Esa mujer que había acogido a esa hermosa bebé, que solo se encontraba delicada y frágil cual terciopelo con perfume a miel y su mirada penetrante cual deseo. El avellana de sus ojos hacían temblar a cualquiera, Así era la nena, aún pequeña te podía quitar el aliento de tu boca. La buena mujer se sentía alegre, sentía que su vida iba a cambiar y el regresar a su país natal, era de felicidad para ella. Milán era un lugar moderno y hermoso, donde la moda y el vino se encuentra en cada esquina de cada lugar. Ella como la cuñada había recaudado dinero para poder regresar a Italia, y poder hacerse cargo de la bebé y llevarla a un lugar donde juntas podrían comenzar una nueva vida, alegre, sin preocupaciones una vida donde restaurarse el corazón es una meta. Por lo menos para ella. Los días pasaban, ella había encontrado un lugar donde podría cuidar de la bebé y a la vez poder ejercer un empleo. Ella sentía que su vida poco a poco iría cambiando, que a pesar de los golpes y los problem
Siento en apretón en mi mano, la tención que se percibe se puede cortar hasta con una tijera. Volteo a donde Ibrahîm y él se encuentra serio como si quisiera descubrir algo. —¡Esto no puede ser! —la voz de la señora se escucha presionada, como si un lazo la estuviera horcando lentamente. Su rostro es el sinónimo de sorpresa, es tanta que parece que le cambió —. ¿Sophia Valeria Pavanelli, dijiste? —Pregunta sin creer lo que escucho. —Si, ese es mi nombre —contesto seria tratando de no demostrar mis emociones. Su hija se adentra al salon y lo primero en lo que se fija es en el vaso destrozado, que la señora dejó caer —. ¿Que pasó? —dice sorprendida por el relajó. La señora reacciona, sus ojos se encuentran al borde de las lágrimas. ¿Será que si soy algo de esta señora? Voltea a ver a su hija y relaja el rostro —. No paso nada cariño, solo fue un accidente —responde la señora. —¿Sucede algo madre? —dice al ver que ella se encuentra en un estado de vulnerabilidad, nos voltea a ver y
El día de ayer la pase pensativa, todo lo que esa mujer contó no salía de mí cabeza, era como un signo infinito, nunca acababa. Prometí que regresaría a verla, después de todo creo que lo mejor será comenzar de nuevo, días antes ni hubiera pensado en querer conocerla pero ahora que lo hice, me siento más libre, como si un peso gigante se haya quitado de mi espalda. Me he dado cuenta que guardar rencor solo trae tristeza y enojó y aunque muchas veces pueda ser difícil superar las situaciones como me sucedió a mí, es mejor estar en bien con los demás y perdonar, que estar en mal y con dolor en el corazón. El día de hoy me toca que ir por los resultados de mi examen, al médico. Ya siendo sincera no me preocupó de nada, si algo pasa en mí, por muy pequeño que sea, será por algo y después de todo, solo dejo que la vida haga lo que tenga que hacer. Si me toca morir, lo aceptaré y si me toca vivir, la viviré. Y si piensan que es dramático, si es dramático. Me levanto rápidamente de mi c
Ibrahîm Farûq.—Buen día. No se, si es normal esto que siento, estoy nervioso como si el no tener esto me puede llegar a dañar algo. Pueda que este exagerando un poco pero entiénda que es mi primera vez y no se como me vaya a salir este primer paso a mi nueva vida.—Buen día —contestó con una sonrisa bien fingida ya que si muestro mi parte real, no será una risa lo que mi rostro muestre.—¿Cual es su nombre y edad? —Mi nombre es Ibrahîm Farûq y tengo 25 años. —Tu currículum menciona que sabes varios tipos de idiomas, quise saltarme de un solo a esta parte ya que si es cierto esto, te contratamos inmediatamente —ríe. —Sí, así es. En general me aprendí cinco, Inglés, Español, Italiano, Alemán y Portugués además de mi idioma natal, claro —sonrió. —Eso es increíble —comenta alegre —. Claro que tendremos que ponerte a pruebas para saber si lo que dices es cierto. —Esta bien, cuando quieran.—Si es posible hoy mismo las podemos hacer, sabes qué ahora mismo voy a ir a ver si se puede a
Sophia Pavanelli. Hay momentos donde la unica solución es dejar que las cosas transcurran por su propia cuenta. Las voces se apagan lentamente, la respiración cada ves fluye menos. Si algo he aprendido de la vida es que cuando caemos hasta lo más profundo, lo único que puede seguir es... flotar. —¡Sophia por favor! —la súplica de Ibrahîm me rompe en mil pedazos pero ya pensé las cosas y lo mejor será seguir hacia delante.—Ibrahîm —el dolor pulsante de mi pecho me hace cerrar los ojos —. puedes irte tranquilo, has cumplido conmigo. —¡Sophia que mierdas dices, yo no te quiero dejar! —lagrimas pasan por sus mejillas. Lo alterado de su voz me hace cerrar con fuerza mis ojos y solamente trato de ahogar un grito. —¿Por que no escribimos una novela JK? —ríe uno de los sicarios —. Esta entretenido el show ¿no crees? La burla de ellos solo hace calentar más mis sentidos, si tuviera la oportunidad de golpearlos no lo dudaría. —Sería basura —le responde el amigo con seriedad. —Creo que
Los días pasaban y las noche se volvían eternas, cada vez sentía que no podía, que el perder a Ibrahîm me llevaba cada vez más a la locura. El solo pensar que mi bebé crecerá sin conocer a su padre es difícil. —Sophia tranquila, todo saldrá bien.Las palabras de Elena alivian un poco mi dolor, el saber que ella estará ahí para mí es reconfortante. —Me duele Elena. Ella se acerca y me deposita un abrazo, unos de esos que cuando suceden, se siente la necesidad de expulsar todo eso que te está dañando. —Todo saldrá bien. ●—Falta poco Sophia, inhala y exhala —Erick un amigo que conocí en el trabajo se acerca a darme ánimos en este momento tan especial y doloroso para mí. —¿Como está? —Elena se acerca rápido. —Las contracciones. Elena toma de mi mano y me sonríe, la quedo viendo y el sudor que recorre por mi frente se siente caliente aún con el aire helado del hospital. En eso un dolor punzante me comienza a atacar y doy un grito al cielo, Elena se asusta y rápido manda a llamar a
El reflejo del agua, mi rostro sobre ella, mis anhelos de poder estar dentro y perderme en sus milésimas. Muchas veces pensé en lo grandioso que sería simplemente volar e ir a donde tu alma te mande a donde tu corazón se sienta libre en armonía, donde tus sueños se cumplan sin pensar nada. Una vida donde mi yo interior se sienta rebosante. —Mi señora, ¿Me mando a llamar? —la voz de Cris interrumpe mis pensamientos, mis ilusiones. —Sí —digo con un rostro desorbitado —. Quería que me consiguieras papel y lápiz para escribir una carta. —Ahorita mismo, mi señora. La juventud es un camino que marca los pies de aquellos que deciden vivirla de manera inconveniente. Llena de púas que hieren a cada paso. Mi vida fue un rompecabezas con piezas que no cuadraban, más a la fuerza las introdujeron, piezas que marcaron más a que a mís pies, marcaron casi todo mi cuerpo. Pero como todo siempre hay algo que consuela ese dolor que en tu corazón se almacena, siempre hay algo que te acompaña y sabe
Sophia Pavanelli.-¿¡Ibrahîm!? -exclamó. ¿Pero que está pasando? Ya no sé que pensar, pasó mi mano por mis ojos tratando de borrar esta ilusión. No quiero creer que él está aquí de nuevo, no puedo torturame con esto otra vez -. ¿Que haces aquí?-Te quería ver de nuevo, Sophia -Me acerco a él y no puedo evitar este impulso, es como si mi cuerpo fuese atraído por una carga eléctrica que no controlo. A la mierda todo.Lo abrazo. -A pasado tanto tiempo -me alegra enserio volver a verlo, después de todo fue mi primer amor verdadero y aunque la gente no crea en eso yo si pienso que es realidad ese sentir ya que solo por Ibrahîm pude superar mis batallas y miedos y eso para mí lo convierte en algo real. Me separo de él y me sonríe y yo también sonrió, en este momento me siento como una niña cuando le están regalando una muñeca Barbie de esas que todas quieren -. ¿Quieres pasar? -le digo y él solo asiente. Entramos a mi casa y yo solamente lo guió a la sala, hago una seña para que se siente