[Isabel]
Pasamos toda la mañana en casa de mis padres, cocinando, conversando y en este caso Quentin jugando con Thomas, ya que desde que lo conoció no ha dejado de seguirlo por todas partes, así que ahora Quentin tiene la tarea de jugar con mi sobrino hasta que prácticamente se canse, esperando que el cansado no sea el empresario, que con su elegante abrigo se deja echar bolas de nieve sobre él.
Después de la comida, como siempre, mis padres han decidido ir al desfile navideño que se hará en el pequeño pueblo por lo que todos hemos decidido bajar a ver la decoración del centro, los villancicos y porqué no, tomar un poco de chocolate caliente mientras caminamos por la acera.
Como siempre, Thomas iba feliz, ya que en la casa se aburría un poco y eta era su oportunidad para salir, correr y ver las luces
[Isabel]Cabello, maquillaje, vestidos, zapatos, accesorios, Vivianne me trajo un poco loca recorriendo lugares a los que jamás pensé que en algún momento me acercaría en la vida ya que son tan caros que sé que vendiendo estos tacones Christian Louboutin puedo pagar dos rentas de mi piso en este instante. Me veo frente al espejo con este elegante vestido que he escogido para esta noche, uno largo, de manga larga, completamente negro con la espalda descubierta de una manera tan profunda que se puede ver por completo. Por sugerencia de Vivianne me he alaciado el cabello y debo admitir que me encanta por lo que no dejo de acomodármelo mientras los hermosos pendientes, que brillan sin parar en mis orejas, me dan un toque de elegancia que jamás había imaginado.―¡Guau Isabel! Sí que eres otra. ― Me dijo al espejo m
[Isabel]Quentin comienza a besarme lentamente, disfrutando mis labios, sintiendo cada movimiento que hay entre los dos. Después se aleja un poco y me mira a los ojos.―Me encantan tus labios.― Me murmura sensual.― Me vuelven loco.―Me gustan tus manos.― Confieso.― Me encantan como me tocan, como me hacen sentir deseada.Diciendo esto mis manos comienzan a desabrochar su camisa. De los nervios mis manos tiemblan, así que él sin pensarlo mucho abre su camisa de un movimiento de manos haciendo que los botones reboten sobre mi y descubriendo su formado pecho ante mis ojos.―La rompiste.― Le murmuro sorprendida de dicha pasión.
Abro los ojos lentamente. No sé si son las siete de la mañana o las once, ya que no hay luz en la habitación. Quentin, a mi lado, duerme boca abajo completamente desnudo, con la sábana apenas cubriendo la parte baja de su cuerpo exponiendo así su perfecta espalda. Sólo de verlo me sonrojo, en verdad no puedo creer que haya despertado al lado de un hombre tan perfecto, bueno al menos en el cuerpo.Me levanto con cuidado para no despertarle y tomo una bata de franela de color negro, muy elegante, que él consideradamente me ha dejado al lado en una silla en algún momento de la noche y salgo de la habitación para ir a la cocina por un vaso con agua ya que muero de sed. Atravieso la sala casi en puntas para no hacer ruido, ya que temo que el hermoso suelo de madera cruja y voy hacia esa hermosa y bella cocina que tiene. Parece ser que a Quentin les gustan los espacios grandes, ya que la que está en su caba
[Isabel]Al llegar a la habitación, Quentin me ayuda a poner mis pies sobre el suelo.―Ahora vengo Isabel, si quieres comienza a ducharte, olvidé algo en la sala― Me dice.Me da un beso sobre la frente, luego toma mi rostro y me da uno sobre los labios que me hace sonrojar.―Las toallas están dentro del baño en las repisas.―Gracias.― Le agradezco y luego como se da la vuelta y sale de la habitación.Entro al baño, prendo la luz y voy a la ducha para abrir la llave. Después regreso frente al espejo del baño y comienzo a admirar mi cabello lacio antes de que se vuelva ondulado, ya que la chica del salón me dijo que al tocar el agua se perdería el efecto porque no le pedí que fuera permanente. Me quito la playera que me prestó y veo mi cuerpo desnudo y sonrío al acordarme de todo lo que pasó anoche y
[Isabel]—¿Siempre fuiste así? — Le pregunto a Quentin mientras yacemos recostados en la cama envueltos en las sábanas.—Así ¿cómo?—De... ¿intenso? — Pregunto un poco sonrojada.—Me gusta el sexo ¿ a ti no? — Pregunta como si nada y sólo me cubro más con la sábana.Al parecer Quentin está cumpliendo su palabra y el hombre tímido, malhumorado y con ojos de tristeza ha desaparecido. Él se mete debajo de las sábanas y ve mi rostro.—No era tan así, tú me haces así, me provocas que
[Isabel]Después de horas besándonos y platicando en la habitación, por fin logramos salir de ésta para dirigirnos a nuestro café favorito, el que ahora se ha vuelto nuestro cuartel para ir y disfrutar unos deliciosos croissants y beber ese rico chocolate con crema batida que ha sacado una que otra risa cuando nos batimos con ella en los labios.Quentin como siempre tan gallardo, me toma de la mano mientras caminamos por la calle hacia el café, mientras siento que todas las miradas están sobre nosotros. No sé si se debe a que él es guapísimo y ahora en segundo aire lo está más, o porque nos bajamos de un carro último modelo que él mismo decidió manejar, así que sin preguntarme mucho, me dejo llevar y sigo sus pasos mientras él entra seguro a la boquera para ir
[Isabel]Comprar para una cena de Noche Buena, en plena Noche buena, ha sido la locura más grande que se me hubiese ocurrido, no sólo por las calles abarrotadas de carros y con las tiendas llenas de gente haciendo las últimas compras, si no por que la comida se vuelve una hazaña difícil de encontrar y la mayoría de las cosas están agotadas.Sin embargo, el menú que Quentin tenía en mente para nuestra cena improvisada fue de lo más sencillo, por lo que no fue tan difícil encontrar las cosas y mejor nos enfocamos en ver otro tipo de cosas, como el vino que tomaríamos y el postre que se nos antojaba comer para después.Cuando compramos todo, subimos al auto e hicimos una parada final en los edificios donde vivo, ahí hice una peque&n
[Quentin]Suena la alarma, la pago, me levanto de la cama y voy hacia el armario para tomar la ropa deportiva y bajar al gimnasio a hacer ejercicio, hoy tocan burpiees así que mientras escucho las noticias financieras, nacionales e internacionales me dedico a salta, caer sobre mis brazos hacer una lagartija y volver a subir. Parece ser que los festejos de Navidad me han pasado cuenta porque me siento más pesado, pero no me puedo resistir a la deliciosa comida que Isabel me hace.Termino de hacer solo setenta de los cien que siempre hago, nada mal, creo yo, así que antes de que empiecen las noticias de espectáculos salgo del gimnasio y me preparo para mi día. Esta vez no reviso correos ni los mensajes de Vivianne, si no que llamo inmediatamente a Isabel que ha pasado lejos de mí por motivos familiares.Último capítulo