Raúl Hoffman.
Me encuentro parado frente a su habitación, aún incapaz de creer que está tan cerca, a solo unos centímetros de mí. Mi corazón late con fuerza, acelerado por la emoción y la incertidumbre de lo que está por venir.Al asomarme, la veo recostada, su cabello largo cae suavemente sobre sus hombros, sus ojos cerrados transmiten una tranquilidad que contrasta con el caos que siento dentro de mí. Su piel, suave y radiante, parece brillar a la luz tenue de la habitación.Solo lleva puesta una de mis camisas, una prenda que le queda demasiado grande pero que resalta su fragilidad y belleza. Su ropa se ha quemado por completo y por eso le preste mi ropa. Se ve jodidamente sexy vestida de ese modo.Me acerco lentamente, sin poder apartar la mirada de su rostro sereno. Sin poder resistirme, me inclino y deposito un suave beso en sus labios, sintiendo una mezcla de deseo y anhelo que me consume por completo.Cuando levanté cuidadosamenteAlicia Montero.Me sentía inquieta al darme cuenta de que Harry no había venido a verme como de costumbre. Sus ausencias siempre despertaban mi preocupación. Sobre todo considerando que él buscaba que nos reconciliaramos y yo había sufrido un accidente importante.Sin pensarlo dos veces, decidí ir a buscarlo yo misma. Me puse el vestido que la señora Blanca me había regalado y me aseguré de arreglarme un poco el cabello para lucir presentable. Luego, con firmeza, solicité al chófer que me llevara al departamento de Harry.El viaje empezó sin contratiempos, pero a mitad del camino, un sobresalto interrumpió mi tranquilidad. ¡Damon estaba escondido en el asiento trasero de la camioneta! La sorpresa me dejó sin aliento por un momento. ¿Qué hacía él ahí? ¿Cómo se había colado sin que yo lo notara?. No tenía más opción que llevarlo conmigo hacia el departamento de Harry, esperando resolver este misterio lo antes posible.— Damon, ¿cómo se te ocurre meterte en la camioneta? — Lo regañe con u
—¿Por qué demonios te llevaste a mi hijo sin mi autorización? Ya me ha dicho el chófer que te lo llevaste a ver al miserable de Chrysler.— Exclama Raúl en cuanto llegamos al departamento.—No le grites a Ally.— Interviene Damon, mirando a Raúl con firmeza. Me sorprende su carácter a pesar de ser tan chiquito.—Damon, tú ve a tu habitación. Estás castigado. — Ordena Raúl, señalando hacia arriba.— Basta, Raúl. No te desquites con el niño. Fue mi responsabilidad llevarlo, y te pido disculpas. — Respondo tratando de calmar la situación y asumiendo la responsabilidad.— Damon, mi amor, por favor ve a tu habitación.Mientras observaba cómo Damon subía rápidamente las escaleras hacia el departamento, me sentí reconfortada.A medida que el chófer se alejaba, una sensación de incomodidad se apoderaba de mí al darme cuenta de lo molesto que estaba Raúl.Supongo que en parte tenía razón en estar molesto. — Te agradezco que me apoyes con Damon, pero no quiero que me vuelvas a desautorizar frente
Fue una mañana extraordinaria. Raúl nos llevó a desayunar al centro comercial y, para mi sorpresa, decidió consentirme con un día de compras. Me compró una variedad de prendas: vestidos, faldas, blusas y ropa interior, prácticamente todo lo que necesitaba. Aunque intenté detenerlo, insistió en que me lo merecía todo.Incluso Damon tuvo su momento especial, pidiendo un juguete que le hacía brillar los ojos de alegría. Su felicidad era contagiosa, y no pude evitar sonreír al verlo tan radiante.La mañana transcurrió en una atmósfera de alegría y complicidad entre Raúl, Damon y yo. Después del ajetreo de las compras, nos dirigimos al mediodía a almorzar con Maximiliano y Carolina, quienes también se habían unido a nosotros.— Todavía no puedo creer que estuve a punto de perder a mi hermana. — Comenta Maximiliano, con un tono preocupado en su voz.— Por favor, Max, no sigas pensando en eso.— Pedí, tratando de calmar a mi hermano. —Por fortuna estoy bien, aunque lamento lo que pasó con alg
Dos meses después.Hace más de dos meses que Raúl y yo estamos juntos. Cada fin de semana son una delicia al lado de su familia. Ben y Romina son tan adorables, y James es un verdadero caballero. Sin embargo, la relación con Raquel es tensa, pero nos esforzamos por mantener las apariencias frente a su hermano.Rodrigo, por otro lado, parece llevar una vida más despreocupada, trayendo consigo una mujer diferente cada semana. Es claro que él no está buscando compromisos serios.Por otro lado, Damon parece cada vez más cercano a mí. Incluso asisto a sus reuniones en la escuela, donde me informan que es un estudiante excepcional.En cuanto al trabajo, nuestros proyectos están avanzando sin contratiempos.En este preciso momento, estoy sentada en las piernas de Raúl mientras reviso algunos documentos en la computadora portátil. Él, mientras tanto, no deja de besarme el cuello con ternura, dejando una estela de besos dulces y reconfortantes.— Deseo trabajar.— Afirmé — Ya habrá tiempo para
Nicolas Chrysler.Aún no puedo creer que se hayan atrevido a golpear a mi hijo. Recibí la llamada informándome de que Maxon se había peleado con otro niño en el centro deportivo. Nadie debería atreverse a tocar a Maxon. Él es mi primogénito, mi único hijo y el futuro heredero de los Chrysler.Desde que nació, he tenido grandes planes para él. Maxon está destinado a ser el único dueño de la fortuna y el legado de nuestra familia. Todo lo que he construido, toda la riqueza y la influencia que hemos acumulado a lo largo de generaciones, está destinado a ser suyo.Mi desprecio por Harry, desde el momento en que nació, es profundo y arraigado. Siempre he sentido que él robó la atención y el dinero que deberían haber sido míos. La mera existencia de Harry es una afrenta a mis ambiciones y mi legado familiar. Si Harry no existiera yo sería el único heredero de mi tío Liam.— Estoy seguro de que ganaré el concurso, como lo hemos hecho todos los años.— Presumi.— Nicolás, todos los años Harry
Alicia Montero.- Estoy muy enojada ¿por qué peleaste con Maxon? - Pregunté, tratando de contener mi frustración.- Ese niño es muy malo, mami. Golpea a los demás niños y cuando me pegó, yo solo me defendí. - Respondió Damon, con un tono de justificación en su voz.- Damon, eso está muy mal. La violencia nunca es la respuesta. - Afirmé, buscando transmitirle la gravedad de sus acciones.- Pero mami, por favor, no le digas nada a papi. Me va a castigar. - Suplicó Damon, con temor en sus ojos.- Raúl es capaz de cancelar el campamento. - Advertí, recordándole las posibles consecuencias.- Por favor, no, mami. - Rogó Damon, con desesperación en su voz.- Está bien, bonito. Le diremos cuando regreses del campamento. Pero tienes que aprender que no está bien pelear, ¿entendido? - Le expliqué, tratando de enseñarle una lección importante.- Sí, mami. Lo siento. - Respondió Damon, con un deje de arrepentimiento en su voz.Nuestro diálogo fue abruptamente interrumpido por la entrada de Raúl e
Harry Chrysler. Aún no puedo creer que se hayan atrevido a drogarla, y lo peor es que su novio ni siquiera se dio cuenta. Ese idiota no tiene ni idea de cómo cuidarla, nadie sabe hacerlo excepto yo.Si no estuviera vigilándola todo el tiempo, ni siquiera me habría dado cuenta de lo que pasaba. En este momento, ella está en mi cama, riendo como si le hubieran contado el chiste más divertido del mundo. Conozco perfectamente cómo funcionan estas drogas, así que solo tengo que estar con ella y esperar a que pase el efecto. En este estado, cualquier miserable podría aprovecharse de ella. Ni siquiera confío en el miserable de Raúl.— Tengo mucho calor.— Pronuncia Alicia.— Entonces, duérmete, Alicia.— Respondo rodeando los ojos.— Raúl, mi amor, ven.— Pide ella mientras extiende sus manos hacia mí.— No soy Raúl, soy Harry.— Jamás pensé que tendría que decir eso.— Tú eres Raúl, tú sí me quieres, no como él.— Afirma ella y siento que la rabia me invade —Tú eres Raúl, mi verdadero amor. No
Alicia Montero.Cuando llegué a la habitación, me encontré con Raúl profundamente dormido, con un vendaje en la cabeza que indicaba que algo grave había sucedido. Sin perder tiempo, me acosté a su lado y lo abracé por la cadera, tratando de despertarlo suavemente.La incertidumbre me envolvía por completo. No tenía idea de lo que estaba sucediendo, quién había golpeado a Raúl ni quién había intentado hacerme daño a mí. Mis pensamientos eran un torbellino caótico y confuso, incapaz de recordar dónde estaba Raquel o qué había pasado con ella.— Mi amor, ¿por qué estás así?— Inquiere Raúl mientras acaricia mis mejillas deteniendo mis lágrimas.— Amor, ayer ocurrió algo horrible. Unos tipos me drogaron y trataron de llevarme a una habitación. Además, no sé dónde está Raquel.— Le confesé sintiendo que mi voz tiembla.— Eso no puede ser. Por favor, dime que no te hicieron daño.— Ruega Raúl.— No, no me hicieron daño.— Negué con la cabeza.— Dime la verdad, Alicia. ¿Quiénes fueron esos malna