-Qué sorpresa, no creí encontrarte de nuevo y tan rápido.Atanasia apoya sus manos contra el mostrador.- ¿Qué pasa? Es como si hubieses visto a un fantasma.- ¿Me has seguido para que te entregue tu saco?- Valla, si te acuerdas de mí, creí que me habías olvidado.- Recuerdo tu cara, no tu nombre- ¿Enserio? Que pena, porque yo si recuerdo el tuyo.Atanasia mira de reojo hacia su acompañante.Christofer sigue la mirada de Atanasia dando con el guardaespaldas.-No me digas que él es tu prometido.- Oh no, él es… es mi hermano.- ¿Hermano? – pregunta el guardaespaldas sorprendido.- Sí, mi pequeño hermano me a acompañado a elegir un anillo.- ¿Pequeño? – se pregunta el hombre nuevamente.Claramente era más alto y fornido. Era un insulto para él se catalogado como pequeño, era como si sus horas en el gimnasio fueran en vano.-Y bien ¿Cómo se llama tu hermano? – pregunta Cristofer.- Eh…pues… No estoy obligada a darte el nombre de mi hermano, que chismoso eres.Christofer suelta una risi
Clarissa y Cristian recorren con la mirada al sujeto parado al lado de Atanasia.-No me digas que este hombre es…A Clarissa parece carcomerle el alma de la envidia y a Cristian su orgullo de hombre herido.-No, él no- interrumpe.- SI no comprarán nada, pueden retirarse- sonríe Cristofer con vanidad.- Cristian- habla Atanasia- ¿quieres que te patrocine el anillo que le darás a mi hermanita? – mete las manos en su bolsa- mi prometido me dio un cheque en blanco, lo que quiere decir que puedo gastar lo que yo quiera.- Cristian, vámonos. Recordé que tengo algo que hacer- dijo Clarisa pegándose a su brazo- mejor dicho, tenemos algo que hacer.Ambos se alejaron rápidamente como si estuvieran huyendo de la situación.Mientras tanto Atanasia respiró aliviada.-Puedo ver que no te llevas muy bien con ellos.- Algo así.- Tú y yo tenemos algo en común entonces.- Si tú lo dices.Atanasia cruza se agarra el antebrazo y comienza a mover su otra mano sobre ella.-Bien, tengo que irme.- Tenía p
Atanasia camina furiosa mientras recorría los pasillos de lo que sería su hogar. Pensaba en lo fastidioso que sería soportar aquel hombre por un tiempo indeterminado.“Estoy cansada” exclama quitándose los zapatosNada de lo que había en esa casa le aprecia atractivo.-Por lo menos está grande, de esta manera no me lo encontraré- habló en voz alta.Camina hacia su recamara y respira aliviada al ver que parece ser individual. Se acerca al closet y al abrirlo, las miles de opciones de vestimenta para usar en la noche aparecieron frente a ella.Todos los vestidos eran algo anticuados y recatados. Esto la molestó mucho porque en ningún momento habían quedado en que ella vestiría como una mojigata.Dar ordenes sobre que no podía estar a solas o hablar a solas con un hombre era aceptable, pero indudablemente lo que estaba haciendo era pasarse y Atanasia tenía un limite para todo.Abrió como loca cada uno de sus cajones hasta hallar con lo que tanto buscaba; unas tijeras.Tomo un vestido de
-Atanasia, vayámonos de aquí.- ¿Creíste que con traer a esta mujercita aquí nos olvidaríamos de tu relación con Yura? – dijo su madre impidiendo el paso- y tú- agregó dirigiéndose a Atanasia, prefiero ser clara contigo ahora mismo que andar comportándome como una mujer amable ante alguien que no me agrada.- Edmon ¿Quién es Yura? – cuestiona Atanasia.- Nadie importante.- Bien.- ¿Nadie importante? No tienes que fingir…- Señora- interrumpe Atanasia ya harta de la situaciónPese a la diferencia económica que había y que Atanasia no estaba en una situación en la que podía interponerse, no toleraría ese tipo de actitud. Ni si quiera las señoras del Facebook se salvaban de una discusión con Atanasia quien era una chica de carácter fuerte.-Por lo visto fue una mujer importante para él, debido a que usted lo menciona, pero no importa que tan relevante haya sido ese personaje, es parte del pasado, yo soy el presente y futuro de su hijo ahora- respondió segura de si misma mostrando el ani
- ¿Qué más puede haber? Solo fue una promesa, una promesa muy valiosa para mí- dijo dándole la espalda a su esposo- tal vez deberías ir a dormir, mañana tienes una salida ¿No?- Como todos los días.- Entonces hasta mañana, yo me quedaré a verificar que limpien todo.- Esta bien.- Ah, Antony, no olvides hablar con Edmon sobre lo que pasó hoy.- Hablaré con mi hijo, pero no sobre lo que tú quieres, con permiso.La mujer hace una mueca y se da la vuelta.Mientras tanto Edmon conduce de manera acelerada de retorno hacia la mansión que había elegido para llevar a cabo la obra de teatro.- ¿Puedes ir más lento? – se queja Atanasia quien va aferrada al cinturón de seguridad.Él no le hace mucho caso y sigue el mismo ritmo.-Te dije que disminuyas la velocidad ¿Acaso quieres matarme de un susto? – exclama.- El día de hoy no salió como esperaba- se queja- Tal vez si hubieras ido vestida de acuerdo a mi nivel, esto no hubiera pasado.- ¿Qué? ¿Ahora resulta que yo tengo la culpa?- En parte s
A la mañana siguiente Atanasia se puso de pie desde temprano, lavó su cara y sus dientes, luego de eso se vistió de ropa deportiva para salir a correr. Al bajar apresuradamente las escaleras, la voz de Edmon la sorprendió. - ¿A dónde vas? - interroga mientras se acomoda el reloj de la muñeca. - Saldré a correr. - ¿Cómo puedo estar seguro de eso? - No veré a alguien más si eso es lo que piensas y te informo de una vez que regresando iré al hospital a ver a mi abuela. Él se queda observándola desde su distancia -Usted ha comprado mi tiempo Sr. Edmon, más no mi libertad. Él pinta una sonrisa apenas visible. -Trata de no llamar mucho la atención. Luego de esto salió antes que Atanasia. Por la forma en que iba vestido, parecía que asistiría a una reunión importante. Atanasia no les prestaba atención a sus asuntos, pero notó de lo atractivo que lucía con ese traje. -Buenos días, Sr. ¿Lo llevo a la reunión? Él lo piensa por unos segundos. -Solo por hoy, a partir de mañana, estar
Al ver el ceño fruncido de aquel hombre que ella jamás había visto enojado, entonces comprendio que actúo de mala forma. ¿Qué pasaría ahora? era lo que se preguntaba ahora. ¿Va a golpearme? El solo pensarlo hizo que su cuerpo temblara. Atanasia estaba asustada, no por le hecho de que quizà serìa golpeada, sino por el amargo recuerdo que eso le traìa. Cuando èl alzo la mano, ella no hizo mas que cerrar los ojos y apretar los dientes. "Estoy acostumbrada a esto" fue lo que penso. Grande fue su sorpresa cuando las manos grandes y fuertes solo se posaron sobre su cabeza para alborotarle el pelo. Cuando ella abrio los ojos, se encontro con la sonrisa gentil de ese sujeto. -Eres valiente. - ¿Porque?- pregunta despistada. - Porque te atreviste a golpearme. - Yo lo lamento tanto, solo me dejé llevar, lo siento. - Rara vez encunentro a personas como tú- dijo mirando hacia el cielo despejado. - ¿Como yo?- Sí, tan anormales- dijo con burla. - Con que así luzco antes tus ojos. -
Athanasia había llegado un poco tarde a visitar a su abuela debido al tráfico. Pero antes de que pasara a solicitar el permiso para visita, una de las enfermeras la llamó a recepción. -Señorita Athanasia, lamento informarle esto, pero... -la enfermera mira con pena a Athanasia antes de continuar- su abuela ya no puede permanecer más tiempo aquí. -¿Qué?- pregunta exaltandose- pero si... La enfermera le entrega un folder negro. - Nadie ha pagado su estancia de esta última semana, como sabrá, este hospital no es nada piadoso, así que... Seguramente su madre al enterarse que ella se casaría con un hombre rico, dejó de hacerse cargo de su abuela. La sangre que Athanasia donaba a su hermana, era con la condición de que su madre pagaría los gastos del hospital de un año. Valla sorpresa que se dió al ver la cantad de ceros en aquella hoja. Se lleva una mano en el mentón pensando en como conseguir esa cifra. La respuesta aparecía en su mente, pero se negaba a considerarlo.