ser cuidadosa con lo que hago y de como me afectan cosas externas que pudieran hacerme sentir emociones muy fuertes. No pretendo discutir con nadie, ni siquiera con Max, pretendo evitarlo a como de lugar, no puedo saber, no puede ni sospechar de mi estado de salud. —Toma cariño— Jules entra por la puerta con una bandeja llena de comida, más de lo normal. Esa bandeja tiene muchas cosas, huevo, frutas, pan, jugos y... dulces, postres y finalmente la tarta de zarzamora. —Tus cosas favoritas, mi niña.—Jules...— susurro al borde del llanto, ahora entiendo mi estado de ánimo, también entiendo porque lloré tanto por la noticia de Hann.— No te hubieras molesta
Despierto llena de sudor, con el corazón latiendome de una forma desenfrenada, apenas y puedo respirar con normalidad. Todo alrededor de mí se ve distorsionado, no puedo ver con claridad las cosas que me rodean, ni tampoco distingo en donde estoy. He tenido una verdadera pesadilla. La boca la tengo completamente seca, está más seca que un maldito desierto. Intento recordar que es lo que soñé que me hizo despertar de esta forma tan abrupta. Me duele el corazón por la forma tan desbocada en la que late, siento como si en cualquier momento se fuese a quedar quieto para siempre. Me levanto con una lentitud extrema, busco no hacer movimientos tan rápidos, ni bruscos, para evitar que bebé pueda ser dañado de alguna forma. Me coloco mis sandalias y camino hacia la puerta, por la ventana me doy cuenta de que no todavía es de día, pero no busco saber la hora, no quiero saber cuanto tiempo me llevo soñar aquello que me exaltó. Solo recuerdo que fue un sueño de mierda que me hizo gritar y sufri