—Es consciente de lo peligroso que es esto, ¿Verdad? —advierte el mensajero caminando delante de Ferza y su marido.
—Lo sé, pero no puedo permitir que a mis hermanas les suceda algo —responde la princesa con convicción, pensando que no le importa a cuanto peligro se deba enfrentar con tal de asegurarse de salvar a su familia.—Entrar a ese lugar no será nada fácil, tanto un bando como el otro nos considerarán enemigos —señala Veida con preocupación sabiendo que eso se asemeja a un suicidio.—Existen antiguos pasajes subterráneos que fueron construidos por los antiguos emperadores para poder escapar fácilmente junto a tu familia en caso de una invasión —revela el mensajero creyendo que es la única posibilidad con la que cuentan para llegar al palacio vivos.—¿Y tú vas a guiarnos? Creí que estabas en contra de esta invasión, no entiendo la razón por no querrías ayudarnos —cuestiona el Hazudo con desconfianza.—He sido testig—¿Y eso? No esperaba esa fortaleza —interroga Kopuru al ver las paredes de troncos que rodean a la tribu Nagutu.—Las levantaron para poder protegerse de los cazadores nocturnos, unas bestias creadas por el difunto Jefe —informa el chaman dándose una idea de lo peligrosas que pudieron haber sido esas bestias.—Sí tuvieron que levantar esto para detenerlas no quisiera tener que estar en frente de una de esas cosas —murmura el cazador meneando la cabeza.—Esas cosas están muertas junto al hombre que las creó, a lo que esta tribu debe temer ahora es a nosotros. Después de todo es madera, va a arder con el fuego —declara el anciano sin preocupación.—Sí, aunque esto llevará más tiempo del que esperaba —se queja el muchacho levantando la mano en alto para indicar a los guerreros que apunten sus arcos hacia arriba para comenzar con la lluvias de flechas encendidas.—Tenemos tiempo para ver arder esta tribu hasta que solo queden ceniza
—Sé que puede llegar a asustarte, pero no hay razón para que lo hagas —susurra Tekay en su forma humana acercándose lentamente a Sayo, como si esperara que ella fuese a salir huyendo en cuanto tenga la oportunidad.—¿Qué fue eso? ¿Cómo lo hiciste? —pregunta la muchacha pasando la mirada del cazador al cadáver del cazador nocturno sin terminar de creer lo que sus ojos han visto.—Es lo que Colmillo Blanco, el guardián de mi tribu me entregó. Aunque no estoy seguro de con qué propósito lo hizo, yo… yo entenderé si ya no quieres que siga permaneciendo en ti tribu y cerca de ti —murmura el muchacho con la cabeza gacha al considerar que podría llegar a ser considerado un monstruo no muy diferente de la bestia que ha matado.—¡Claro que no! Por ti no puedo sentir más que gratitud, has sa
—¿Cómo es posible, madre? Yo no… no lo entiendo… —solloza Ferza con los ojos inundados de lágrimas al ver a la mujer cuya piel parece ser de piedra.—Mi pequeña Ferza, cuanto has crecido, ya eres toda una mujer. Hubiese deseado verte crecer, pero el hecho de tenerte frente a mí significa que mi sacrificio no ha sido en vano —murmura la mujer con la voz ronca y cansada.—¿Tú sacrificio? Tú moriste, es lo que nos dijo nuestro padre, que un grupo rebelde te había emboscado y asesinado —relata la muchacha sintiendo como si le estuviesen apresurado el corazón.—¿Qué morí? Supongo que era la explicación que mejor podrían asimilar, pero la verdad es que el Imperio que tu padre había heredado estaba en peligro de derrumbarse, a pesar de sus muchos intentos de afirmarse en el poder y unir a los pueblos, no lo conseguía. Yo sufría mucho al verlo al borde de la desesperación, por las noches incluso el sueño huía de sus ojos por las preocupaciones que abrumaban su
—¿Quién diría que ese maldito Ruger se levantaría a resistirnos? Creí que esa rata se doblegarse en seguida, pero según parece la posibilidad de tomar el lugar de su difunto líder le ha parecido más atractiva —afirma el Jefe del Norte a su subordinado mientras clava su hacha en el pecho de uno de sus enemigos que ha tratado de embestirlo.—Hay que reconocer que lo esta haciendo bastante bien, sobre todo al lograr mantener al ejército unido cuando su Emperador ya ha sido quitado de en medio —responde el subordinado disparando una flecha al cuello de un guerrero que intenta atacar al Jefe por la espalda.—Sí, aunque no es una sorpresa, siempre ha sido un embustero que es más hábil con las palabras que con las armas. Puedo asegurarte que ni siquiera debe estar luchando, ha de estar escondido en algún agujero mientras sus hombres mueren por él —espeta el anciano que a pesar de la insistencia de sus compañeros se ha negado a mantenerse fuera de la batalla.—
—¡Se han escapado, no puedo creer que hayan huido justo en frente de nuestros ojos! —exclama Kopuru al ver la tribu de los Nagutu vacía.—¡Así que esa m*****a niebla fue una cortina para ocultar que estaban huyendo, han salido como un montón de ratas! Malditos sean todos ellos —masculla el Chamán furioso por haber sido engañado de esa manera.—No pueden haber ido muy lejos, si se han ido todos habrá quienes los retrasen. Así que los alcanzaremos sin mucho esfuerzo, y además con la prisa que han salido de seguro ni siquiera se han molestado en cubrir su rastro —afirma el muchacho que si bien cree que es un contratiempo, por ahora no tienen otra opción.—¡Quemen todo, que no les quede ni dos palos juntos en pie! —ordena el anciano yendo en dirección al bosque para descubrir la dirección que han tomado esos fugitivos, la verdad es que no se le ocurre un lugar al que puedan haber ido.—Sé supone que eres tú el que siempre mantiene la men
—¿Por qué tendríamos que ayudarlos? ¿Ustedes solo nos han perseguido desde que salimos de la tribu? —reclama uno de los ancianos Nagutu mirando a los que han llegado a pedirles protección.—Reconocemos que nos hemos equivocado y que no merecemos su ayuda, pero no nos ha quedado más opción que venir a implorar su ayuda. Los Fuhure nos han atacado y nuestra tribu ha tocado fondo, hemos llegado al punto de que ni siquiera somos capaces de defendernos —expresa Jaitu con la cabeza gacha al saber que no tiene razones para reclamar que los ayuden.—¿Los Fuhure han atacado? ¿Acaso piensan comenzar una nueva guerra? —interroga una anciana con preocupación ante la noticia.—Fue un ataque sorpresa, ni siquiera tuvieron el honor de declararlos la güera. Simplemente llegaron y comenzaron a atacar con sus flechas encendidas fuego —espeta Morua a quien la idea de rebajarse ante esa gente para robarles no le hace ninguna gracia.—Sí una guerra se avecina
—¿Y Denia cómo sigue? —pregunta Enor mirando con preocupación a la muchacha gimiendo en sueños.—Nada bien, esas marcas siguen extendiéndose por todo su cuerpo, y parecen provocarle un agudo dolor —responde Cappoli con la voz empañada pon la impotencia de ver a su hermana en ese estado y no poder hacer nada para ayudarla.—¿Y ya has logrado que algún médico venga a verla? —interroga el joven sin ser capaz de hacerse una idea de lo que podría ser eso.—Los médicos del palacio la han visto y han dicho que nunca se han encontrado con algo como esto, aunque creen que puede llegar a ser algún tipo de brujería —informa la muchacha soltando un largo suspiro de pesar ante la falta de información clara.—¿Brujería? ¿Ella no mencionó algo sobre una bruja? ¿Crees que podría haber estado diciendo la verdad? —plantea Enor ante la falta de una respuesta más lógica.—Dijo algo sobre que una bruja quiere apoderarse de su cuerpo, pero eso me par
—Hasta aquí llega el rastro de la gente, pero no pueden haberse esfumado en el aire. Debieron haber cubierto su rastro desde aquí, por lo que no creo que estén muy lejos —indica Kopuru a la contemplando la cascada que cae enérgicamente.—Supongo que debieron haber hallado el refugio que buscaban, que los rastreadores busquen en cada rincón de toda esta área, cuando nos estemos acercando demasiado a ellos no tendrán más opción que atacarnos, y entonces nos terminaran de revelar su ubicación —ordena el Chaman dispuesto a no ser engañado de nuevo.—Por cierto, ¿Qué demonios ha sucedido aquí? Este bosque está hecho un desastre en esta parte —pregunta el cazador mirando los efectos del fuego en el lugar.—Ha de ser producto del Jefe Nagutu y sus cazadores nocturnos, lo cual nos indica que estamos en el lugar en el que él fue vencido —comenta el anciano paseando la mirada por todo el sitio intentando hallar el posible escondite de sus prófugos enemig