cap.6

Cap. 6

En la oficina.

El elevador y las puertas se abren dejando ver al CEO frío y despiadado de siempre Bruno Miller.

"Buen día jefe, deje en tu escritorio todos los documentos que necesitan su firma urgente."—dice Álvaro quien camina a su lado y entran juntos a la oficina, tras cerrar la puerta con seguro.

"Y bien, cuéntame todo jefecito cuando será la boda y a dónde la vas a llevar de luna de miel y que tal en la noche de..!"—bruno le arroja una tortuga de madera pequeña que tiene de decoración.

"Ah carajo"—dice Álvaro mientras se soba el pecho del dolor—"eso dolió."

"Tu voz duele en mis oídos, quieres morir.?"—lo fulmina con la mirada.

"Este no es momento para bromas.

Así que tú buen humor sigue de vacaciones, entiendo."—dice fingiendo molestia.

"Que paso con Lorenzo en mi ausencia?"—Álvaro se pone serio sabe que es hora de trabajar.

"El señor Miller de nuevo trato de investigar a dónde irías de viaje por suerte borre todo rastro".—le acercó la tablet para que viera su agenda,

Buen trabajo como siempre, necesito que te encargues de la ceremonia de boda.

"Lo sé, ya estoy en eso, tengo el itinerario casi listo".—Álvaro sabía todo sobre su matrimonio falso, era el único en quien podía confiar.

"Aunque sigo pensando que no está bien, se que es por una buena causa."—en el fondo Álvaro quería que el fuera feliz con quién fuera y olvidará ese amor adolescente que tuvo algún día.

"No es asunto tuyo."—dijo Bruno mientras fruncía los labios, también el sabía que su amigo solo quería lo mejor para el, así que no podía molestarse por eso.

Mientras tanto en la mansión Miller Irene despertó a las 11 de la mañana y solo porque se moria de hambre.

Se dio una ducha rápido y de nuevo fue todo un dolor encontrar algo decente que ponerse hablando de la ropa interior, todo era tan transparente y de encajes.

"Las mujeres ricas solo usan esto tan pequeño?"—pregunto a su yo del espejo, claro era bonito pero no dejaba nada a la imaginación.

Sin más remedio usó lo más decente que encontró y optó por unos jeans de mezclilla y una blusa de tiras un poco holgada color blanca.

Cuando estaba bajando las escaleras un delicioso aroma lleno sus fosas nasales, lo que hizo que le gruñera el estómago.

Con cautela entro en la cocina, pensó que era Bruno quién estaba ahí cocinando.

"Buen día se,.."—se detuvo en seco al ver a una señora de mediana edad ahí dentro.

"Oh querida, usted debe ser la señorita Foster!!"—la mujer la mira con un brillo especial.

"Si, hola es un placer."—dijo regalándole una gran sonrisa.

"Yo soy la nana lili."—le hizo señas con su mano—"Pasa querida el desayuno está listo, mi niño me dijo que despertarías tarde por el viaje de ayer, enseguida le sirvo."

"Ya veo, claro"—aunque Irene estaba un poco decepcionada de comer sola también moría de hambre.

Cómo podía pensar que el estaría aquí a estás horas, seguro era un adicto al trabajo, mira que irse tan temprano después del viaje tan largo de ayer.

"Señora Lili, me gustaría que me hable de manera informal".—la nana se sorprende por su petición.

"Señorita, usted será la señora Miller, nadie que quiera conservar su empleo se atrevería a hablarle de manera informal."—le dice amablemente.

"Por favor no se lo pida a nadie mas, se que es difícil pero deberá acostumbrarse."—le pone su desayuno en la mesa y acaricia su cabello.

Usted es realmente muy hermosa.

"Muchas gracias y discúlpeme por favor, por ponerla en una situación difícil."—la señora se retira para que ella desayuné.

Irene débora su desayuno en un instante y cuando por sin está llena, comienza a pensar en todo lo que ahora tiene que aprender.

Y así pasan los días para Irene, solitarios y aburridos, desayuna come y cena ella sola, la casa siempre está sola excepto por la señora Lili.

Bruno nunca está en casa, desde que llegaron no lo ha vuelto a ver, llega cuando ella se a dormido y se va antes de que ella despierte.

Ante esta situación Irene comienza a sentirse un poco molesta, así que decide enviarle un mensaje.

*Irene

>>Señor prometido, acaso sigue vivo?, O tendré que buscar otro esposo?<<

En medio de la junta la pantalla del CEO se ilumina, de reojo alcanza a ver qué es un mensaje de la pequeña mujer que a estado evitando apropósito.

La verdad es que también tiene muchas ganas de verla pero no quiere ceder ante este sentimiento, ahora que lo piensa, ella se parece un poco a su amor perdido, quizá por eso aveces tiene ganas de besarle esos labios rosas y carnosos que tiene.

"Señor, señor?"--Alvaro lo interrumpe sus pensamientos antes de que la junta se de cuenta de que está perdido sabe dios donde.

Bruno se aclara la garganta y frunce un poco el seño, desde hace días que esa mujer se a instalado en sus pensamientos y a decidido quedarse ahí, al pensar en eso se siente molesto.

Pronto empieza a desquitarse con todos en la junta, y el resto del día toda la empresa sabe que el CEO está de pésimo humor así que se andan con pies de plomo.

*Irene

>>Bien, entonces supongo que iré a buscar un nuevo esposo para no estar tan sola<<

*Bruno

>>Quieres morir?<<

jajaja así que sigues vivo eh.--Irene se divertía de haberlo provocado.

*Irene

>>así que ahí estás, supongo que sigues vivo, es una lástima.<<

Al leer el mensaje que ella le envío Bruno frunció el seño, acaso lo estaba provocando?, así que estaba aburrida, entonces el le daría algo que hacer.

"Necesitas algo?"--dijo Álvaro asomándose desde la puerta.

"Entra y cierra la puerta."-- y una vez que estuvo que cerró la puerta.

"Quiero el itinerario para ahorita."-- dijo Bruno apretando los dientes

"Aún faltan algunos detalles"--dijo rápidamente el asistente, y ahora tenía curiosidad de que había hecho la chica para que Bruno se molestará así.

"Deja todo lo demás y terminalo hoy".-- dijo Bruno azotan su mano en el escritorio, lo que hizo que su amigo se sobresaltara.

"Si jefe"--fue lo único que pudo decir antes de desaparecer y ponerse a trabajar.

Solo Álvaro podía lidiar con el mal humor de Bruno pero había ocasiones como está que no siquiera el podía calmarlo.

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