La noche cae con gran resplandor dejando un cielo estrellado alumbrado con suma belleza por una orgullosa luna que busca opacar a las estrellas, quienes altivas buscan recordarnos con sarna, que nos somas más que simples seres en un mundo de gigantes incógnitas. Observo con deleite el espectáculo que nos ofrece esta noche, con satisfacción recibo las suaves brizas del viento que refrescan esta noche dándonos un poco de tregua con aquel calor que sofoca nuestros cuerpos en esta época del año donde cuesta llevar tantas ropas. Desde mi balcón, veo la gran muralla vigilada por mis guerreros, mismos que ríen y hablan sabiendo que realmente en estos momento no hay ningún peligro a quien temer, por el contario, la paz es tan duradera que ya nadie se esfuerza por ser buen guerrero, ya nadie se acuesta con temor a ser despertado brutalmente en la madrugada por seres oscuros que colmados de crueldad arrasan todo sin pensar. Detrás de mí escucho los suaves pasos de
Me he dado cuenta que me salte un capítulo al subirla a esta plataforma por lo que les recomiendo que lean el capítulo 5: Mañana estresante. Pido perdón por eso no vuelve a pasar. También quiero agradecer por leer esta novela y por el apoyo que le brindan.
AnastasiaYa es de día, la luz de un sol reluciente se cuela por los enormes ventanales de esta magnífica habitación, la fiebre y la inconciencia azotan con fuerza y ansia al rey quien me abraza fuertemente a su cuerpo mojando mi trasparente camisón con su sudor y estremeciéndome al ritmo de sus escalofríos. Gracias a la cercanía entre su cuerpo y el mío he podido usar con más concentración mi magia sanadora que lucha contra las diferentes reacciones de su cuerpo al perder al parasito impostor, pero aun así, creo que su cuerpo se tomar al menos un día en recuperarse, el problema radica que gracias a la debilidad y al estado de confusión de su cuerpo, su sanación se hace nula por lo que cualquier cosa podría enfermarlo de gravedad, lo mejor es tenerlo aislado de cualquier ser y ahí es donde a mí se complica la vida, quizás pod
Me encuentro en una nebulosa caliente que lentamente empieza a despejarse, en medio de la bruma que provoca mi estado logro escuchar estruendos y gritos que pierden cualquier sentido para mí. En medio de esta nebuloso solo puedo sentir una extraña intranquilidad que solo se calma cuando siento algo frio a mi alrededor, algo que se siente suave y refrescante pero también tentador y adictivo, cada vez que siento ese algo alejarse es cuando la nebulosa se hace más densa y sofocante, me absorbe con demandantica rodeándome de una energía pesada que me hace perder la poca conciencia que tengo. No sé cuánto tiempo pasa, solo sé que poco a poco vuelvo a sentir algo más que calor, siento adormecimiento en mi cuerpo que me genera cierta incomodidad que me hace querer moverme. Lentamente intento abrir los ojos pero fracaso repetidamente hasta que lo logro y soy atacado por la luz de una soleada mañana, miro a mi alrededor y soy consciente de los estruendos que se escuchan fuera de mi habitació
Tras el grito de mi madre los lobos gruñen y se lanza en un nuevo ataque pero ella con gran destreza y dominio lucha contra ellos derribando uno a uno con gran técnica y precisión, por su rostro no pasa ni la más mínima alteración, como si combatir con ellos fuera la cosa más fácil cuando no lo es, ellos son mis primeros al mando, mis generales, betas pura sangre, los mejores guerreros que tengo. Quedo totalmente sorprendido por su nivel de combate, sus movimientos son agiles, contundentes y certeros, no falla ni uno, es más, dudo que al menos algún lobo haya siquiera podido hacerle un rasguño antes de caer en la inconciencia por los ataques de ella. Cuando siento a mi madre intentar ir a atacarla detengo la situación.— ¡Basta! ¡No la ataquen, ella solo cumplía órdenes! — grito haciendo que todos quedaran estáticos ya que otros soldados se hab&iacu
Apenas llegue a la habitación, algunas de las mujeres me veían con cierta molestia pero, realmente obvie todo eso, no quiero problemas así que sin más tomo mis cosas personales y me dirijo a los baños del harén para tomar un baño rápido sin dejar que aquellas mujeres que siempre están acá en los baños me toquen. Salgo de allí ya vestida con un vestido simple de color rosa pálido, sin saber que hacer me voy a la habitación, al entrar, lo primero que veo es me genera malestar pues sé que me espera una gran tormenta. Parada con todo su odio invierno en su interior, la reina me ve con soberbia mientras sus manos están apretadas a sus costados, su gran vestido verde esmeralda hace resaltar más sus rasgos fríos y calculadores, detrás de ella está la favorita que entro en la habitación del alfa, su mirada también irradia odio, su vestido
AnastasiaNo sé cuántos días han pasado, solo sé que las horas pasan mientras me tiene recluida en una sucia celda de la parte de atrás del castillo, al parecer soy la única reclusa de esta prisión pues no logro escuchar algún otro ruido que alerte de la existencia de alguien más en este lugar. Durante este tiempo no me han alimentada y mucho menos me han dado agua, lo único que han hecho es venir y tratar de golpearme, lógicamente no lo he permitido, me he enfrentado a todos y cada uno de los guardias que entrado a la celda, al final salen peor de lo que pretendían dejarme, cosa que los enfurece. Un suspiro cansado sale de mi mientras me acomodo en la rugosa pared de esta celda, mis manos tiemblan al ritmo de cuerpo por el frio que hay aquí abajo, al parecer al ser subterráneo mitiga el calor de afuera o, simplemente, ya es de madrugada; No puedo negar
— Día 15, me pregunto cuando vendrán. Una pequeña niña de indomable cabellera negra ve la corteza de un frondoso árbol donde se pueden alcanzar a contar quince irregulares rayas verticales, los ojos verdosos ojos de aquella pequeña transmiten pureza y angustia. A su alrededor no hay más que espesa naturaleza y una pequeña choza hecha de madera y paja, los únicos sonidos que se logran escuchar son el cantar de los pájaros, el pasar del viento acariciando todo a su paso y el acelerado corazón de la pequeña quien ve con preocupación cómo el cielo está en tonos grisáceos anunciando una nueva tormenta. Un pequeño suspiro sale de ella cuando se resigna a pasar otra noche a la intemperie luchando por sobrevivir, sabiendo que ni cerca ni lejos hay alguien que la pueda ayudar. Una pequeña lagrima sale de uno de sus grandes y hermosos ojos, pero con brusquedad la niña la limpia con el dorso de una de sus pequeñas manitas y temerosa ve hacia los lados como si temiese que alguien haya captado aq
— Imposible, lo deje entre mi baúl de cosas, nadie me vio guardarlo, además, dejo con él un hechizo de protección que nadie podía quitar.— Lo siento Anastasia, pero no está. — Me contesto sin alterarse para luego dirigir su vista a mis espaldas para hablarle a sus líderes — Lo único que averigüe es que mientras la señorita Anastasia estuvo en los calabozos se hizo una jornada de limpieza en el cuarto donde todas las concubinas participaron.— No, alguien tuvo que haber roto mi hechizo y al yo estar débil no lo noté, no pudo ser una de las concubinas. — mi voz salió en un susurro dirigido más para mí que para ellos.— Acabas de decir que nadie podía romper ese hechizo — el rey se puso a mi lado serio y frío.— Nadie que no supiera nada sobre brujas — lo vi retadora mientras alzaba mi barbilla con rabia. — En este castillo me consta que la que más o menos algo sabe de brujas es la gran ex reina, pero ella no estaba, del resto son ignorantes frente a nuestra especie por lo que es imposi
Los últimos rayos del sol se filtran por el accidente del firmamento, con una sonrisa recibo el suave viento que lucha contra la oleada de calor que se hace presente en este momento. Me encuentro en los aposentos de rey alfa, no pode encontrar argumentos para que desistiera de la idea de que fuese o su guardaespaldas, como dice él. Realmente esto me molesta porque mi intención es pasar desapercibida, pero sé que al estar al lado de él solo voy a recibir rencores, envidias y malas energías por parte de la madre de él, por parte de las favoritas y de alguna que otra concubina. Un suspiro sale de mí y sin girar hablo sintiendo su mirada quemar mi cuerpo aun fundido en aquel camisón que me pusieron.— ¿Ya termino su baño alteza? — mi voz sale neutra.— No, creo que necesito tu ayuda para lavar mi espalda — mis ojos se cierran un poco mientras mi vista está fija en las nubes quienes lucen un tenue color platinado que avisa la salida de la Luna. — No creo que sea adecuado — me mantengo f