Neah

“¡Detente!”, grita el Alfa Dane. Sus ojos carmesí están sobre los míos a pesar de que está mirando a Devon.

"¿No quieres justicia?", me pregunta Devon. "¿Por todo lo que te hicieron?".

“Es suficiente”. Los ojos del Alfa Dane se desvían hacia él. “Ni una palabra más. Neah ha sido clara”.

“Solo digo… La manada es suya. Ella puede reclamarla y tomar su legítimo lugar como Alfa de los licántropos”.

“Y yo te digo que dejes de hablar. Ahora mismo. Solo responderás preguntas. No la presionarás con tus propias ideas. ¿Está claro?”.

El ceño de Devon se arruga un poco, pero hace caso y cierra la boca.

Salvo por los ojos, se parecía un poco a mi padre, bueno, a lo que yo recordaba de él. Me resultaba difícil recordar cualquier imagen de mi padre, excepto la que me atormenta. El recuerdo de la sangre goteando por su cara mientras era arrastrada lejos.

“Dijiste que todos lo sabían”. El Alfa Dane está frente a Devon. ¿Estaba tratando de intimidarlo? “¿Cómo?”.

“Mi espía me lo dijo”.

“