”Quieres que hable, pero no me dejas hacerlo”. Ella me mira con el ceño fruncido.

“No me pasará nada”, le digo con confianza.

“A ti no, pero a mí sí”. Sus ojos están muy abiertos en lo que las palabras salen de sus labios.

“Te estás subestimando a ti misma. Damien cree que no has alcanzado todo tu potencial y Silas, el único hombre aquí que sabe de Serkan, está seguro de que eres más poderoso que él”.

“Sé de lo que soy capaz. He hecho cosas que nunca pensé que sería capaz de hacer”. Ella baja la mirada. “Solo necesito que me prometas que si pasa algo, estarás allí para los niños. Y las niñas, si es que llegan aquí. Solo necesito saber eso”.

Mi mano toma su rostro, con su mandíbula descansando en el espacio entre mi pulgar y mi índice, y la fuerzo a mirarme. “No voy a ningún lado y tú tampoco lo harás. ¿Lo entiendes?”.

Una pequeña arruga aparece en su entrecejo en lo que me asiente con la cabeza. Ella entonces respira hondo. “Todavía me sorprende haber durado tanto con vida”.

“Sé