— ¿Qué haces aquí? Yo te defenderé, Ally — declaró Damon con determinación, mirando a Harry con desafío.— Pequeño mocoso, para tu información, Ally es mi mujer .— respondió Harry con una sonrisa irónica.— No es cierto, Ally se casará con mi papá y será mi mamá — aclaró Damon, sacándole la lengua a Harry con travesura.— Tan insoportable como su papá — replicó Harry, sacándole la lengua también a Damon.Al ver a Harry Chrysler parado frente a mi puerta, una oleada de incredulidad me invadió. ¿Qué hacía allí?. Pero lo que me sorprendió aún más fue verlo interactuando con Damon, como si se rebajara a la altura de un niño de cinco años. La actitud infantil de Harry era desconcertante, especialmente considerando su reputación de seriedad.Suspiré con exasperación y rodé los ojos ante su comportamiento. Con firmeza, tomé la mano de Damon y, con las llaves en la otra mano, abrí la puerta del departamento. — Dile que se vaya, no me cae bien — dijo Damon mirando a Harry con desdén.— Yo no
Cuando desperté, me tomé unos minutos para contemplar a Harry y Damon dormir. No pude evitar notar lo increíblemente parecidos que son. Tienen el mismo tono de ojos y cabello, y hasta comparten algunas características de personalidad. Ambos son bastante caprichosos.No me contuve y les tome una fotografía con mi celular.Después, me dirigí a la sala para preparar un delicioso desayuno. Me dediqué a hacer panqueques y café para Harry y para mí, y preparé leche para el pequeño Damon. Mientras cocinaba, eché un vistazo a mi celular y me di cuenta de que aún era muy temprano.Salí de mis pensamientos cuando Harry rodeó mi cintura y depositó un suave beso en mi cuello. Por un momento, me dejé llevar por el contacto físico y olvidé todo lo que sé sobre él y el dolor que me ha causado. A pesar de todo, su cercanía me hace sentir bien, aunque sé que no debería permitirme ser feliz con él.— Huele delicioso — comenta Harry, mientras disfruta del aroma que inunda la cocina.Me giré para mirarlo
Harry Chrysler.Caminé hacia el edificio, anhelando una noche apasionada con mi mujer.Estaba seguro de que pronto me perdonaría por mis errores pasados. Pero al acercarme, una escena caótica se reveló ante mis ojos: el edificio estaba envuelto en llamas y abarrotado de bomberos y equipos de emergencia. Un nudo se formó en mi estómago mientras el pánico se apoderaba de mí.Sin tiempo que perder, me lancé hacia adelante, ignorando las advertencias de los bomberos que intentaban detenerme. La desesperación me impulsó a golpear a uno de ellos y continuar mi camino hacia el edificio en llamas.Mi corazón latía con fuerza, sabiendo que Alicia estaba dentro, enfrentando el peligro.No puedo perderla, ella es la mujer de mi vida.No puedo perderla como ya perdí a mi hijo.Cada paso hacia el edificio ardiente era una lucha interna. Mis pensamientos estaban llenos de imágenes de Alicia, su rostro, su voz. No podía permitirme perderla, no ahora.Con cada paso, el calor se hacía más intenso, el hu
Alicia Cuando abrí los ojos, el blanco de la habitación del hospital me rodeaba, pero la claridad no disipaba la confusión que sentía. Me di cuenta de que estaba conectada a un respirador, y la realidad del incendio de la noche anterior comenzó a atormentarme de nuevo. Los recuerdos del fuego devorando todo a su paso y los gritos de angustia aún resonaban en mi mente. No entendía cómo podía seguir con vida después de esa pesadilla.Fue entonces cuando noté la presencia de Raúl a mi lado. Sostenía mi mano con firmeza, y al verme sollozar, me estrechó entre sus brazos con ternura. Su abrazo me brindó un poco de consuelo en medio de la confusión y el miedo que sentía.— Ya estás a salvo, hermosa.— Raúl murmura con un tono suave mientras me sostiene entre sus brazos.—Pensé que moriría.— respondí con voz temblorosa mientras me quite el respirador, mi cuerpo aún temblando por la experiencia traumática.— Tranquila, hermosa. No repitas eso. Yo no soportaría perderte. — Raúl responde con ur
Raúl Hoffman.Me encuentro parado frente a su habitación, aún incapaz de creer que está tan cerca, a solo unos centímetros de mí. Mi corazón late con fuerza, acelerado por la emoción y la incertidumbre de lo que está por venir.Al asomarme, la veo recostada, su cabello largo cae suavemente sobre sus hombros, sus ojos cerrados transmiten una tranquilidad que contrasta con el caos que siento dentro de mí. Su piel, suave y radiante, parece brillar a la luz tenue de la habitación.Solo lleva puesta una de mis camisas, una prenda que le queda demasiado grande pero que resalta su fragilidad y belleza. Su ropa se ha quemado por completo y por eso le preste mi ropa. Se ve jodidamente sexy vestida de ese modo.Me acerco lentamente, sin poder apartar la mirada de su rostro sereno. Sin poder resistirme, me inclino y deposito un suave beso en sus labios, sintiendo una mezcla de deseo y anhelo que me consume por completo.Cuando levanté cuidadosamente
Alicia Montero.Me sentía inquieta al darme cuenta de que Harry no había venido a verme como de costumbre. Sus ausencias siempre despertaban mi preocupación. Sobre todo considerando que él buscaba que nos reconciliaramos y yo había sufrido un accidente importante.Sin pensarlo dos veces, decidí ir a buscarlo yo misma. Me puse el vestido que la señora Blanca me había regalado y me aseguré de arreglarme un poco el cabello para lucir presentable. Luego, con firmeza, solicité al chófer que me llevara al departamento de Harry.El viaje empezó sin contratiempos, pero a mitad del camino, un sobresalto interrumpió mi tranquilidad. ¡Damon estaba escondido en el asiento trasero de la camioneta! La sorpresa me dejó sin aliento por un momento. ¿Qué hacía él ahí? ¿Cómo se había colado sin que yo lo notara?. No tenía más opción que llevarlo conmigo hacia el departamento de Harry, esperando resolver este misterio lo antes posible.— Damon, ¿cómo se te ocurre meterte en la camioneta? — Lo regañe con u
—¿Por qué demonios te llevaste a mi hijo sin mi autorización? Ya me ha dicho el chófer que te lo llevaste a ver al miserable de Chrysler.— Exclama Raúl en cuanto llegamos al departamento.—No le grites a Ally.— Interviene Damon, mirando a Raúl con firmeza. Me sorprende su carácter a pesar de ser tan chiquito.—Damon, tú ve a tu habitación. Estás castigado. — Ordena Raúl, señalando hacia arriba.— Basta, Raúl. No te desquites con el niño. Fue mi responsabilidad llevarlo, y te pido disculpas. — Respondo tratando de calmar la situación y asumiendo la responsabilidad.— Damon, mi amor, por favor ve a tu habitación.Mientras observaba cómo Damon subía rápidamente las escaleras hacia el departamento, me sentí reconfortada.A medida que el chófer se alejaba, una sensación de incomodidad se apoderaba de mí al darme cuenta de lo molesto que estaba Raúl.Supongo que en parte tenía razón en estar molesto. — Te agradezco que me apoyes con Damon, pero no quiero que me vuelvas a desautorizar frente
Fue una mañana extraordinaria. Raúl nos llevó a desayunar al centro comercial y, para mi sorpresa, decidió consentirme con un día de compras. Me compró una variedad de prendas: vestidos, faldas, blusas y ropa interior, prácticamente todo lo que necesitaba. Aunque intenté detenerlo, insistió en que me lo merecía todo.Incluso Damon tuvo su momento especial, pidiendo un juguete que le hacía brillar los ojos de alegría. Su felicidad era contagiosa, y no pude evitar sonreír al verlo tan radiante.La mañana transcurrió en una atmósfera de alegría y complicidad entre Raúl, Damon y yo. Después del ajetreo de las compras, nos dirigimos al mediodía a almorzar con Maximiliano y Carolina, quienes también se habían unido a nosotros.— Todavía no puedo creer que estuve a punto de perder a mi hermana. — Comenta Maximiliano, con un tono preocupado en su voz.— Por favor, Max, no sigas pensando en eso.— Pedí, tratando de calmar a mi hermano. —Por fortuna estoy bien, aunque lamento lo que pasó con alg