— ¡Lo tenía en mis manos, estuve a punto de traspasar la espada en el corazón para luego decapitarlo llevando su cabeza como trofeo! —Voldemort vociferaba al no poder destruir a Lestast. —Se lo advertí Lord Voldemort al decirle que los moradores de la montaña son demasiado poderosos para manipularlos a voluntad. —Le respondió el Bokor. —Debemos regresar a nuestra morada con los zombis, debemos recuperarnos antes que ellos tomen ventaja sobre nosotros. —El mago negro se refería a Thomas y Lestast. —Tienes razón mago negro partamos en este momento, la próxima vez debemos estar bien seguros de nuestro ataque, esta vez por casi nada estuve a punto de vencerlos. —Responde Voldemort indignado. Voldemort recordó que no podían entrar por el camino de donde salieron del reinado de Países Bajos, el ejército de la Iglesia rodeaba todas las fronteras. Su decisión fue buscar un antiguo monasterio en ruinas, todos fueron llevados a un pueblo lejos de las ciudades principales de Inglaterra devas
—Ha sido destruido Aldair corriendo el mismo destino de su señor el abominable Melión. —Ankor reflexionaba al sentir pena por la destrucción de los de su propia especie. —Hermano no te sientas apenado por la muerte de Aldair, tú conoces muy bien lo malévolo que fue en su miserable vida. Él mismo se buscó esa trágica muerte. —Lestast le respondió consolando a Ankor. —Es verdad Lestast aunque me duela en el alma la muerte de un licántropo, Aldair no dejó de ser una seria amenaza para todo el mundo. —Le dijo Ankor aceptando la realidad. —Queda otro enemigo por vencer, este es Voldemort el vampiro traidor y su mano derecha el hechicero. Cada día se está volviendo más poderoso con ese ejército de zombis. —Le dijo Lestast pensando seriamente en el nuevo rival. Tras largas horas de conversación ambos decidieron descansar por un tiempo, el saber con certeza la caída de Aldair les trajo un poco de paz a sus vidas. El legado de Melión llegó a su fin, el mundo de los licántropos se encontraba
Castillo de Ashford, reinado de Irlanda En el castillo de Ashford la princesa Elisa y su padre el rey Edward Bruce estaban encarcelados en una de las más viles mazmorras, pero en secreto una sirvienta les pasaba comida para mantenerlos con vida, también les daba cobijas. No había quien les ayude, Thomas el gran amigo de Elisa hace mucho tiempo se había olvidado de ella debido al saber que era el heredero del anillo, por el cual se involucró en algunas batallas con seres que no eran humanos. El cardenal Filippo y su mano derecha el inquisidor Juan de Acebedo, regresaron a Irlanda tras la victoria sobre los licántropos. En la catedral de Pedro en Roma, el papa Clemente V ungió a Filippo como cardenal-arzobispo de toda la Iglesia Católica. A su vez Filippo entregó la absoluta potestad de las iglesias en Países Bajos a Juan de Acebedo. Ambos criminales se salieron con la suya al ganarse el favor del papa destruyendo a Orión y Aldair, las dos cabezas son exhibidas en un salón secreto en
La sirvienta del rey miró con impotencia la humillación que tuvo su hija por el inquisidor. Elisa con lágrimas en los ojos le pidió de favor que buscara por todos lados a Thomas Carver para que la ayudase. Ella obedeciendo a la princesa fue de inmediato a buscar a Thomas por todos los pueblos, sin saber la sirvienta que él se encontraba en Kinsale visitando la tumba de sus padres. Elisa con su padre se pusieron de rodillas rezando a Dios para que les ayudase a quedar en libertad. Sus oraciones fueron escuchadas, Dios por medio de la sirvienta la guió a la casa de los padres de Thomas. Cuando ella fue no encontró a nadie, no sabía que ellos fueron asesinados por un licántropo. Sin darse por vencido averiguó por todo el vecindario, uno de los vecinos le indicó que recientemente Thomas estuvo con una hermosa mujer entrando a la casa de sus padres, también le indicó que fueron al cementerio. La sirvienta agradeciendo al joven por ayudarle con la información fue de inmediato al cementer
Desde casi todas partes de Europa el rey Carlos I envió a Roma más de 100.000 hombres para la guerra: caballería, infantería, escudería, arquería, armas de alto calibre como catapultas, ballistas y mangoneles. En cuestión de tres semanas todos los ejércitos se reunieron en las afueras de la catedral de Roma, ahí aguardaban miles de soldados pertenecientes a la Iglesia, también una cuarentena de cazadores de vampiros con armaduras hechas de plata con sus respectivas espadas, escudos y dagas. El papa al ver el enorme ejército salió al balcón papal para darles la bendición, todos clamaban a gran voz el enorme poderío del Sacro Imperio Romano Germánico. Aquel mismo día partieron todos a gran Bretaña, el papa Clemente V y el Rey Carlos I, donaron varias propiedades y cientos de hectáreas de tierra al tirano rey Enrique VII para que les permitiera entrar a sus fronteras. El ejército emprendió el viaje a la ciudad de Camulodunum, Inglaterra. El arzobispo-cardenal Filippo iba a la cabeza j
—Sirius, Thunder y Gondor sean bienvenidos a al castillo mis aliados. —Drácula recibió respetuosamente a los poderosos antiguos. —Drácula han sido casi 100 años sin volvernos a ver, ¿Cuál es la razón de tu llamado? —Contestó Sirius el líder de los antiguos con su estruendorosa voz. —Los mortales han tomado el castillo de Lestast discípulo del sabio Saulot, también acabaron con cientos de vampiros incluido algunos sires de clanes. —Drácula le contestó. Sirius al escuchar el nombre de Saulot dedujo que el asunto era algo serio, este vampiro antiguo tenía casi 3000 años de edad, era alto, corpulento su cabello de color plateado, ojos rojos como las llamas del fuego, llevaba puesto una túnica negra. Era arrogante, vanidoso y gran orador. —Debemos honrar al discípulo de Saulot el chiquillo predilecto de nuestro Padre Caín. —Exclamó Sirius. Lestast entró a la sala de reunión junto con su hermano Ankor, los antiguos al ver al licántropo se pusieron en guardia, pero Drácula los calmó di
Catedral de Pedro, Roma Italia El arzobispo-cardenal Filippo y el inquisidor Juan de Acebedo llegaron a Roma acompañado de un pequeño grupo de hombres, casi todo el ejército fue devastado por los rayos emitidos por el poder del anillo. El papa Clemente V temblaba de terror al suponer que pronto las criaturas de la noche vendrían a Roma para destruir la Iglesia. El rey Carlos I estaba furioso por perder casi 100.000 hombres en la batalla contra los vampiros, eso significaba perder la ¼ parte de sus huestes distribuidas en toda Europa. El Imperio Otomano al saber la pérdida de miles de miles de romanos, franceses y españoles se alistaron para invadir Roma, deseaban izar la bandera del islam en lo más alto de la cúpula de la catedral de Pedro. Reuniendo legiones de Estambul, Arabia Saudita, Mongolia y otros reinos el sultán emprendió viaje a Europa. Eran casi 200.000 turcos los que marchaban camino a Roma. El papa Clemente V que intentó huir por la amenaza de los vampiros, ya no pudo
La catedral de Pedro estaba custodiada con 75.000 hombres entre militares y civiles, pero no era lo suficiente para enfrentar cara a cara al inmenso ejército del imperio Otomano con cerca de 200.000 musulmanes. El papa Clemente V sabía que su final era inminente, al saber de la superioridad del enemigo, se disfrazó de un simple campesino junto con el cardenal Filippo y el inquisidor Juan de Acebedo. Custodiado por varios guardias también disfrazados se dirigieron a los campos de Milán donde no serían reconocidos. Sin embargo, nada se podía escapar de los ojos de la justicia divina, algunos cardenales que se les obligó a que se quedaran dentro de las paredes en la catedral de Pedro, serían los que delatarían a los prófugos a cambio de salvar su vida por dar información a los bárbaros turcos. Poco a poco las legiones del Imperio Otomano se adentraban en el reinado de Italia, por cada pueblo o ciudad que pasaban todo lo saqueaban, violaban mujeres, asesinaban jóvenes, niños y ancianos,