Lleno mi pecho de aire, me estoy quedando sin él y estoy a nada de convertir esto en una ida al hospital, pues siento que en cualquier momento me puedo desmayar o peor, puedo tener un ataque de ansiedad. —Leo, estas siendo bastante grosero conmigo. —Le recuerdo, por si de casualidad no se había dado cuenta de lo grotesco que están siendo cada una de sus palabras hacia mí. —Tú desde siempre has sido mala conmigo, Hannah y aun así siempre he estado. Y no, no se trata de devolverte lo que me has hecho, sino que estoy cansado de ser el bueno aquí, no es malo optar tu actitud también. —Cruza los brazos en su pecho satisfecho de lo que ha dicho, además de eso, eleva la barbilla muy ,pero nuy orgulloso.—Leo, te estas pasando conmigo —la voz me tiembla por el dolor que estoy sintiendo. Me duele escucharlo, me duele sentir que me odia.—¿Por qué cuando también te dije algo así no me hiciste caso?— trago saliva, esa acusación es muy... dura, me duele. Mira hacia atrás y me toma del antebrazo
Regreso a casa con el corazón roto y muy adolorido. Me duele saber que mi mejor amigo me odia y que no quiere saber nada de mí, pero lo que más me duele es que ahora solo soy yo y que esos tres amigos que en algún momento jugueteaban en esta enorme casa. Aquí jugabamos, pasamos los días corriendo y gritando cosas sin sentido, pero éramos felices y éramos amigos, que es lo que importa. Ahora estoy en el jardín, el lugar donde casi siempre estabamos, estoy aquí sintiéndome la mujer más sola del mundo. Soy una mujer que en unas semanas estará casándose con el hombre que la engañó con su mejor amiga por días enteros, con ese hombre se casará.Trago saliva al ver entrar a mi mamá, ella no sabe nada, ni siquiera lo de Maxine y no puede saberlo.— Hija— me mira con ojos llenos de amor, amor desbordante, eso es lo único que necesito ahora mismo, amor de madre. ¿Pero cómo le digo a mi madre que tengo el corazón roto? Sé que ella me daría amor, me daría consolación, pero no quiro que sepa el mo
La cena transcurre de una manera extraña, pues todos estamos tensos, peromi madre y mi padre no notan nada. Ellos están absortos a lo que todos sabemos y sentimos. Maximiliam mantiene la mirada en su plato, Natalia no está intentando dar ordenes, Sebastian está distraído y los chicos están simplemente comiendo sin hacer bromas o algo parecido. Todos estamos sumidos en algo llamado, tenemos vergüenza de lo que está pasando, pero no vamos a decir nada porque es un maldito secreto.—Natalia— empieza a decir mi mamá. —¿Ya le enviaste las invitaciones a tus familiares y amigos?— toda la atención se va hacia mi madre, pues a todos nos sorprende que hable. —Ya...— algo me dice que no es verdad, yo tampoco quiero 3enviarlas, no quiero la boda.— He tenido un poco de problemas, pero...— suspira— las empezaré a enviar en unos días. —Hay que darnos prisa, la boda ya se aproxima y no sería bueno que nos estresemos por que las cosas no estan listas.— La única feliz por la boda, al parecer, es mi
MaxineMantengo mis manos en la orilla de la tina, llevo veinte minutos dentro de agua y no quiero salir. Quiero quedarme aquí y ahogarme, creo que es mejor ahogarme y morir que seguir viviendo esta mierda que resulta demasiado difícil para mí. Me siento vacía, me siento sola y lo peor es que no sé como dejar de sentirme como la mujer más sola y abandonada del mundo. Ayer soñé con Hannah y por supuesto que también con Max, ellos dos ahora son uno solo. Si hablamos con Hannah, hablamos con Max, son una unión. Soñé con algo que rasgue con mis dedos, pero al final no toqué, con el hecho de tener un bebé. El sueño se desenvolvía de una forma natural, me sentía extraña. Me sentía como una desconocida que conocía muy bien a las personas que tenía en frente. Mi abuela, una hermana que no tengo y mi abuelo (que no conozco) eran mis acompañantes. Los cuatro paseabamos por un lugar al que nunca fui con Max, ni con nadie, ni siquiera estoy segura si ese sitio existe en realidad. Manteníamos una
HannahMatengo mi vista en el techo del baño, estoy en la bañera descansando de un día terrible. Hoy no fue el peor día de mi vida y lo sé porque he perdido a Leo, sé que tal vez no completamente, pero se siente como si de verdad nunca más me fuera a dirigir la palabra. Hay cosas que no puedo controlar y esas cosas son las acciones de las personas, de hecho, tampoco puero controlar las mías, a veces y el calor ejemplo es lo que dije hace unas horas. Me arrepiento tanto de haberlo dicho, me arrepiento de haber cruzado esa raya y haber sido tan idiota, pero es que fue algo que ni siquiera pensé, no lo pensé y lo solté, lo dije. Sinceramente, me siento como una mierda por haber dicho tales cosas, no me alegro para nada lo que le paso a Maxine. Debe de estar destrozada por haber perdido a ese bebé que al final no tenía la culpa de los errores de sus padres, no debería de ser tan injusta con él. Él solo fue el producto de una mentira, pero ese bebé no buscaba ser concebido de esa forma, ta
HANNAH Semanas antes de que viajara a Los Ángeles para conocer a Max...Siento una ligera caricia en lo bajo de mi espalda, es el dedo del hombre que amo tocandome suavemente después de haberme tomado hace unos minutos. Después del sexo, las caricias y lis besos que Leo me da son lo que más me gusta, me hace sentir como la mujer más querida y afortunada del mundo. Estoy feliz de saber que por fin he encontrado el amor en alguie como Leo, es atento, caballeroso y muy, pero muy guapo. Tiene la barbilla definida, es considerablemente alto y es delgado, pero no escuálido. Es inteligente, estudio matemáticas y ahora mismo es maestro en una secundaria de Tehachapi. A pesar de sus notorios atributos, nunca pensé enamorarme de él, pues Leo ha sido mi mejor amigo desde hace muchísimos años... desde que ambos y junto con Maxine íbamos al colegio. Éramos un trío, pero cuando Maxine se marchó hace unos años a estudiar a Los Ángeles, Leo y yo nos hicimos mucho más unidos. La amistad de Leo y m
HANNAH Unas semanas antes de viajar a Los Ángeles a conocer a Max. Mantengo la mirada en el suelo, mantengo las ganas de romper a llorar y matengo las ganas de salir corriendo de la habitación. —Hija— la voz quebrada de mi mamá me trae de nuevo a la vida, me hace revivir y ponerle atención. —Hay algunas que necesariamente van a cambiar, principalmente por la falta d e dinero que estamos atravesando, cariño. Llevo toda la vida viviendo a costas de mis padres porque soy hija única, porque estudié gestión de empresas y jamás he ejercido ni siquiera en la empresa familiar. Es verdad que siempre he estado bajo el ala de mi padre, el me da todo lo que necesito sin que yo tenga que ir a trabajar. Papá es el que más me consiente desde que tengo memoria, pero hoy mamá dice que ciertas cosas deben de cambiar y una de ellas es mi manera de vivir. Mis lujos se han acabado, mis viajes al extranjero se han terminado y algunos de mis planes definitivamente se han cancelado y todo porque la empre
HANNAH Leo se mueve d e un lado al otro, mueve sartenes, ollas y platos. Hace muchas cosas a la vez para cocinar, para cocinarme en realidad. Es matemático, pero también un experto en la cocina y también en hacerme gritar en la cama. Leo tiene muchas, pero muchas cualidades y de vez en cuando me gusta hacerle notar lo bueno que es. Además de eso, es una figura paterna para algunos de sus alumnos, por eso también me gusta, por la posibilidad de ser un buen hombre y el futuro padre de mis hijos. Me gusta saber que a mis hijos les daré un hombre responsable, cariñoso e inteligente... Leo sobrepasa mis estándares, por eso no lo voy a dejar. Yo debo de ser la esposa de este sujeto que ahora mismo pica en trozos un champiñón. Su espalda es ancha, pero lo que más me gusta de él son sus hombros. Son redondos por el ejercicio y tiene los bíceps muy bonitos y ni se diga sus tríceps. Es un adonis, el más guapo de los hombres, al menos de los que he salido. Leo se lleva el premio al mejor, al