[Isabel]
—¿Siempre fuiste así? — Le pregunto a Quentin mientras yacemos recostados en la cama envueltos en las sábanas.
—Así ¿cómo?
—De... ¿intenso? — Pregunto un poco sonrojada.
—Me gusta el sexo ¿ a ti no? — Pregunta como si nada y sólo me cubro más con la sábana.
Al parecer Quentin está cumpliendo su palabra y el hombre tímido, malhumorado y con ojos de tristeza ha desaparecido. Él se mete debajo de las sábanas y ve mi rostro.
—No era tan así, tú me haces así, me provocas que
[Isabel]Después de horas besándonos y platicando en la habitación, por fin logramos salir de ésta para dirigirnos a nuestro café favorito, el que ahora se ha vuelto nuestro cuartel para ir y disfrutar unos deliciosos croissants y beber ese rico chocolate con crema batida que ha sacado una que otra risa cuando nos batimos con ella en los labios.Quentin como siempre tan gallardo, me toma de la mano mientras caminamos por la calle hacia el café, mientras siento que todas las miradas están sobre nosotros. No sé si se debe a que él es guapísimo y ahora en segundo aire lo está más, o porque nos bajamos de un carro último modelo que él mismo decidió manejar, así que sin preguntarme mucho, me dejo llevar y sigo sus pasos mientras él entra seguro a la boquera para ir
[Isabel]Comprar para una cena de Noche Buena, en plena Noche buena, ha sido la locura más grande que se me hubiese ocurrido, no sólo por las calles abarrotadas de carros y con las tiendas llenas de gente haciendo las últimas compras, si no por que la comida se vuelve una hazaña difícil de encontrar y la mayoría de las cosas están agotadas.Sin embargo, el menú que Quentin tenía en mente para nuestra cena improvisada fue de lo más sencillo, por lo que no fue tan difícil encontrar las cosas y mejor nos enfocamos en ver otro tipo de cosas, como el vino que tomaríamos y el postre que se nos antojaba comer para después.Cuando compramos todo, subimos al auto e hicimos una parada final en los edificios donde vivo, ahí hice una peque&n
[Quentin]Suena la alarma, la pago, me levanto de la cama y voy hacia el armario para tomar la ropa deportiva y bajar al gimnasio a hacer ejercicio, hoy tocan burpiees así que mientras escucho las noticias financieras, nacionales e internacionales me dedico a salta, caer sobre mis brazos hacer una lagartija y volver a subir. Parece ser que los festejos de Navidad me han pasado cuenta porque me siento más pesado, pero no me puedo resistir a la deliciosa comida que Isabel me hace.Termino de hacer solo setenta de los cien que siempre hago, nada mal, creo yo, así que antes de que empiecen las noticias de espectáculos salgo del gimnasio y me preparo para mi día. Esta vez no reviso correos ni los mensajes de Vivianne, si no que llamo inmediatamente a Isabel que ha pasado lejos de mí por motivos familiares. [Quentin]Después de salir de la oficina, voy directo a mi piso para cambiarme de ropa y ponerme otra más cómoda pero elegante, aprovecharé para volver a repasar el plan de hoy y cuando supongo que todo está en su lugar, salgo de ahí para dirigirme al edificio de Isabel.El recorrido hacia allá se me hace lento, bastante, pero quiero pensar que tal vez es la emoción de que la veré de nuevo después de unos días y que ahora con ella me siento como adolescente enamorado que no puede pasar muy lejos de su amada. Debo admitir que cuando ambos colgamos por la noche siento esa sensación de vacío que me hace pensar ¿por qué ella no duerme conmigo a mi lado? ¿por qué no puedo despertar y ver sus ojos? ¿Por qué se tiene que ir? Aunque supongo que por el moNuevos inicios (2)
[Isabel]La mudanza sucedió, pero no al lugar donde yo pensé que pasaría, si no a un hermoso y elegante piso de dos plantas que Quentin por el momento me prestó para poder tener mi empresa y mi hogar cerca. La verdad no sé qué pensar, como es que todo está sucediendo tan rápido y sin que yo pueda controlarlo ¿Cómo pasé de ser sólo una nutriologa con aspiraciones a chef a la dueña de un negocio? ¿Cómo pasé de vivir en los edificios más alejados y baratos de la ciudad a vivir en este elegante lugar? Y lo principal ¿cómo es que Quentin Valois se enamoró de mí? Sí, dije que estoy no podía ser un cuento de hadas pero así parece, cada vez que lo veo siento que estoy viviendo en un libro y en el cual las páginas se van escribiendo día a día. Mi historia era fácil y mucho, a
[Isabel]Caminamos lentamente hasta la entrada del edificio y después nos dirigimos al salón que se encuentra en el primer piso de éste. Me tomo fuerte del brazo de Quentin para sentir un poco más de seguridad y al llegar a la puerta Vivianne nos recibe sonriente.—Buenas noches Señor Valois, Señorita Osher.—Dime Isabel.— Le recuerdo como siempre lo hago cuando salimos juntas.—Te ves hermosa Isabel.—Muchas gracias, tú te ves guapísima, el vestido te queda increíble.—Al igual que el tuyo.— Me responde y Quentin sonríe al ver que somos tan buenas amigas.Los tres entramos y de pronto las miradas están sobre nosotros. Sé que Quentin me dijo que desde hace mucho tiempo no venía a estos eventos, por lo que es normal que lo observen, pero también
[Quentin]Despertar al lado de Isabel es para mi una de las mejores imágenes y una de las menos frecuentes que tengo ya que ella no duerme junto a mi tanto como yo quisiera, por lo que aprovecho cada vez que puedo para hacer que ella se quede en mi piso.Así que abro los ojos poco a poco al no sentir su calor para percatarme que ella ya no está recostada a mi lado.—¿Corazón?— Murmuro y luego me levanto para ver en el resto del cuarto —¿Isabel? — Repito.Debo confesar que tengo un poco de curiosidad de saber lo qué le pasa, ya que ayer en la noche después de a fiesta, llegó un poco rara y simplemente quiso llegar a dormir. Así que espero que hoy que la lleve a desayunar me pueda decir que le pasa.Me pongo de pie, me pongo la playera que dejo siempre en la silla de al lado, y salgo de la habitación para verla
[Isabel]¡Roma! Jamás en la vida me imaginé que vendría a Roma y mucho menos de la forma en que llegué. Avión privado con un chofer esperando por nosotros al bajar de él y un guapo novio que me consiente más que nada en el mundo.Quentin toma mi mano mientras emocionada observo las hermosas calles de esta hermosa ciudad y admito que hasta el hambre se ha ido con tanta majestuosidad. Él viene hablando por teléfono en perfecto Italiano, dándole un toque no sólo intelectual pero sexy a su persona. Termina la llamada y besa mi mano para después sonreír.—¿Emocionada?—No tienes idea cuánto, en verdad es… ¡No sé que decir!—No me gusta dejarte sin palabras.— Me confiesa.— Pero a la vez me encanta tu expresión de felicidad y asombro ante todo