Pido la cuenta y el mesero que había tratado de convencer a Neah de tomar un poco de vino se acerca a toda prisa. Sus mejillas tienen ya el color de una remolacha. Apenas puede mirarnos a los ojos. Neah aprieta los labios formando una fina línea, pero veo que sus hombros suben y bajan mientras intenta no reírse.

Mientras caminamos hacia el coche, Neah une su brazo al mío, casi molestándome como una niña pequeña, preguntándome adónde nos dirigimos.

"Ya lo verás".

Conduzco una hora más hasta la costa. Hace mucho tiempo que no venía por aquí. Solía llevar a Jenson y Raven todo el tiempo cuando eran pequeños, pero a medida que crecieron, el viaje se convirtió en algo solo para mí. Un lugar donde podía despejarme. Un lugar de paz mientras escuchaba el mar chocar contra la arena antes de volver a arrastrarse.

Llevaba casi cuatro años sin venir aquí.

Neah guarda silencio cuando el coche se detiene. Se desabrocha lentamente el cinturón de seguridad y se apoya en el tablero, sonriendo a la